SALÍ DE MI ZONA DE CONFORT

[Mechi Figueroa]

 

Charlamos mano a mano con esta mujer valiente y valiosa. Junto a su marido, fundó en San Pablo la asociación “Hijos de la Luz”. Ella va sembrando y se renueva.

 

Entrevistaron María Lozada, Pía Sonzini y María Amalia Caballero
Edición: María Lescano | Periodista | mlescano@sembrarvalores.org.ar

 

[dropcap]C[/dropcap]  onocíamos algo de su historia y queríamos escucharla de primera mano.

No se sorprendió:

– ¿Mi vida?

Nací en Córdoba, tengo esa cosa latina; estudié profesorado de portugués, era mi llamada.

Cuando empecé a trabajar, me fui a vivir sola a mi departamento, era una mujer independiente y empoderada.

Estuve de novia seis años con un chico re lindo, pero no era feliz. Cortamos.

[button link=»» color=»red» icon=»» size=»large»]Salí de la mediocridad[/button]
Me di cuenta de que vivía para mí, trabajaba para mí.

Busqué en la izquierda un camino para ayudar a los demás. En los grupos que conocí vi que no interesaba encontrar una solución que beneficiara a todos; solo tenían propuestas violentas… Cuando hablé de la mujer embarazada, del niño por nacer, me cerraron totalmente las puertas.

Volví a la Iglesia y le dije: “Hola, Jesús, acá estoy, soy Mechi, ayudame

Encontré un grupo de “autoconvocados por la vida”. En un Congreso de Líderes pro vida, me ofrecí como intérprete a un brasilero; no fue muy simpático, pero aceptó.

 

[button link=»» color=»red» icon=»» size=»large»]Conocí el amor verdadero[/button]
El contacto siguió por mail, en tres meses teníamos más intimidad que la que había alcanzado en seis años con alguien a quien físicamente le había dado mucho más. Ahora no se trataba de una intimidad física sino de conocer profundamente a la persona en otros aspectos de su modo de ser.

Volvió a Córdoba y me dijo: “Yo ya sufrí mucho, no puse el sexo en su lugar. Me encantaría que fueras mi novia pero, ¿te animás al desafío de esperarnos? “.

No podía creer que me propusiera algo así, estaba feliz.

Al tiempo me fui a Brasil por amor, para casarnos. Iniciamos una historia fascinante, para hacer uno la mejor versión del otro y, entre los dos, un mundo mejor.

 

[button link=»» color=»red» icon=»» size=»large»]Un casamiento muy especial[/button]
Decidimos casarnos y, dos semanas antes de la fecha, a Jeferson le diagnosticaron linfoma de Hodkin… avanzado.

“No te vas a casar con un enfermo”, me dijo. “Esperé el amor de mi vida para casarme con vos… y ¿me voy a casar con otro? Soy tontita, pero no tanto.” le respondí. Nos casamos aquí,

Al terminar la ceremonia religiosa en Terapia Intensiva del Hospital
de San Luiz en San Pablo.

en el Hospital San Luiz, en San Pablo.

Al civil, vinieron de la tele. Él estaba empezando la quimio. El matrimonio religioso fue en terapia intensiva, en el baño me hice la planchita, maquillaje, me puse el vestido de novia. Él usó un traje de mi cuñado porque ya estaba hinchado por el tratamiento. En las alianzas grabamos nuestros nombres y una cruz en el centro. Queríamos que también Jesús estuviera en nuestros anillos.

En la terapia no había intimidad: había cámaras 24 horas y en la puerta – totalmente transparente- Jeferson puso en chiste un cartel: “Recién casados, golpee antes de entrar”.

La luna de miel fue en el hospital y alcanzamos la unión física que habíamos esperado.

Con nuestra unión matrimonial física y espiritual no hacían falta lindos paisajes ni viajes especiales de luna de miel. Qué lindo es aprender eso juntos, equivocarse, reírse, sentirse aceptado y amado como sos. Eso es la verdadera intimidad.

Fue el casamiento más lindo, el que yo nunca podría haber planeado; no había fiesta, ni fotos, lo único que había era amor y algo tan básico: que el novio estuviera vivo.

 

[button link=»» color=»red» icon=»» size=»large»]Hablamos todo[/button]
Pasaron un año y cuatro días, estábamos a la espera de un trasplante. No lo vi bien. En nuestras alianzas éramos tres: Jesús, él y yo, así que le dije: “Hablen ustedes dos. Yo te agradezco el esposo que has sido, te agradezco haberme hecho conocer el amor verdadero. Cumpliste tu promesa de luchar. Ahora, sentite libre, (y le mentí) que yo voy a estar bien”.

Me tuve que ir, por el horario del hospital, y le dejé la intimidad con Dios que él necesitaba.

Falleció a las pocas horas y me llamaron para despedirme del cuerpo. Pedí estar a solas. Dije: “el Señor me lo dio, el Señor me lo quitó. Gracias”. Tenía dos opciones: o me paraba para llorar los hijos que no tuvimos, todo lo que no hicimos, o me ponía de pie -para llorar igual- pero para agradecer que él pasara por mi vida y yo viviera el amor verdadero, cuando hay tanta gente que pasa por la vida sin conocerlo.

