mujer
Entramos en el mundo de las fragancias para descubrir ese algo más que está detrás de cada perfume. ¿Por qué lo asociamos a un momento, a una persona?
[dropcap]C[/dropcap] arolina Herrera de Báez es hija de Carolina Herrera, fundadora del imperio de la moda que lleva su nombre. Estuvo en Buenos Aires para presentar su VIP 212 Rosé.
Está vestida de blanco, un cinturón rojo, tacos altos y el pelo cuidadosamente recogido atrás. Parece que estuviera sin maquillar.
Con toda naturalidad nos mete en su mundo. El mundo del perfume que describe como un mundo sensorial que seduce a través de la memoria del olfato. “Para mí, mamá es jazmín”, sentencia.
“Yo no soy fiel a un perfume, creo que nosotras probamos según nuestro humor. Un día quieres algo fuerte, en otro momento algo dulce, lo importante es perfumarte porque quieres”.
Disfrutamos esta oportunidad de ponernos al día con el estilo y sentido de cada fragancia.
“El perfume se globaliza más que la moda porque está en todos lados, en un free shop y en un rincón de una perfumería -nos dice-. No es tanto trabajar con supermodelos sino con mujeres que sienten el perfume y dan todo.”
“La idea es que puedas hacer tu propio perfume, que elijas aceites y perfumes. Es un juego”, desafía al público.
[button link=»» color=»pink» icon=»» size=»large»] De madre a hija [/button]
Podemos verla como un emblema del empoderamiento de la mujer, un poder completamente femenino. Da poder a otras mujeres, apoya iniciativas que dan poder a las mujeres. Trabaja por la realidad de la mujer. Tiene el ejemplo de madre, de mujer poderosa, que nunca fue sobreprotectora.
“Mi primera memoria es mi mamá con aceites de nardo: es el reflejo de la mujer emprendedora, la veo ahí toda la vida con sus cuatro hijas, 12 nietos y cinco bisnietos.
En las reuniones familiares, hablamos de todo menos de moda. Ah, bueno, sí. Ella me pregunta ‘qué te vas a poner para tal evento, péinate… o por qué llevas esos zapatos’.
Cuando mamá me llamó a trabajar con ella, quería ideas nuevas, aire joven. En realidad entré a hacer una pasantía y allí estoy desde hace 20 años. Como era una hija rebelde elegí probar nuevas esencias e incluí el pachuli, símbolo del hippie por excelencia.”
Carolina define su forma de trabajo como artesanal y, a la vez, busca encontrar cómo hacerlo comercial, establece relación con la naturaleza y trabaja muy lejos de las nuevas tecnologías.
[button link=»» color=»pink» icon=»» size=»large»] Ese rompecabezas [/button]
Su corazón está donde está su familia, cuando está en Madrid es ella la que hace pooles, lleva y trae chicos, y cuando no está, son sus amigas las que la cubren como en cualquier lugar del mundo. “Me sentí bien cuando me di cuenta de que no puedo ser la mujer perfecta, ya no me siento mal si no puedo estar en un cumpleaños, hay cosas mucho más importantes que esas. Es la naturalidad de la vida y el saber progresar.
Antes creía que lo podía hacer todo, tenía unos bajones cuando no me salía bien. Ahora, sé que no soy súper mujer y me di cuenta de que eso sirve. Aprendí a priorizar. Tengo un marido que apoya y unos hijos que entienden. Les divierte todo, les mando fotos cuando estoy en un evento -mamá está ahí-, y se preguntan si no me da vergüenza, qué hace mamá con un micrófono y se ríen. Es una especie de rompecabezas. Vas poniendo cada pieza, tú pones de tu parte.”