¿QUIÉN AYUDA A QUIÉN?

papá y mamá

 

¿Te imaginaste alguna vez cómo serías cuando fueras papá?
Seguramente será distinto de lo que soñabas. Todo apunta a que se acompañen el uno al otro. ¡A acomodarse!

 

Carolina Alberro | Lic. en Psicología y Psicopedagogía | carolinaalberro@fibertel.com.ar

 

[dropcap]¿[/dropcap] Cómo se constituye una pareja armoniosa? Para llegar a poner foco sobre el rol del padre, dentro de una familia que está constituyéndose,   sería interesante pensar primero en la génesis de la pareja que va a conformar este nuevo núcleo. Pensamos en una mujer y un varón que llegan a vincularse con una historia personal y emocional diferente, con vínculos con ciertas características en relación a sus familias de origen, y cuyo desarrollo personal incluye: crianza, educación, estudios, intereses, amistades, gustos cultivados individualmente.

Al comenzar a vincularse ofrecen todo lo que cada uno tiene en beneficio del otro y de sí mismo. Y, en el mejor de los casos, cada uno puede sostenerse a sí mismo y sostener al otro en un equilibrio sano.

[button link=»» color=»blue2″ icon=»» size=»large»]   Cuando todo se altera   [/button]
Con la llegada de un bebe, si esto funciona de manera adecuada, la mujer podrá poner su atención en el niño recién nacido, sosteniéndolo emocionalmente, sacando el foco de sí misma y de su compañero. Y, a su vez, el flamante padre podrá permanecer unido a su mujer y a su hijo, sosteniendo emocionalmente a esta díada mamá-bebe. Son así tres que comienzan a vincularse, ahora de manera diferente. Si la mujer se siente emocionalmente sostenida y acompañada en la crianza del niño, puede ofrecer lo mejor de sí a su hijo.

 

UN PAPÁ QUE MANTENGA SU ESTRUCTURA
EMOCIONAL ENTERA PARA PODER SOSTENER
EMOCIONALMENTE A SU MUJER
 

 

Los acuerdos previos, conscientes o inconscientes en la pareja, son necesarios en esta etapa para que los pedidos al otro sean claros y las capacidades o falencias personales también.

[button link=»» color=»blue2″ icon=»» size=»large»]   Ahora soy papá y…  quien ayuda a quien [/button]
El papá está profundamente movilizado y conmovido con la llegada de su hijo; a él también “le pasan cosas”. ¿Quién podrá contenerlo?

Sin embargo, será necesario que mantenga su propia estructura emocional. Se sostendrá en su trabajo, donde habrá puesto gran parte de su identidad; entonces, sabrá preservar tiempos personales e intereses, se mantendrá en contacto con la realidad externa. Algo que la mujer, generalmente, no podrá hacer en los primeros momentos. Y se apoyará principalmente en el vínculo de amor que seguirá cultivando con su mujer.

[button link=»» color=»blue2″ icon=»» size=»large»]   Ahora soy mamá y…   [/button]
Si desde antes de la constitución de la pareja la mujer no se siente suficientemente sostenida, llega con una historia personal poco cultivada, con poco manejo de sus emociones… Reclamará sin sentido al varón y, no importa lo que su compañero haga, ella se sentirá sola. Esto genera mucha confusión.

Ante esta realidad, que es muy frecuente, necesitamos un papá que mantenga su estructura emocional lo suficientemente entera para poder sostener emocionalmente a su mujer, para que ella, a su vez, pueda nutrir emocionalmente al bebe.

Veamos algunas dinámicas vinculares Antes de la llegada del niño, la pareja tiene una manera propia y distintiva de funcionar. Si este sistema se basa en que cada uno tiene su mundo personal, aunque es la mujer quien fija la mirada en su compañero pero el varón no está atento a las necesidades de su mujer, la llegada del bebe genera un desequilibrio grande.

En esta dinámica vincular, es la mujer quien se hace cargo de las necesidades emocionales del varón y está pendiente de sus diferentes momentos y  estados.

Al quitarle atención, destinando toda su energía al bebé, la reacción natural del varón será sentirse celoso y solo. Reclama el lugar perdido. En este escenario, la mujer se siente también sola, agotada e incomprendida. Ambos viven un desequilibrio que genera infelicidad e insatisfacción.

quien ayuda a quien 2[button link=»» color=»blue2″ icon=»» size=»large»]   ¿Papá o hijo?   [/button]
Cuando los varones no tienen ocupaciones propias, o les cuesta sostener económicamente a la familia, etc., se ve con frecuencia que la llegada del bebe los mueve a ocupar el lugar de un hijo más.

Incluso, se enferman, se deprimen, se accidentan y obligan, así, a la mujer a poner atención sobre estas situaciones.

 

A MEDIDA QUE LA FAMILIA CRECE, SE DAN
MOMENTOS EN QUE NECESITAMOS DUPLICAR
LOS ESFUERZOS Y CONTRIBUIR CON LO MEJOR
DE CADA UNO

[button link=»» color=»blue2″ icon=»» size=»large»]   La ayuda que acompaña   [/button]
Generalmente, en nuestra cultura, hay otras personas que nos rodean en quienes podemos buscar apoyo para la crianza de nuestros hijos. Con serenidad, sabremos comprender y descubrir con qué contamos, en realidad y en concreto, para saber pedir, acordar y construir en positivo.

En primer lugar, desde la familia están los abuelos, hermanos, tíos, etc., o amigos que pueden acompañar en la crianza de nuestros hijos. Una buena red laboral también coopera y equilibra.

[button link=»» color=»blue2″ icon=»» size=»large»]  La familia crece  [/button]
Después, a medida que llegan otros hijos, se dan momentos en que necesitamos duplicar los esfuerzos y contribuir con lo mejor de cada uno.

Aunque los hermanos “mayores”, de dos años aproximadamente, ya están en un proceso de separación e individuación emocional, siguen necesitando permanecer cerca de la mamá y del niño recién nacido. Sin embargo, el mundo externo ya les resulta atractivo, entonces los planes y actividades compartidas con el padre o personas afectivamente ligadas a la  familia son también tentadores para ellos.

[button link=»» color=»blue2″ icon=»» size=»large»]   Cuidando al otro   [/button]
Los niños van creciendo y ocupan algunas horas del día con actividades que contribuyen a su desarrollo.

Vuelven así los momentos para cultivar esos espacios personales, ya casi olvidados. Espacios individuales, con nuestra pareja, familiares y amigos.

El tiempo vuela y nos encontramos nuevamente cara a cara. La familia ha crecido y junto con ella cada uno de sus miembros… ¡qué mejor que acompañarnos amorosamente, cuidándonos y cuidando al otro!

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