Rescatando a Victoria Ocampo, hay mujeres que no pueden quedar en el olvido.

Victoria Ocampo es una personalidad destacada en el mundo de las letras y nos deja un mensaje extremadamente actual.

Por María Lescano – Periodista

 

El salón dorado del Teatro Colón brilla más que nunca, después del encierro que vivimos los últimos años, llegar para encontrar en este espacio maravilloso a tantas caras queridas.

“Homenaje a Victoria Ocampo»

 ¿Qué nos trae esta tarde por acá?

La Dra. Cristina Viñuela, estudiosa de Victoria Ocampo es la editora del libro: Los rostros de una humanista. Fruto de su interés surgieron muchos descubrimientos y relaciones interesantes.

Con la activa participación del periodista Daniel Varacalli Costa, profesor de música en el Teatro Colón, hicieron realidad este encuentro. De nuevo el por qué, Victoria integró la Comisión Directiva del teatro (1933), momentos en que las mujeres tenían menor presencia en la sociedad y en el ámbito de la cultura. Con sus viajes ella se apasionó por la música de Igor Stravinsky y en general, se trató con autores de avanzada. Fue intérprete de piano y canto lirico. Este encuentro tiene un cierre musical a cargo del trío Victoria.

Cuando conocer derriba mitos

Su mirada universalista la llevó al dialogo entre culturas, figuras de América, de Europa y de oriente. Cuando la llamaban elitista, no lo negaba pero ¿cómo se define a un elitista?, no es por fortuna o posición social, ella tenía la habilidad de poner en contacto a la elite intelectual que se gesta con talento, mérito y trabajo.

Se habla de una humanista que vivía un humanismo pleno, mujer de acción, visión humanitaria por las víctimas del nazismo fascismo y los huérfanos de la guerra civil española, sentir en sus sentimientos y asumir las culpas gestan una verdadera humanidad.

El Salón Dorado a pleno con egresados de la Diplomatura en Cultura Argentina del Cudes

Vivía un humanismo pleno, mujer de acción, visión humanitaria.

Su humanismo lógico impacta en los temas que están en debate en la actualidad, y lleva a una discusión sobre los hechos de un modo racional, no desde un individualismo sino vinculados unos a otros con capacidad de escucha, afirma Viñuela.

Y, agrega la capacidad narrativa, de escucharse a sí misma y a quien piensa distinto. Una de sus frases favoritas era “pongámonos de acuerdo, para disentir”.

Pongámonos de acuerdo para disentir.

La abundante correspondencia da fe de testimonios llenos de vida, de querer vivir dando respuestas genuinas, autónomas y responsables, con la conducta propia frente a las imposiciones.

Gran humanista, se entusiasma Viñuela, ardiente entusiasmo, capacidad de asombro, admiración por la verdad y trabajo denodado.

A cuarenta años de su muerte el Instituto de Cultura del CUDES publicó su primer libro: Victoria Ocampo, los rostros de una humanista.

Foto Alejandro Bertolini, Cristina Viñuela, Daniel Varacalli

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