Atentos al punto de partida y a la meta deseada en la vida personal, laboral. familiar. ¿Cómo asegurar ese camino? ¿Cómo evitar la pérdida de energía y de sentido?
Opina: Carolina Salas Villegas*. Cont Pública – Coach Ontológica Profesional.
Los resultados que obtenemos, día a día, en los distintos dominios, son el fruto de las acciones que elegimos y, luego, ejecutamos. Cuando menciono dominios, me refiero a los distintos ámbitos en donde nos movemos:
Por ejemplo, citando a tres de ellos:
1. Dominio personal: asociado a las posibilidades de desarrollar nuestros intereses y pasatiempos personales.
2. Dominio familiar: se refiere a las relaciones que tenemos con nuestra pareja, con nuestros hijos y con el resto de nuestra familia
3. Dominio laboral: asociado a la situación que experimentamos en el ambiente laboral, con nuestros colegas, coordinadores, horarios y las responsabilidades que nos implica.
Es interesante chequear si los resultados que estoy obteniendo, me están siendo satisfactorios.
Si las acciones que estoy eligiendo, y ejecutando, me llevan hacia donde yo quiero ir.
Cuando vas a hacer un viaje
Para hacer un poco más gráfica la situación planteada, lo llevo a la decisión de hacer un viaje, en donde yo estoy piloteando mi avión. Y programo ir a Mendoza, partiendo desde Mar del Plata.
Entonces empiezo a planificarlo (mis actividades, dónde me voy a quedar, qué ropa voy a llevar, para qué viajo).
Una vez definido todo, preparo el día anterior la planilla pre computada para la navegación, analizando las cartas, rutas aéreas y meteorología del origen, destino y ruta, pudiendo proyectar así la duración del vuelo, rumbo a establecer, altitud, combustible a utilizar y tiempos estimados que voy a tardar, según la velocidad de mi aeronave.
Con la proyección del vuelo lista, me voy al aeropuerto, preparo mi avión (combustible a utilizar, chequeo pre-flight, etc.), presento mi plan de vuelo en la oficina correspondiente, y ahí me encuentro en condiciones de subir a mi avión y solicitar a la torre de control la puesta en marcha, para pilotear durante 5 horas, hasta mi destino.
Sigo la ruta preestablecida. Voy a ir chequeando pasar por los puntos de notificación, según lo calculado.
El viento o algunos tipos de nubes, pueden ocasionar desviaciones en el rumbo preestablecido.
Si yo no detectara esos desvíos, entre la realidad y la precomputada, y mi ruta se desviara 10 grados a la derecha, quizás al pasar las 5 horas de vuelo que iba a tardar el viaje, en lugar de arribar a Mendoza, me encuentre con que estoy sobrevolando la provincia de Córdoba, habiendo perdido mi destino y consumido combustible en vano, pudiendo ocasionarse un incidente o accidente.
En cambio, si yo al pasar por los puntos de notificación de mi ruta aérea, voy corrigiendo los desvíos existentes por diversos factores entre mi precomputada y la realidad, puedo corregirlos (lo cual implicaría solo una pequeña pérdida de tiempo insignificante) y atravesar sin inconvenientes mi ruta para llegar a mi destino sin novedad.
Veamos las definiciones de los términos utilizados en este ejemplo:
NAVEGACIÓN: es el arte de trasladarse de un lugar a otro, siguiendo el mejor camino, de la forma más rápida, segura y eficaz; y pudiendo determinar su posición en cualquier instante.
RUTA: Se denomina a la proyección trazada sobre la carta del punto A al punto B.
Ahora llevo estos conceptos a mi vida, volviendo a retomar el análisis propuesto al inicio, me pregunto:
- ¿Sé dónde estoy? Es decir, el punto A. ¿Analizo cómo estoy hoy? Si los resultados que estoy obteniendo me están siendo satisfactorios: ¿Cómo me siento hoy? ¿Estoy siendo feliz?
- ¿Sé adónde quiero ir? Es decir, el punto B. ¿Cómo anhelo sentirme? ¿Qué sueños tengo por cumplir? ¿Cómo me gustaría transitar mis días? ¿Qué me está faltando para disfrutar mi vida?
En función de esos dos puntos, trazo mi ruta.
¿Qué me pasa cuando no sé adónde quiero ir? Voy a ir adónde me lleve el sistema, la sociedad o la inercia…
¿Y si luego de mucho tiempo me doy cuenta que estoy bastante desviada de mi ruta? Hay gente que opina que ya está…, que es demasiado tarde para cambiar (independientemente de la edad que se tenga).
Yo opino que nunca es tarde, y que tampoco hay que pensar en “patear el tablero” y hacer un cambio rotundo para tomar otra ruta, sino, una vez que identifico cuál es mi estado deseado, empezar a hacer pequeñas acciones que me lleven a él.
Y, sabiendo que hay diversos factores que pueden ocasionarme desvíos: miedos, inseguridades, conversaciones, sistema de creencias social, familiar o personal, etc.
Cada tanto me voy a tomar un café “conmigo misma”, para detectarlos a tiempo, evitando pérdida de energía y tiempo, y para escuchar la voz de mi corazón que me grita, cuando quiero oírla:
¡¡RECALCULANDO!! para volver a leer: