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Al verano en casa hay que encararlo con actitud. De la mano de una experimentada suscriptora tenemos ideas creativas. Muchas gracias, Patricia, por estas imperdibles propuestas.
PATRICIA | SUSCRIPTORA DE CAPITAL
[dropcap]H[/dropcap] ace un par de veranos no pudimos vajar a ningún lado como hubiéramos querido. Uno siempre piensa que para descansar es necesario tomar distancia de la propia ciudad y de sus responsabilidades. Sin embargo, esta vez -y muchas otras- no fue posible.
Por eso, se me ocurrió escribirles y contarles algunas de las cosas que hicimos con los chicos. A veces mi marido podía participar; otras, no. A decir verdad, él no es un padre muy presente y también eso me movilizó a ser creativa y aprovechar a fondo estas vacaciones.
Vivimos en Buenos Aires y en esos días descubrimos toooodo lo que durante tantos años nos habíamos perdido -calculo que es algo que puede pasar en cualquier lugar donde uno viva. La rutina diaria no nos deja ver este tipo de posibilidades.
Planes compartidos
Algunas veces los planes los proponían los chicos; otras, yo. Pero antes de arrancar tenía que haber consenso familiar y esta era una parte muy divertida del programa. Nos reíamos juntos cada vez que se evidenciaba el modo de ser de cada uno.
El clásico city tour fue una de las propuestas. Tomamos el bus de la ciudad y el recorrido completo lo hicimos en dos días porque es largo. Paramos y bajamos en los lugares que más nos interesaban.
A mis hijos les encanta el teatro y, obviamente, el Colón deslumbra por donde lo mires. Hay que anotarse por internet con tiempo para asegurarse entrar el día que uno tiene dispuesto hacerlo.
También fuimos al Museo de Bellas Artes y al Malba. Las visitas guiadas para chicos son un amor. Además tienen muchas otras actividades infantiles.
En el Centro Cultural Recoleta elegimos el Museo Prohibido No Tocar, otro lugar en el que podés pasar un par de días, y en el Centro Cultural Borges también hay más cosas que a los chicos les pueden gustar.
Los paseos al Tigre también pueden ser más de uno, el Puerto de Frutos, el emblemático Museo de Arte Tigre o un paseo en lancha. No son cosas caras para unos días de vacaciones.
Para los varones el fútbol no tiene estación y, gracias a los parientes, no nos faltaron algunas invitaciones a la pileta que hacían más cortas las semanas.
Por suerte los chicos son bastante músicos así que, cuando se entusiasmaban, canto y práctica de instrumentos les llevaban varias horas.
En otro momento llamé a una profesora con la que hacían experimentos, cuentos, y actividades divertidas en inglés. ¡Hasta revelaron fotos!
El verano es largo, y si bien mi opinión es que no hay que abusar de la colonia, para un par de semanas está buena, ya que conocen gente y se relacionan con chicos de otros colegios.
Los destacados del verano
Sobre todo, aprovecharon a ver amigos que durante el año no ven porque no van al mismo colegio, a visitar más a sus primos y abuelos e invitarlos a casa, a jugar con sus cosas, estar entre hermanos, salir a andar en bicicleta. Leyeron un montón y comentábamos después sus libros, los saqué de a uno a almorzar o a tomar el té, generando algún momento para charlar a solas.
¡Ah! Y ordenamos un poco; entre otras cosas, armaron un álbum de fotos de familiares y amigos.
Hay amigos que viven en distintos lugares y, en las vacaciones, aprovechan que todos salen de viaje para venir a Buenos Aires. Si te quedás está bueno verlos y recibirlos.
Es un tiempo en que también todos podemos aprender algo.