Trotamundos

Trotar el mundo… conocer gente, crecer como persona, valorar lo que tengo, sentirme más seguro, decidir por mí mismo, trabajar, estudiar, recorrer…

MARIANA AGUIRRE DE FERRECCIO | ORIENTADORA FAMILIAR | MARIANFERRECCIO@GMAIL.COM
MONIQUE ALVARADO | ORIENTADORA FAMILIAR | ALVARADOMONIQUE@GMAIL.COM

En un café de amigas una madre comentó: “¿Por qué será, que cada vez son más los jóvenes que se toman un semestre o un año sabático?” Algunas afirmaban que los chicos querían conocer otras realidades y costumbres.
Otras opinaban que necesitaban salir del “tupper”. Una asintió que en el caso de su hija fue porque buscaba encontrarse con ella misma y ver cómo se desenvolvía frente a diferentes situaciones.

Año sabático

Los chicos llaman año sabático a un tiempo que algunos se toman para viajar, conocer diferentes lugares, culturas, realizar alguna actividad particular, como trabajo comunitario, cursos para fortalecer un segundo o tercer idioma, pasantías laborales o para ver qué hacen de sus vidas. Esta tendencia, que hoy pisa fuerte entre los jóvenes entre 18 y 30 años, debe su nombre al gap (vacío en inglés) que se produce entre una etapa de la vida y otra, y que muchos buscan «llenarla» emprendiendo un viaje. El término gap travel fue utilizado por los ingleses luego de la Segunda Guerra Mundial, cuando se veía con muy buenos ojos  que jóvenes británicos viajaran por el mundo como posible medio para fomentar la paz mundial; pero no fue hasta la década de los 90 que esta tendencia tomó fuerza y adquirió un nuevo enfoque. Los gappers o «trotamundos» según los  sicólogos, suelen ser creativos, tienen un espíritu aventurero, salen al mundo en busca de innovación y, en algunos casos, también para resolver sus propias frustraciones. Entre los especialistas las opiniones están divididas. Como beneficios de esta modalidad destacan que brinda una oportunidad para madurar y adquirir responsabilidades distintas a las que se requieren en el colegio o universidad. Aunque también advierten el riesgo que implica el hacerlo en la mitad de los estudios porque se pierde el ritmo de estudio y después cuesta demasiado recuperarlo.

¿Cuál es el verdadero fin?, ¿es el mejor momento?, ¿habrá que resolver ciertos temas antes?, ¿cuál es el costo de dejar un buen trabajo?, ¿qué responsabilidades tiene frente a lo recibido?, ¿qué pasará con sus compromisos?

En busca de un sueño 

Alexa, de 21 años, que se tomó un año sabático, nos cuenta: “Había dejado la facultad a principio de año y no tenía todavía definido cómo seguir. Con una amiga, que estaba en la misma, se nos ocurrió hacer un viaje. Averiguamos un poco, nos recomendaron que fuéramos a Nueva Zelanda. “En ese momento yo no estaba bien conmigo misma. Me sentía encerrada, viviendo en una rutina constante y muy insegura de mí misma. Necesitaba un cambio urgente. Creo que esas fueron las principales razones para realizar este viaje. Se dio la oportunidad y sin pensarlo mucho fui para adelante. “En ese año hice muchísimas cosas y aprendí más. Hice cosas que nunca pensé que iba a hacer. ¡Mi primer trabajo fue de basurera! Después trabajé en viñedos, en fábricas empacando kiwis y manzanas, y hasta en un vivero. Cuando terminaba la temporada de trabajo nos mudábamos a otra ciudad. “El viaje para mí fue muy positivo, me ayudó a cambiar en varios aspectos. Crecí como persona y me ayudó a sentirme más  segura, a valorar lo que tengo, a ser más abierta con las demás, a mirar la vida de una manera diferente, a no vivir a full todo el día. Aprendí a arreglármelas por mi cuenta. Hubo momentos del viaje en que me encontraba totalmente sola y no tenía con quién consultar las cosas. Así que, la única decisión que tenía era la mía. “Los primeros cuatro meses viví en un hostel. Recorrí muchos lugares. Conocí personas de todos lados y siempre me abrieron la puerta. No importaba de dónde venías o cómo pensabas, todos estábamos viajando, lejos de nuestras familias y viviendo experiencias parecidas. Eso nos unía, nos hicimos muy amigos. También tuvo cosas que me costaron, me dolió perderme las cosas que pasaban acá. “La vuelta me costó un poco, principalmente porque estaba en otra. Los últimos meses había vivido de backpacker viajando por ahí y ahora la realidad era otra. ¡No quería volver a la rutina! Con mis amigas, al principio, tampoco me entendía mucho. Hubo muchas cosas que habían vivido juntas y yo no había participado, y por ende, tampoco entendía. Pero después de un tiempo logré incorporarme. Ahora, la verdad que ya estoy en ritmo de vuelta. “Si pudiera lo volvería a hacer, pero primero quiero terminar la facultad” Como la moneda, tiene dos caras. Es un año para aprender de la experiencia, de conocer otras culturas, otras formas de ver el mundo y tener la posibilidad de comenzar un nuevo proyecto a partir de todos estos conocimientos. Pero un año sabático tiene un costo, aunque no es sólo el económico –destaquemos que puede llegar a costar entre 10.000 y 30.000 dólares según dónde y cómo se resuelva el comer y dormir. Existen varias posibilidades de cubrir estos montos. Puede ser a través de un trabajo remunerado en los lugares que se visiten o tomando parte en un programa de voluntariado en una ONG que facilite alojamiento y comida a cambio de colaboración y esfuerzo. Para esto, no basta con darle vuelta al mapamundi en Google Maps y señalar un punto de destino al azar. Se trata de reconocer qué es lo que más te gusta hacer y en qué podrías ser bueno, cómo podrías ayudar más a quienes viven en condiciones difíciles.

