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MARÍA LESCANO| PERIODISTA | MARIALESCAN@YAHOO.COM.AR
[dropcap]A[/dropcap] noche estuve con un publicista, un cartonero, una mujer policía, un oftalmólogo, un especialista en cuidados paliativos, y con Laura de La Matanza. Éramos muchos y pasamos unos momentos entre amigos.
Tienen en común que aprendieron a mirar al otro y desde allí cambiar la realidad para hacer un poquito mejor el mundo que los rodea.
Al final, me preguntaba: ¿qué tiene toda esta gente en común para que nos digamos ‘hola’ y ya estemos hablando el mismo idioma? Son los Abanderados de la Argentina Solidaria.
Ocho fueron los elegidos por el jurado. Abanderados es un premio que, desde hace cinco años, reconoce a aquellos argentinos que se destacan por su dedicación a los demás y difunde sus vidas para que su ejemplo inspire a la sociedad.
Los vimos antes por la tele. Telenoche los estuvo pasando en videítos que resumen su misión, mensaje y experiencia y los podés ver cuando quieras en www.premioabanderados.com.ar
Cada historia es movilizadora; te adelanto algunas para que quieras bucear en la red.
La historia de Ricardo
Le propusieron hacer piquetes y algún plan social, pero él no quería; él quería hacer algo con sus manos, trabajar, dignificarse, y es lo que hizo.
Con sus colegas armó una cooperativa llamada “Corre caminos”. Ellos invitan a todos a separar la basura y dejarla en determinados lugares para que la camioneta y sus muchachos pasen a recogerla, todo con higiene y cuidado del medio ambiente. Allí, en cualquier esquina porteña, está Coco sonriente, saludando y recibiendo todo lo reciclable: “Esto no es basura”, aclara. Y, concluye: “Yo elegí reciclarme”.
Ya son 43 familias las que se benefician de este emprendimiento, pero los sueños llegan mucho más lejos.
Muy creativos
En La Cava, una de las villas más grandes del conurbano bonaerense, funciona una agencia de publicidad llamada “Prójimo”. Su creador es Gonzalo Vidal. Él descubrió el potencial creativo que existe y con 30 profesores, entre los que están excelentes profesionales del medio, dicta talleres y cursos que posibilitan concluir el proceso del producto.
Crearon una marca de pan y una de ropa, cobran como cualquier agencia “porque generamos un servicio competitivo”, afirma Gonzalo.
“Los jóvenes de la villa no son el último eslabón en la cadena, son el primero”, concluye.