La depresión puede tener causas y síntomas diversos, el profesional y la medicación ayuda a controlar o curar los síntomas. Existen otras ayudas.
Profesor Armando Duarte @familias fuertes – Edición María Lescano – Periodista.
Si bien la depresión puede llegar en cualquier momento, las estaciones de primavera y otoño se caracterizan por profundizar algunos síntomas.
Armando Duarte comenta la experiencia de alguien que le dice: con la depresión sufrí yo e hice sufrir a mi familia. Fui al especialista, me dio una pastilla, me resistí y me dijo: no se preocupe es una dosis muy baja. Ahora no puedo vivir sin la pastilla y cada vez la dosis es más alta. ¿Puedo hacer algo? No creo que vaya a desaparecer sola.
Y este amigo tenía razón. Entonces el profesor nos hace ocho propuestas súper accesibles como prevención y acompañamiento.
Pueden parecer “obvias” pero él te da también la fundamentación científica, por qué estas acciones previenen y curan mientras, las farmacológicas tratan los síntomas.
Ir a fondo en lo físico
Recomienda:
Primero: actividad física bajo la luz del sol menciona las aeróbicas y agrega las que son en equipo, mejor aún.
Tomar sol mejora el estado de ánimo, los rayos ultra violentas entran directamente y actúan en el cerebro. Más de 5 horas por semana. Estos cambios durante dan mensaje claro contra la depresión
La sensación de felicidad se genera por todas las sustancias que se liberan que afectan en nuestras neuronas e incrementan sus conexiones.
El efecto de algunas pastillas, se logra con ejercicio físico.
Hay que estar atentos porque quien padece depresión no está motivado y surge la excusa: lo voy a hacer cuando me sienta bien, me quedo en casa. Y es justo al revés, gracias al deporte te vas a sentir bien.
Es decidir por el bien la familia: salgamos juntos a caminar, jugar, bailar.
Segundo: alimentación saludable. El desequilibrio en el cuerpo, lo que comemos afecta en cómo nos sentimos. Hay alimentos muy agradables al paladar que son malos para el aparato digestivo y pobres para nutrir el cerebro.
Es lo que llamamos alimento chatarra, procesados, que la industria hace su gran negocio pero no tan bueno para la familia porque no nutre y nos hace dependientes, enferman intestinos y son pobres para el cerebro.
Ni jugos, ni chatarra, si me quitas justo eso que me agrada y con lo que soporto lo mal que estoy. Se cae en la misma trampa.
En vez la recomendación es alimento sano a largo plazo. La familia tiene mucho por aportar, si juntos aprendemos comer y beber saludablemente.
Vegetales verdes, huevos, cítricos, carnes magras como el pavo o el pollo, frutas. Hay una importante relación entre la flora intestinal sana y la bioquímica del cerebro.
Tercero: dormir bien todas las noches. Mientras dormir, adentro pasa algo maravilloso es la ciencia del mantenimiento y limpieza a las neuronas. De nuevo, el fármaco no cura, lo que cura es el sueño. Después de dormir bien tenés mejor estado de ánimo. Estás mejor preparado para aprender, memorizar, tomar decisiones acertadas y elecciones propias.
Se puede prever este desequilibrio en la bioquímica del cerebro, con dormir más de siete horas todos los días, es una forma de amarte.
¿Cómo?
– En un cuarto oscuro, con luces apagadas y cortinas que aíslen del exterior.
– Pasar tiempo bajo el sol también es precursor de sueño profundo.
– Dos horas antes de dormir ni una pantalla.
– Cenar dos o tres horas antes de ir adormir.
– El café, el alcohol y las y drogas dañan el sueño
El hábito de dormir se enseña en familia, a la persona que esté deprimida podemos ayudarle a dormir mejor.
Cuarto, hacer una lista de lo que disminuye el estado de ánimo. Problemas emocionales que estamos viviendo, a veces la persona la está pasando mal pero no sabe por qué, su mente tiene situaciones crónicamente estresantes, llevan meses o años. La depresión es un enemigo silencioso que puede requerir ajustes de vida.
