PRIMERAS DECISIONES

jóvenes

CATALINA FERRECCIO | LICENCIADA EN PSICOPEDAGOGÍA | CATALINAFERRECCIO@GMAIL.COM
LUCÍA VALYI | LICENCIADA EN CIENCIAS POLÍTICAS | LVALYI@UDESA.EDU.AR

 

[dropcap]E[/dropcap] n el último año de colegio los jóvenes atravesamos un sinfín de emociones y experiencias. Por un lado estamos sumamente sumergidos en la organización de la fiesta y el viaje, disfrutando de cada espacio compartido, cada recreo, cada clase, cada salida juntos.

Al mismo tiempo sabemos que llegó el tiempo de tomar una de nuestras primeras decisiones para nuestro futuro y atravesamos una crisis vocacional.

Familiares y amigos nos
preguntan qué vamos a hacer
el año que viene, qué vamos a
estudiar, si vamos a trabajar.

Nuestros familiares y amigos nos preguntan qué vamos a hacer el año que viene, qué vamos a estudiar, si vamos a trabajar. Escuchamos hablar de distintas universidades y carreras, algunos de nuestros compañeros mencionan cursos de ingreso mientras que otros nos hablan de viajes, de trabajos…Todo esto nos resulta tan próximo y a la vez tan novedoso y extraño.

Miles de preguntas

¿Cuáles son los aspectos de mi personalidad que más me gustan? ¿Cómo soy cuando estoy con otros?
¿Qué me gusta hacer en mi tiempo libre? ¿Cuáles son mis sueños? Conocernos nos permite elegir de manera libre y auténtica cómo queremos vivir y hacia dónde queremos ir.

En el proceso de definir quiénes somos, nos encontramos con trabas e inseguridades. Nos preguntamos cómo van a ser las cosas el próximo año, si encontraremos alguna carrera que realmente nos haga felices, si vamos a tener un buen grupo de amigos en la facultad, si  conseguiremos el trabajo que queremos…

Frenos

Dudas y miedos pueden paralizarnos, vemos las cosas demasiado complicadas, pensamos que no vamos a lograrlo. Sin embargo, el miedo es una reacción natural ante lo desconocido, una alarma que se despierta en nuestro interior a la hora de enfrentar un nuevo desafío. No permitas que ese  sentimiento tenga la última palabra ni defina cómo van a ser las cosas.

Puede ser que en el camino no alcancemos exactamente aquello que estábamos buscando, pero si ponemos lo mejor de nosotros mismos y nos animamos a mirar de frente los desafíos, vamos a haber crecido como personas e incorporado herramientas fundamentales para nuestras vidas. Toda experiencia trae un aprendizaje, depende de nosotros el poder “sacarle el jugo” a cada una de las situaciones que se nos presentan.

Conocer mi vocación

Al terminar el colegio entramos en una etapa en la cual nuestra vida pasa a estar cada vez más en nuestras manos. Ya no eligen los demás por nosotros, es tiempo de tomar las riendas y mirar para adelante. ¿Podés identificar las cosas que te sale hacer con naturalidad y entusiasmo?

Hay momentos en los que nos conectamos tanto con lo que hacemos que sentimos como si el tiempo
no existiera, ¿te pasó alguna vez? ¿Te imaginás que te paguen por eso que amás hacer y que hasta
podrías hacer gratuitamente? ¿Cómo te ves de acá a diez años?

A fin de cuentas, lo importante es conectarnos con lo que queremos construir en nuestro día a día y con la huella que queremos dejar en este mundo. Nuestra vida es única e irremplazable y estamos llamados a ser felices.

+ info: Facebook:
Proyecto Brújula

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Hay que acertar
Reconozcamos que felices son los que aciertan con su vida porque encuentran ese espacio en el que pueden ser útiles a la sociedad, servir a los demás.
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La felicidad ¿en tu ombligo?
Si identificamos felicidad con términos equivocados como hacer carrera,
sacarnos el gusto de…, tener plata para…, alcanzar determinados
estándares sociales o económicos, compartir espacios y relacionarnos
en el más alto nivel, nos esperan algunas sorpresas desagradables.
Mientras busquemos la felicidad en nuestro ombligo, difícilmente la
vamos a encontrar. Obvio, ¿no?

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