Una vez más, gracias por consultarnos. Cada día, cada consulta que recibimos llena de sentido nuestro trabajo.
Orientamos Gerogina Azocar y Adriana Ceballos @coachingdefamilia
Esta vez el panorama es claro y la resolución como siempre laboriosa y esperanzadora. Los medios nos asustan, la rivalidad entre hermanos llega a casos extremos, y entra miedo.
Ante todo queremos llevarte tranquilidad, las peleas entre hermanos especialmente en determinadas edades son algo normal, frecuento y casi necesario por muchas razones. Veamos juntos:
La familia es el primer espacio en donde se practica todo aquello que en el futuro se pondrá en marcha en la escuela, en el trabajo, con los amigos.
EL AMOR Y EL RESPETO
Es interesante permitir fluir o validar las emociones de nuestros hijos, para que vayan observando y observándose en diferentes situaciones de la vida. Los padres en este sentido, tenemos un rol clave: fomentar el amor y el respeto.
Para ejercerlo es bueno y útil, si tuvimos hermanos, revisar nuestra propia conducta como hermanos en nuestra familia de origen. Sanar, cuidar y comprender nuestro niño interior aporta mucho. Tengamos en cuenta que ellos nos miran más que lo de nos escuchan.
ES PREVISIBLE, ADELANTEMONOS
Los niños suelen buscar la atención de los papás, están muy atentos a las comparaciones, pasan por distintas etapas de crecimiento, tienen personalidades diferentes, sexos diferentes, distinto lugar cronológico dentro de la familia, y fundamentalmente, nacen en momentos de la pareja que nunca son iguales (a menos que sean ¡múltiples!). Es algo natural y parte del proceso de crecimiento ciertos momentos de rivalidad que con el tiempo se irán superando.
Como líderes en la familia, anticipémonos a las situaciones de conflicto.
Algunos datos para pensar:
- Respeta sus diferencias, cada hijo es único e irrepetible.
- Brinda tiempos personales a cada uno, ese rato para hacer aquello que al hijo más le gusta y disfruta.
- Encuentra en la casa un espacio común en donde compartan actividades aunque sus edades sean muy distintas. Estar todo el día encerrados cada uno en su cuarto no colabora.
- No tomes partido en una discusión, pregunta, acerca posturas, busca aquello que los une en ese desencuentro.
- Evita etiquetas o rótulos. Cada hijo irá cambiando con libertad como y cuando pueda o quiera.
- Invítalos a que conversen sobre aquello que los “enfrenta”, apelando primero a la calma y a la empatía. Ellos pueden llegar a acuerdos por pequeños que sean. Confía en sus posibilidades.
- Establece en la casa la manera de relación que esperas se respete. Caminos, límites a seguir, que sean claros y adaptados a la realidad.
- Por lo tanto, no te alarmes si pelean, están ensayando para la vida, al fin siempre recurrirán al faro de los valores que se brindaron en casa