Lic. María Catarineu – Especialista en bebes y niños en primera infancia @rayuelatiempodejuego . Lirios del Talar.
Frente a la desregulación emocional de nuestros hijos, ¿nos sentimos superados? Una mezcla viscosa de impotencia, enojo y frustración, que alcanza miedos y tristezas, nos hace vulnerables, son momentos en los que las pantallas ingresan como “relevos virtuales” y mágicamente parece que hacen desaparecer las angustias de todos, tanto grandes y chicos.
Vulnerabilidad por tres
La primera en NUESTROS HIJOS: el estado emocional que atraviesan es frágil y nos necesitan porque no están en condiciones para regular lo que les pasa porque todavía no tienen la posibilidad de organizarse solos.
Dejar de llorar con la pantalla, no significa que hayan procesado su angustia y necesitan nuestro permiso para frustrarse.
La segunda en LOS ADULTOS: atravesamos en ese momento por un estado de agotamiento y cuando ofrecemos la pantalla, también nos desconectamos de lo que les pasa. Entonces, la escena se divide, hay un adulto desconectado y un niño solo.
La tercera en LA PANTALLA: Es un objeto teñido de incertidumbre, duda y advertencias, porque le estoy dando a mi hijo una oferta de la que no estoy tan seguro.
¿Por qué?
Porque, cuando les dejamos que usen el celular “solo por un ratito” ¿qué sucede cuando se lo retiramos? La explosión vuelve, la angustia continúa y la adicción va en aumento. Lo mismo ocurre si se pasan del tiempo acordado y les decimos “¡porque estás con el celular!”
Sin embargo, no sucede lo mismo con otros objetos por ejemplo, cuando le damos sus autitos, sus libros, muñecos o simplemente una caja de cartón. Sería muy extraño que les quitáramos los marcadores con la sugerencia de que “dibuje y lea “¡solo por un ratito!” o con la preocupación de “¡por qué estás tanto tiempo recortando la caja de cartón!”
ALIADAS POR TRES
La desregulación emocional es una manifestación de angustia, que necesitan transitar con nosotros. Podemos ofrecerles ese momento de escucha, de abrazos y tiempos de juego.
LA ANTICIPACIÓN.
Si nuestros hijos tienen que atravesar momentos de espera, en el auto, el supermercado, el pediatra o cuando los sentimos más cansados o desregulados, podemos anticiparles, que van a llevar su bolsita viajera con objetos que ellos eligen y con los que pueden jugar. De este modo separamos antes de tiempo, los objetos de la infancia, juguetes y los de los adultos, celulares.
PERMISO PARA ABURRIRSE.
Sin aburrimiento no hay posibilidad de que se genere la chispa de imaginar, explorar, de expandir la creatividad y desplegar juego. Demos permiso para abrir ese vacío, sin llenarlo de cosas y propuestas para despertar la capacidad de asombro. Cuando les damos permiso para aburrirse, les estamos donando seguridad y confianza de que en ese ratito van a “ir pudiendo” transitar la frustración y descubrir que son ellos quienes pueden ponerse a pensar y resolver. Porque donde nada ocurre, todo puede pasar.
PERMISO PARA IR A JUGAR.
“¡Vayan a jugar!” les decimos a los chicos. Entonces ¿a qué los estamos habilitando? A un espacio simbólico y seguro donde los adultos reconocen como el lugar que habitan los niños, donde los vemos contentos.
¿Qué significa?
Que pueden auto – regularse, estar atentos porque ingresan en un espacio de alta destreza, donde arman acuerdos con otros y con ellos mismos. Un lugar donde se pone el cuerpo, donde se activan todos los sentidos, donde muchas veces el conflicto los tira al piso, se frustran y se dan la mano para levantarse y espantar juntos al lobo.
El BONUS TRACK
Darnos el permiso para_
- hacernos preguntas sobre nuestros hijos cuando no sabemos qué hacer,
- pedir ayuda cuando la necesitamos,
- levantar la mano es un signo de salud mental, es la abrazar la propia vulnerabilidad para conocernos, así poder escucharnos. Y de esa manera también ofrecer-nos para acompañarlos.