Nuestras decisiones nos convierten en quienes somos

En una clase la profesora preguntó a sus alumnos, ¿cuál es tu sueño? Y uno de ellos respondió: no tengo sueños.

Por María Lescano – Periodista

Jóvenes que no tienen sueños, que no tienen espacio para soñar… Esta fue la respuesta de un adolescente en un taller de radio en la Villa 31. Pensé en los jóvenes que nos siguen, en los padres y, en general, en los adultos involucrados en la formación de jóvenes. ¿Generamos ese espacio para que puedan soñar? A algunos les falta espacio porque tienen de sobra, a otros porque carecen de lo esencial.

Entonces nos llega este mensaje:

“No estamos hechos para soñar con las vacaciones o el fin de semana”

Entre tus sueños y tus decisiones

Parece una obviedad pero ¿cuántas veces lo pensamos?:

“Si elegimos robar nos volvemos ladrones, si elegimos pensar en nosotros mismos nos volvemos egoístas, si elegimos odiar nos volvemos furibundos, si elegimos pasar horas delante del móvil nos volvemos dependientes”

Esas elecciones que marcan tus sueños… Para el egoísta nada es suficiente… ahí radica su escasa felicidad en cambio, el que elige amar a otro en vez de centrarse a sí mismo, el que entiende que amar no es poseer ni usar al otro sino que es darse, es gastarse por el otro, encuentra ahí mismo la felicidad.

Resulta, entonces, esa paradoja que vale la pena intentar: el que vive cerrado e indiferente queda paralizado, pero el gastarse por los demás nos hace libres.

Pasar de los por qués al para quién, del por qué vivo al para quién vivo.

Pasar de los por qués al para quién, del por qué vivo al para quién vivo, del por qué me pasa esto al para quién puedo hacer el bien.

¿Para quién? No sólo para mí mismo: la vida ya está llena de decisiones que tomamos mirando nuestro beneficio, para tener un título de estudios, amigos, una casa, para satisfacer los propios pasatiempos e intereses. Pero corremos el riesgo de que pasen los años pensando en nosotros mismos sin comenzar a amar. Manzoni nos da un hermoso consejo: «Se debería pensar más en hacer el bien que en estar bien; y así se acabaría estando mejor» (Los novios, cap. XXXVIII)”.

¿Qué es elegir?

“La vida es el tiempo de las decisiones firmes, fundamentales, eternas. Elecciones banales conducen a una vida banal, elecciones grandes hacen grande la vida”.

¿Qué me hace bien?

  • El consumo “narcotiza el corazón con cosas superfluas. Se encuentra la obsesión por la diversión, que parece el único modo para evadir los problemas, y en cambio sólo pospone los problemas”.
  • Reclamación de los propios derechos, y ¿los de los demás?
  • La gran ilusión sobre el amor al “me gusta”

Entonces, ¿qué es elegir? «es sobre todo no dejarse domesticar por la homogeneización, es no dejarse anestesiar por los mecanismos de consumo que desactivan la originalidad, es saber renunciar al aparentar y al mostrarse. Elegir la vida es luchar contra la mentalidad del usar y tirar y del todo y rápido, para conducir la existencia hacia la Meta”.

Se necesita entrenamiento para elegir bien. “Si nos miramos dentro, vemos que a menudo nacen en nosotros dos preguntas distintas. Una es: ¿Qué deseo hacer? Es una pregunta que con frecuencia engaña, porque insinúa que lo importante es pensar en uno mismo y seguir todas las pretensiones e impulsos que uno tiene. Sin embargo, la pregunta es otra: ¿qué te hace bien? Aquí está la elección de cada día: ¿Qué quiero hacer o qué me hace bien? De esta búsqueda interior pueden nacer elecciones banales o elecciones de vida.”.

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