[notification type=»information» title=»EXPERIENCIAS»]Teófilo (19) ¿Qué te llevó a hacer este viaje a Australia? La idea fue de un muy amigo. Él no estaba muy bien anímicamente y cuando nos encontrábamos, me hablaba del viaje que estaba planeando. Terminé prendiéndome. Pensé cuánto iba a significar este viaje para mí, la verdad que fue una gran decisión. Recién habíamos terminado el colegio y muchas ganas de arrancar a estudiar de nuevo no teníamos. Por esto me pareció un buen momento para hacerlo. Estoy convencido de que después de la facultad no lo hubiese hecho, por diferentes razones. Por ejemplo, te metés en una relación o te sale un buen laburo. ¿Qué fuiste a buscar o a encontrar allí? Teniendo en cuenta la edad y las dudas acerca de lo que quería estudiar pensé que me ayudaría a resolver. ¿Por qué elegiste Australia? Yo ya había ido antes con mi familia así que sabía de qué se trataba. Me había gustado mucho. Sin embargo el viaje con mis amigos fue muy distinto. Conocimos lugares nuevos e hicimos cosas que nunca habíamos hecho. ¿Lo harías solo? Sí, lo haría solo, pero creo que es muy duro, sobre todo al principio. Aunque el estar solo te obliga a relacionarte con la gente del lugar y los que están en la misma que vos. Si bien hacerlo solo es positivo, yo recomendaría hacerlo con amigos. ¿Qué experiencia trajiste de allá, en lo personal, laboral, amistad…? Aprendés a manejarte solo, te encontrás con vos mismo, aprendés más de vos. Al convivir con muchas personas te hacés muchos amigos. Aunque te sentís un poco desencajado porque los europeos hacen el viaje a los 22, al terminar la facultad. Otra cosa que me sumó experiencia fue haber trabajado en un campo y el viaje que pudimos hacer con la plata que ganamos. Alquilamos un auto y recorrimos gran parte del país.[/notification]

Momento de decisiones

La actitud de los padres puede ser muy distinta según la edad y circunstancias del hijo que elige hacer este viaje. Por un lado está el temor a lo desconocido pero también el miedo de que pueda elegir no volver o porque lo ven poco maduro y en una búsqueda que consideran que no está afuera sino dentro de él. La dificultad económica para financiar esta aventura y tantas otras preocupaciones que puedan surgir. Sin embargo, para asegurar el buen aprovechamiento de esta experiencia, es necesario el apoyo familiar. Antes de comenzar una batalla donde tienen todas las de perder, está bueno que los padres se informen sobre los pros y contras. Esto permitirá ayudar a pensar a sus hijos la mejor manera de hacerlo y, si es el momento, evaluar lo que ganarán o perderán con esta larga pausa. La psicóloga S ilvana Torrijo, afirma que la mejor manera de ayudar a pensar al otro es hacerles buenas preguntas. Y surgen algunas que tienden a clarificar por dónde pasan sus ganas de hacer el viaje. ¿Cuál es el verdadero fin?, ¿es el mejor momento?, ¿habrá que resolver ciertos temas antes?, ¿cuál es el costo de dejar un buen trabajo?, ¿qué responsabilidades tiene frente a lo recibido?, ¿qué pasará con sus compromisos? En definitiva, para que el año sabático pueda ser una oportunidad de crecimiento personal, requiere
de un propósito y un sentido. Parece que no bastan las ganas de viajar, es necesario que exista un verdadero desafío real personal. Entre estas coordenadas se juega el discernimiento.

POR SI TE INTERESA

Las siguientes son algunas organizaciones que cuentan con el programa de  voluntariado a nivel mundial
*AECI: Agencia Española de Cooperación Internacional
*Africa & Asia Venture: Estudiantes o recién licenciados menores de 24 años que deseen enseñar en escuelas primarias o secundarias en diversos países de África, Asia y Centroamérica.
*British Trust for Conservation Volunteers: Trabajos voluntarios relacionados con la protección medioambiental.
*Cross-Cultural Solutions: Voluntariado en salud, educación y desarrollo en países en vías de desarrollo. Programas en Asia, Centroamérica y América del Sur.
*Teaching & Projects Abroad: Proyectos de voluntariado yenseñanza en 20 destinos de  todo el mundo.
* United Nations Volunteers: Programa de las Naciones Unidas para voluntarios.
* Volunteers for Peace: Iniciativas para la paz y la ayuda humanitaria en el ámbito internacional.

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