Por eso atender a la causa, ir a la raíz, algo está pasando que nos lleva a ese estado.
Podemos ayudar a sacar en una lluvia de ideas de las cosas que afectan el estado de ánimo, cosas que dan tristeza, cosas valiosas o personas que has perdido, aspectos de la relación personal, familiar, matrimonial, del trabajo que te gustaría cambiar pero no puedes.
Quien padece la depresión no tiene la capacidad de pensar sobre su vida interior necesita ayuda para hacer esa lista.
Acompañar es un acto de amor. Anotar para retroalimentar, cuando alguien me entiende, me ayuda a entenderme a mí mismo. Eso es la familia.
Quinto: hablar de los sentimientos. La depresión llega por detrás del desinterés, la dificultad para concentrarse, el sentimiento de culpa, irritabilidad, malestar, impotencia, impacto negativo, todo disminuye la posibilidad de retomar los vínculos.
Si en la familia hay diálogo, se comparte el dolor por alguien que falleció o se mudó, también cuando se interrumpió una relación por falta de comprensión, de respeto, por una diferencia. En la familia, se ama por quien es, no por lo que hace, lo que amamos en familia es su persona y su salud.
Como la sensación es que lo suyo no le importa a nadie y no tiene solución, podemos poner por escrito y mostrarle que estamos entendiendo, comprendiendo y apoyando su camino de sanación. De nuevo, lo que cura es el vínculo, mientras la medicina trata los síntomas.
Y no es solo hablar de los sentimientos, es fomentar los gestos de cariño, los elogios sinceros, compartir experiencias que llevan a sonreír. Amando y haciendo sentir el cariño ayudamos a superar la depresión.
Sexto: aprender habilidades para afrontar los problemas: La persona no elige, la enfermedad llega por la biología, por alguna cuestión emocional o espiritual.
Entonces, más allá de la medicación y además de las pastillas o gotas, conviene fomentar la autoestima, el desarrollo de la asertividad para interactuar de mejor manera, cultivar expectativas más realistas, bajar decibeles de reacciones. A veces se puede sanar, otras cerrar el círculo, hacer el duelo.
Con la participación del especialista se puede acelerar y convertir en fortaleza la autogestión ante los problemas de la vida. La familia está también para buscar esa ayuda.
Siete: aumentar emociones y pensamientos positivos. Cuando lo negativo toma el control de la vida interior surgen problemas cognitivos y emocionales. De ahí la urgencia por fijarnos en lo que tienes, en las personas que te aman. Este cambio influye en la actividad cerebral para superar la depresión.
Retomar actividades gratas como leer, pasear, cantar, bailar, enseñar. Hacer lo que te gusta te ayuda a hacer bien.
De lo contrario vuelve el patrón negativo, lo haré cuando me sienta bien y en realidad es me sentiré mejor cuando lo haga.
Está la generosidad del amor familiar para comprometernos en ayudar a quién «es», haciendo cosas divertidas y relajantes, incluso reírnos a carcajadas, dejando la depresión afuera.
Octavo: darle sentido a la vida. Vivir sin un propósito termina en depresión. Se puede caer en un “ir viviendo” de las adicciones, la bebida, droga, sexo desorbitado. Estas experiencias en las cuales el efecto gratificante es breve, entonces llegan soledad y la frustración de sabernos inteligentes y capaces pero no logramos encontrar en nosotros mismos la felicidad. Cuando nada tiene valor nada importa, no se integran los valores en la vida personal y aparece el fantasma del suicido.
Amar y ser amado, disfrutar de la vida juntos. Darle sentido a la vida, ser creativo, servir a la comunidad, son caminos en los cuales encontramos felicidad.
Últimas recomendaciones:
La depresión no es un proceso de días, de semanas, puede ser de años. Entonces no esperemos una rápida salida.
Ir a la causa, a la raíz, no creas que con la medicación resolviste el problema, solo disminuye los síntomas, para curar las causas hace falta un fuerte trabajo interior.
Sos lo más importante del tratamiento. Las opciones son una forma de amarte a vos mismo y hay que vivirlas de manera constante.