Una gota de Dignidad. ¿Querés ser parte de la solución?

Te presento al empresario Damián Mazzotta, llegó a Los Ángeles hace 10 años y, sin abandonar la consultoría de empresas, cada vez concentra más su atención y acciones en la comunidad.

Por Dra. María Amalia Caballero – Periodista – @mariaamalia.caballero.9 – direccion@sembrarvalores.org.ar

Nos habla del privilegio de dar, de brindarte para algo a alguien.

Soy fanático de Netflix, cualquiera le dedica entre 10 y 20 horas semanales… me pregunto si 10 de esas horas no podrían ser para servir al otro. Alguien que necesite un rato de conversación solamente para ser escuchado, otro que necesite comida o abrigo. Y pasamos de largo.

Vivimos en el mismo barrio, en la misma calle, uno tiene techo y el otro, no. Es verdad que puede haber historias de droga, de violencia. Tal vez, por eso mismo necesita atención y cuidado.

Con algunos amigos hablábamos sobre esto y pensábamos en acercar soluciones. Así conseguimos el primer “camión – ducha” y comprobamos cuántas cosas cambian en una vida, simplemente por estar limpios.

Hoy somos cuatro organizaciones que trabajamos juntas y, además de hacer ,“medimos los resultados”. De esta manera, pudimos presentarnos primero entre amigos, después fuimos a las empresas y en último término a los gobiernos comunales que nos están apoyando. Para pedir los recursos, antes hicimos nuestro camino.

La ducha es una necesidad obvia para poder interactuar.

Trabajando juntos

Desarrollamos un Programa donde tenemos jóvenes desamparados que están yendo a la Universidad, les estamos dando techo, ayuda de salud mental y todo lo que necesitan para obtener un buen trabajo y terminar su carrera. El gobierno esto lo entiende, son unos años en que el Estado aporta para que el estudiante tenga estos logros, pero será un ciudadano que pagará sus impuestos toda la vida.

La preparación necesaria para una entrevista de trabajo la reciben los estudiantes, pero no solo ellos, hay otros que pueden acceder a otras tareas y que necesitan aprender a presentarse.

En el departamento de salud mental, como otras organizaciones, se dieron cuenta de que la ducha era una necesidad obvia para poder interactuar. Para entrar a un café, para poder conversar cara a cara, si la persona está sucia y tirada en la vereda, la gente pasa de largo, lo mira de arriba, y el otro se sabe discriminado y está a la defensiva…

También hay otras organizaciones ocupándose de los documentos, no los tienen porque en la calle se pierden y, a veces, se los roban. Es muy difícil cuidarlos.

Después está toda la acción que hace cada uno los privados con iniciativa propia.

Las tres T

-Sin duda es una experiencia súper interesante, organizaciones que trabajan juntas, esa gota que cada uno independientemente puede sumar. Pero, en algunos países, como Argentina, no tenemos una ley que dé sentido al trabajo de estar organizaciones y enfrentamos una costosa y pesada burocracia que muchas veces termina asfixiando estos emprendimientos. ¿Cómo es tu experiencia y por dónde empezar?

-Es verdad que en Argentina es más complejo por la burocracia. En los Ángeles es muy simple te presentás y muy rápido podés estar trabajando.

Ante esta realidad, yo suelo pensar en las tres T que son necesarias para cualquier emprendimiento, porque una ONG es también un emprendimiento. La primera T es el Trabajo, gente dispuesta a trabajar, la segunda es el Talento, que esas personas que se suman a trabajar reúnan los talentos necesarios para el objetivo de la organización y la tercera significa Tesoro, los medios económicos para sacarla adelante.

En tu libro decís: Acaso si hay tanta miseria rodeándonos, ¿no somos todos un poco miserables? Es muy fuerte para pasar de largo…

-Si tengo el privilegio de tener un techo, de comer todos los días, de estudiar, de trabajar y veo la gente en la calle. Paso de largo, me quejo por tener esa persona ahí tirada, soy un poco miserable.

Si no hago nada por vivir en un lugar mejor, donde no haya gente en la calle, soy un poco miserable.

-Si todo mi compromiso cívico se reduce a emitir un voto y después no hago nada más que quejarme, soy un poco miserable…

Hoy somos 20.000 voluntarios, 100.000 duchas. 30 de los actuales colaboradores, estuvieron en la calle.

Una experiencia, necesitamos ponerle una cara a esta historia.

Una de las cosas, que más me impacta, son las historias de las mujeres y es natural, todos tenemos una madre y un entendimiento de cómo la sociedad hace las cosas más difíciles para ellas. La realidad de la calle es que nueve de cada 10 mujeres serán violadas o sufrirán algún tipo de abuso.

Me senté a charlar con dos señoras.

-La realidad de la calle es que nueve de cada 10 van a ser violentadas o sufrir algún tipo de abuso.

Una de ellas me contaba que su madre había enfermado y no podía pagar una persona para que la cuidara. Era difícil y le resultaba más accesible, dejar su trabajo y hacerse cargo de todo. Esta decisión habla mucho acerca de esta mujer haber decidido dejar los suyo, su trabajo, su proyecto, por su mamá.

Cuando falleció su madre se quedó con la casa, pero no conseguía trabajo, pasaron los meses, no podía pagar la casa ni los servicios. Empezó a vender las cosas que tenían. Hasta que tuvo que dejar la casa y se quedó en la calle. Sonreía agradecida, me siento mujer en este momento.

Esa gota, el uno a uno, vale.

Siempre quiero solucionar las cosas, empujar para un cambio. Por ahí nos parece que lo mínimo ,que podemos hacer, no cambia nada. Todos necesitamos alguien que nos mire, nos escuche, nos extienda una mano. Que haya diálogo, convivencia que esta gente sea reconocida.

Problemas seguirá habiendo.

Historias, todos tuvieron una familia, un momento en que se generó una ruptura y quedaron desolados. Hay gente de todas las edades, mucha gente que vive en lugares muy pequeños, es frecuente, que varias personas vivan en un mismo ambiente y que, eventualmente, uno tenga que quedar afuera.

Muchos de ellos son estudiantes. No son gente que está en situación de calle. Han tenido problemas en sus hogares, violencia doméstica, muchas veces, pero no los ha frenado a decir: yo voy a ir a la universidad pero, tampoco hay un sistema que diga: yo voy a ayudarte.

Veníamos con un taxista y se hablaba de los funcionarios que viven en lugares tan alejados de la realidad. Hablar de seres humanos genera más conciencia. Acompañado de lo métrico, esta historia es real.

El Libro

Damián publicó un libro muy interesante para aprender de su historia y compartir experiencias e inspiraciones para muchas iniciativas que ya existen o puedan servir. El no lo dice, es María Laura Caruso quien nos lo informa:

Las ganancias por las ventas del libro serán donadas al “Convenio San José”, dirigido por el Padre Pepe Di Paola. Brinda formación en oficios para la salida laboral de jóvenes en situación de riesgo. Más información en: https://www.unagotadedignidad.com, también @lideditroialarg lo está vendiendo en su plataforma para ayudar con lo operativo, nos informa @mlaucaruso GRACIAS POR TU COMPROMISO

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