Por Adela Gorostiaga – orientadora familiar y Ana Aznar periodista
Adela nos trae un tema recurrente en cada diciembre… las materias, los exámenes, las vacaciones… hoy estamos atentos a esta realidad que se repite en cada familia.
Libros al rojo vivo nos decía, Cuando las malas notas son una certeza de fin de año, los padres intentamos encontrar ayuda para evitar que nuestro hijo repita. Con eso, también es hora de escarbar hasta la causa de este resultado tan pobre
Aunque durante la pandemia y esta especie de «pos pandemia» las exigencias han bajado bastante, a los padres preocupa que los jóvenes no encuentran el verdadero sentido del estudio. En general, se escucha a los adultos quejarse de la falta de interés, del déficit intelectual o de las dificultades derivadas del entorno familiar que llevan al fracaso. .
Los adolescentes están sacudidos por una extensa gama de prioridades: los amigos, las diversiones, el deporte, su aspecto físico, el alcohol, entre otros Una posible respuesta es que los adolescentes están sacudidos por una extensa gama de prioridades: los amigos, las diversiones, el deporte, su aspecto físico, el alcohol, entre otros varios. Y, cuando el estudio y el interés por su formación están muy por los límites bajos de esa lista, casi cayéndose, ocurren contratiempos como estudiar todo el verano con una gran presión y con un clima familiar tenso.
Llegan los boletines y es tanto lo que hay que remontar que parece incontrolable. En medio de ese caos, podemos planificar un orden de estudio. Junto con el hijo, detectaremos sus dificultades y sus facilidades, y con esa información priorizaremos las materias que requerirán más ayuda y dedicación.
Una persona, un estudiante
Si bien es apasionante perseguir la formación integral del hijo: como persona y como estudiante. Luego conviene determinar una estrategia donde acordemos el tipo de apoyo que va a necesitar. Y, con ella, elaboraremos con el hijo un horario que contemplará tiempo para estudiar, para airearse, para colaborar en la casa o para lograr una changa que contribuya con los gastos de los profesores particulares, en el caso de que se requieran.
Es apasionante perseguir la formación integral del hijo: como persona y como estudiante.
Por otro lado, se vuelven necesarias las acciones específicas encaminadas a solucionar de raíz las causas de sus malas notas: si es muy vago, tendremos que reforzar su voluntad y sus motivaciones; si no sabe estudiar, habrá que empezar por enseñarle técnicas de estudio adecuadas. Los padres, como observadores externos, podemos esforzarnos por ir al origen de esta situación y no quedarnos simplemente con los resultados
Los grandes genios
De todas formas, dentro de la angustia que esta crisis genera, recordemos que han existido grandes genios a lo largo de la historia que no se destacaban precisamente en la escuela. Einstein, Edison y Beethoven fueron calificados como “malos alumnos” en su paso por la educación formal. En el fondo, lo más apasionante es perseguir la formación integral del hijo: como persona y como estudiante.
Grandes genios como Einstein, Edison y Beethoven fueron calificados como «malos alumnos».
Conocerse
El diálogo con el hijo y sus docentes permite evaluar el motivo concreto por el cual no rindió adecuadamente. Con esa investigación detectaremos si hay una dificultad más seria que su falta de responsabilidad. En muchos casos, estamos ante una actitud puramente adolescente, pero en otros, es real que existen limitaciones para incorporar determinadas materias. En definitiva, con esto lograremos que pueda tener una visión de él mismo y de su proyecto académico, fundamentales para iniciar cualquier cambio.
Hay mucho para charlar en casa con él. Conversemos para saber si se siente muy exigido por tantas materias y por las actividades extracurriculares que tiene. Que se sienta cómodo para estudiar sin más presiones que las propias de las circunstancias (riesgo de repetir).
Hablemos de su voluntad, de que puede encontrarle un sentido al estudio más allá de obtener una buena nota, de cómo los tiempos rinden cuando se los organiza. Intentemos despertarlo de su falta de interés, para que adopte una actitud de responsabilidad y compromiso que le permitirá enfrentar sus exámenes. Despertar en él la convicción de que puede, permite que, poco a poco, vaya adquiriendo confianza en sí mismo y supere obstáculos que antes le parecían inabarcables.},
Del desafío a la oportunidad
Estemos atentos para elogiar los esfuerzos y seamos realistas con sus capacidades. Estemos atentos para elogiar los esfuerzos, seamos realistas con sus capacidades. Y mostrémosle que una meta no se logra de un día para el otro, sino que es el fruto de un trabajo honesto y comprometido. Que vea en el estudio una oportunidad para desarrollarse, para razonar, para ser capaz de tomar decisiones; en definitiva, para crecer.
Si a pesar de nuestras charlas y de los consejos docentes no logramos motivarlo, queda apelar al sentido del deber. Hacer porque es lo que corresponde, lo que toca; es una manera más pobre de motivar, la última carta para que encare y empiece el camino.
El objetivo
Concentración, desarrolla hábitos de estudio, manejo eficaz del tiempo, implementar estrategias para alcanzar las metas académicas, desplegar sus propias capacidades y conocer su manera de aprender.
Como en casi todo, conocer su fortalezas y debilidades para encarar el trabajo escolar a través de u cambio actitudinal que le permita autoadministrarse y mejorar los resultados.