Después de escuchar esta historia, que casi no interrumpimos con preguntas, nos costaba continuar con la entrevista. Pía Sonzini, una de nuestras colaboradoras en Córdoba, preguntó:

 

SV| Elegiste dedicarte a la atención de mujeres en crisis por embarazo. ¿Cómo logran que se acerquen?
MF| Con la experiencia comprendí que toda embarazada en crisis se encuentra en una situación de vulnerabilidad, porque en esos momentos es más frágil psíquica y físicamente. Por ejemplo: si no tiene trabajo, probablemente tendrá problemas económicos serios porque, en la mayoría de los casos, el mercado laboral le cierra las puertas. Algunas, también, generan vínculos frágiles o no se respetan a sí mismas. Están en shock y necesitan apoyo integral. Hay muchos aspectos  por considerar para que puedan encontrar una solución y prevengan que esa situación no se repita a futuro; es complejo.

Abrimos con Jeferson “Casa Madre” y pusimos mensajes con un 0800 en farmacias y hospitales. También se hizo conocer de boca en boca. Después, se abrieron otras casas en otros estados. La última, que se fundó luego de su fallecimiento, se llama “Hijos de Luz”.

SV| ¿Cómo se desarrolla tu experiencia?
MF| Acompañé personalmente a más de 500 mujeres con las circunstancias más dispares. Desde las organizaciones “Casa Madre” e “Hijos de Luz” ya hemos atendido a miles de mujeres. Atendemos a cualquier mujer en crisis en relación con la maternidad.

SV| Tu visión es bastante más amplia que la atención a la mujer que busca un aborto.
MF| Muchas personas que piden el aborto no tienen idea de cuánto se favorece al hombre. Se le hace más fácil al que quiere huir. Se cree que es ampliación de derechos. Es muy raro que alguna quiera; si se lo facilitás, la estás perjudicando mucho.

La visión de nuestra atención es más amplia porque hay otras crisis, como las que padecen  quienes no pueden quedar embarazadas y tienen a toda una industria farmacéutica detrás de ellas haciendo negocios, buscando una fertilización sin curar el problema. Y siempre es la mujer quien pone su cuerpo, su psiquis… Hay chicas destruidas por estos tratamientos, por la cantidad de “pérdidas” que sufren. También atendemos a mujeres que tuvieron abortos -provocados o no-, ya que muchas de ellas quedan con secuelas graves y algunas buscan como salida el suicidio.

De hecho, ahora me dedico más a las crisis post aborto, porque descubrí que, muchas veces, las mujeres que levantan la bandera del aborto han padecido esa violencia y la recomiendan a otras equivocando el camino de sanación.

SV| Lo tuyo es luchar por la mujer, diría que sos un ejemplo de feminista.
MF| No me gusta la palabra “feminista”; es una lucha muy femenina, es por el valor de la vida en sí. La verdadera libertad hoy está disfrazada. No es una opinión; lo veo en las mujeres que abortaron, que llegan generalmente presionadas por hombres. Por padres que se avergüenzan de “mi nena”; por la pareja (novio, amante), quien no está dispuesto a pagar el mantenimiento de su hijo. Ellas mismas sufren una presión autoimpuesta: “qué van a decir en mi familia, sigo siendo la problemática”; “mi carrera”; “mi trabajo”. Nadie me dijo: “me siento libre para hacerlo”. Escucho: “No tengo otra salida”, “no tengo otra opción”, nada de eso es libertad. ¿Qué libertad es esa que tiene derecho a decidir pero solo ve una opción?

SV| Entonces tal vez sea el momento de hablar acerca de la prevención del inicio sexual precoz, del embarazo adolescente y las enfermedades de transmisión sexual 
MF| Sí, claro, se trata de brindar una educación afectiva que ayude a la educación de la sexualidad. Mirá, conozco muchas iniciativas muy buenas, eficaces y que hacen mucho bien.

Pero, después de conocer en Brasil el programa Teen STAR, lo recomiendo más que a otros.

Primero, porque hace varios años que lo aplicamos en nuestras casas; después, porque tiene publicaciones científicas que avalan su eficacia con medición de resultados, especialmente: que disminuye el embarazo adolescente y aumenta la comunicación con los padres. Además, se actualizan continuamente desde hace más de 25 años, ya están en más de 50 países.

La Fundación nació en Estados Unidos y su actual cabeza está en Chile, es la Dra. Pilar Vigil. Con un grupo de padres y docentes lo queremos implementar en Argentina. Ahora soy la representante nacional.

 

SV| Todo este trabajo del que venimos hablando parece más bien un voluntariado, pero todos sabemos que de algo hay que vivir…
MF| Bueno, para mantenerme doy clases de castellano y tengo una distribuidora de películas para cine en Brasil.

 

SV| ¿De qué se trata?
MF|Fue algo “casual”, como todo… me gustó mucho la película Tierra de María y le ofrecí al productor colaborar con el subtitulado en portugués. No solamente me aceptó sino que me pidió que la promocionara en Brasil, donde llegamos a una audiencia importante. Después vinieron otras como las películas Pablo Apóstol de Cristo, Fátima, el último misterio y ahora pienso lanzar El mejor regalo, una película imperdible sobre el perdón. Ya ves, sólo tomo películas con valores que puedo compartir y trabajo en su difusión en todo el país.

Por otro lado, estamos empezando un programa de TV sobre el mundo femenino con otras dos mujeres brasileñas.

El tiempo voló y hay mucho más para contar… seguimos en el Especial.

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