Por Muma Tena – FAMILIÓLOGA – MEXICANA – @unionmujer
Formar una familia es un proyecto trascendente que necesitas tomar en serio. Ser padres es un gran desafío, implica esfuerzo, autocontrol y autoconocimiento.
Una vida dispuesta y entregada, en la que se entrelazan diversos factores que ponen a prueba nuestra creatividad, es el desafío de ser y hacer familia.
Formar una familia es un proyecto trascendente
A veces resulta difícil elegir qué rumbo educativo tomar con nuestros hijos: ser más duro o más cariñoso, más exigente o comprensivo, más disciplinado o espontáneo. Y surgen muchas preguntas: ¿Cómo saber qué camino tomar con cada uno? ¿Cómo compaginar la educación de los hijos con la vida en familia?
Lo más importante, que seguramente ya tienes, es el amor. Para los hijos, saberse queridos y aceptados es indispensable para dejarse guiar. La intención correcta de querer impulsarlos a que sean la mejor versión de sí mismos, será lo que inspire tu rol como principal formador.
Saberse queridos y aceptados es indispensable para dejarse guiar
Te presento algunas recomendaciones muy efectivas para lograr una educación familiar integral, con sentido.
1. Crea un ambiente amable:
Las familias en donde se respira paz y confianza inspiran a que quienes conviven dentro, se desarrollen con más armonía y seguridad, generando vínculos cercanos y lazos que alimentan el área psicológica de sus miembros.
2. Reconóceles sus aciertos y cualidades:
Los padres queremos hijos competentes y seguros, la mejor forma de lograrlo es validándolos, hacerles apreciar su unicidad -aquellas virtudes que tienen que los hacen especiales- y explicándoles que sus talentos brillan más cuando se comparten con los demás. Esto será un escudo que los proteja cuando factores externos pongan en duda sus capacidades. Aquello que les digamos nuestros hijos sobre su persona formará en gran medida su autoconcepto. Por esto mismo, transmitámosles un modo optimista de ver el mundo, los errores y problemas.
3. Ten en mente que sus reacciones son espejo de las tuyas:
Recuerda que lo que haces influye más que lo que les dices. La personalidad se forma por lo que se aprende, y los padres podemos reconocer que nuestro ejemplo, nuestro modo de comunicarnos y tratarnos, de manejar las emociones y el estrés, serán las herramientas con las que nuestros hijos cuenten para hacerlo; por lo tanto, resulta vital cuidar que nuestras acciones, reacciones, palabras y actitudes sean congruentes entre sí, llevándoles a confiar en nosotros.
4. Observa y reconoce las necesidades e intereses de los hijos:
Saber identificar qué es lo que cada hijo quiere y necesita es una tarea titánica porque requiere tiempo y atención. Esta información cuando se aprovecha, abre canales de comunicación y crea puntos de encuentro: los hijos que saben que sus padres los conocen e impulsan se desarrollan con mayor soltura, sintiéndose apreciados y apoyados. Realizar actividades en conjunto en las que se exploren los diferentes intereses de sus miembros es una gran estrategia para “hacer familia”.
5. Aprovecha los momentos de equivocaciones como oportunidades formativas:
Enseñémosles que de los errores se puede sacar un aprendizaje, que el único que no gana nada es quien se queda sin hacer nada.
6. Traza un plan personal de mejora de cada hijo (y del matrimonio):
Para sacar adelante cualquier proyecto se debe contar con un plan a seguir, lo mismo sucede con la educación por los hijos. Los padres convenimos ir construyendo, en conjunto, un plan concreto para identificar qué áreas de oportunidad trabajar y qué cualidades potenciar en cada uno de nuestros hijos (hacer uno como matrimonio es clave también). Sin un objetivo no hay manera de avanzar hacia ninguna dirección. Aunque haya momentos de espontaneidad en familia, la formación no puede dejarse para después, pues ha de buscarse el momento oportuno para darles el acompañamiento que requieren.
7. Establecer un horario o rutina:
En familia organicen un horario en el que se integren las actividades de cada uno, con la finalidad de que haya un orden en las mismas. Esto ayudará a evitar malos entendidos y a consolidar hábitos. La rutina genera seguridad en los niños puesto que les da estructura, dentro de ella se deben incluir las siguientes actividades: tiempo para hacer tarea, hobbies, lectura, hábitos de higiene y alimentación (baño, comida, cena), tiempo de esparcimiento y juego, así como de sueño. Es indispensable que en los fines de semana se invierta tiempo en actividades familiares que generen sentido de pertenencia y abran al diálogo. Regular el tiempo en pantalla que pasan es imprescindible, así como la calidad del contenido que se está consumiendo.
8. Encargos:
Reunirse por lo menos una vez al mes para establecer los encargos que cada miembro de la familia llevará a cabo para responsabilizarse y tener un papel activo en la familia de acuerdo a su edad resulta muy enriquecedor. Todos los integrantes deben reconocer que la casa y la familia es de todos, por lo que hay roles que cada uno puede desempeñar para que haya un ambiente de cooperación. Hasta los hijos pequeños tienen capacidad de aportar algo a la familia. Algunas actividades a realizar pueden ser las siguientes: regar las plantas, alimentar y cuidar de las mascotas, hacer la cama, poner y recoger la mesa, preparar los lunches, aspirar, sacar la basura, doblar la ropa, entre muchas otras.
Recordemos que cada hijo y cada familia es distinta, que los planes y proyectos son flexibles y realizables, de lo contario pueden generar mayor frustración. Estas estrategias influyen positivamente en el rumbo de la familia.
No existe familia perfecta, simplemente familias que luchan por mantenerse unidas y sanas.
¡ATRÉVETE A SOÑAR EN FAMILIA! y comparte con nosotros tu experiencia,