La propuesta de este tema despertó gran interés y variedad de opiniones en nuestro equipo de trabajo, madres de adolescentes, docentes…. todas involucradas en estas nueva y ya no tan nueva «costumbre».
Lic. Adriana Ceballos – @Adriceballoscoachflia
la celebración del último primer día (UPD)está presente la cultura adolescente, de algunos ambientes. o grupos sociales. Tiene lugar los domingos por la noche, previa al comienzo de clases, y con connotaciones de diversión descontrolada.
Una nueva modalidad que se suma a los viajes de egresados, a las fiestas y otras celebraciones que, según cómo estén encaradas, impiden que los hijos se desarrollen de manera sana y natural.
Los chicos se reúnen en una casa o un espacio acordado, toman alcohol, escuchan música y luego de celebrar a su modo, llegan a la escuela sin dormir y, también con con los síntomas de consumo excesivo de alcohol, cuando no de alguna sustancia más fuerte.
Aunque son muchas las etapas que se despiden o reciben mediante ritos, con festejos tradicionales que colaboran en la incorporación y aceptación de la etapa en cuestión. Sucede con las fiestas de 15, el final de una carrera: cada situación amerita un rito diferente. Pero, qué pasa cuando ese rito está teñido de descontrol? ¿Qué pasa con los padres que no se cuestionan estas costumbres?
¿Qué pasa con los padres que no se cuestionan estas costumbres?
Si nos centramos en el descontrol, podemos preguntarnos qué nos pasa a los padres con el propio descontrol. El botiquín de la casa con medicamentos que utilizados sin anuencia del médico, pueden provocar dependencia, la presencia del alcohol, un hábito peligroso si se abusa de él. ¿Cómo manejamos nuestra diversión, cansancio, nuestra asistencia a obligaciones cotidianas?
Otro punto interesante de abordar, es la dificultad a la hora de poner limites: el miedo al rechazo de los hijos atenta contra la autoridad que necesitan, el miedo al conflicto con el fin de mantener “la paz familiar“. El miedo al límite que es tan necesario para los hijos.
Afecta también una identificación excesiva con la adolescencia/juventud: algunos padres pueden sentirse más cómodos relacionándose como amigos de sus hijos, en una suerte de nostalgia de todo aquello “que no vivieron” en su momento.
El centro educativo
La responsabilidad y el fin de un centro educativo es diferente al festejo en un salón de fiestas, un boliche o un club de amigos. en esta línea, también, hay situaciones que, por ser costumbre de muchos, no significa que sean saludables y buenas.
A veces, no está suficientemente presente la prohibición de consumo de alcohol en menores de 18 años, cuando la mayoría de los futuros egresados lo son. Y no solamente por una cuestión legal sino también por el riesgo a la adicción junto al impacto en su organismo.
Estos temas como otros es urgente y necesario que se traten y compartan en la comunidad educativa en el medio de la realidad social que quizás no acompaña.
Para pensar y actuar:
– Tener claro y consensuado padre y madre, qué clase de educación vamos a dar.
– Establecer límites y reglas claras y realistas que los hijos comprendan, y aplicar consecuencias coherentes y proporcionales a aquello que no fue respetado.
– Escuchar para «acordar» las necesidades y deseos de los hijos.
– Que la comunicación sea abierta y honesta, resaltando la confianza para lograr relaciones saludables y positivas para el futuro.
– Ser un buen modelo a seguir, coherente y digno.
Colaboremos junto con la escuela en el armado de ritos saludables, memorables y divertidos, desde ese lugar de líder y guía responsable que trabaja para brindar apoyo emocional, y grandes oportunidades para el crecimiento y desarrollo de los hijos.
Muchos establecimientos educativos los reciben con resignación y paciencia, avalando así este festejo. Otros en cambio, avisaron a la comunidad que no permitirán que los chicos entren sin descansar a clase y ofrecieron, en cambio, un buen desayuno festivo de bienvenida compartido, o no, con los padres de los chicos.
Y, después de años de esfuerzo y educación, transmiten también a sus alumnos la responsabilidad del buen ejemplo a los compañeros menores de las promociones que los siguen.