Muchas cosas cambian con cada época. Por eso quisimos escuchar a novios de hoy, aquí y ahora. Descubrimos la clave: acompañamiento.
Novios de hoy
Sofía:
Creo que el noviazgo, como toda relación, se va forjando con el tiempo de calidad que le vayas otorgando, tiempos de charlas, de divertirse, compartir con amigos, familia, solos… Y de esa manera ir descubriéndose mutuamente. Tengo la convicción de que los vínculos se construyen con una elección libre del día a día, acompañándose, respetándose y cuidándose y para esto es importante conocerse. Con Fran descubrí que mi manera de mostrar mi afecto y las de él eran distintas, charlándolo fui encontrando que es a través de esas diferencias donde nos complementamos y así mismo, un desafío para crecer en las formas que a mí más me cuestan, pero que él las siente más propias y viceversa. Eso es clave para los novios de hoy.
Se trata de eso, de conocerse e ir creciendo juntos, disfrutando de lo lindo que tiene el noviazgo. No se trata de esperar que mi felicidad y bienestar dependan del otro.
Delfi:
Para mi fue clave llegar a entender que algo puede ser esencial para el otro aunque a mí me parezca intrascendente. Para Mati el deporte es fundamental, porque es su forma de canalizar otras cosas y lo ayuda a despejar su cabeza.
A la vez, sus campeonatos de fútbol son «el» gran programa que comparte con sus amigos. Como novia, más allá de que para mí el sábado sería ideal hacer otras cosas, me pone totalmente feliz acompañarlo.
A veces, puedo darle ese momento para estar con los amigos y que fortalezca su relación con ellos o, ir a verlo jugar porque sé que también le encanta.
Acompañarnos de esta manera moldea la relación para lo que se nos viene en el futuro.
El noviazgo es el momento para conocernos bien, preparar la relación y llegar seguros a la hora de tomar la decisión de elegir a la persona con quien voy a compartir mi vida.
Lucas:
Llegué a casa después de entrenamiento y me encontré con una sorpresa: había pizza. Nada mejor que llegar cansado y comer pizza mientras ves algún partido de fútbol.
Sin embargo, antes, con el celular, le mandé una foto a mi novia. En cuanto viera la foto, ella iba a saber que la estaba pasando espectacular. Es un ejemplo, en esto de acompañarse, porque es estar en las pequeñas cosas, tan pequeñas como una pizza. Cuando tenemos esa «vieja» idea de que hay estar todo el tiempo juntos, no podemos estar más equivocados.
Acompañarse es un mensaje, una foto, es levantarse a la mañana y pensar ¡ojalá tenga un buen día!, es reírse de algún recuerdo, es extrañar, es bancar, es querer que disfrute.
Tengo una novia espectacular, mejor que la pizza, me acompaña siempre y me ayuda a tratar de ser un poquito mejor todos los días. Obviamente, yo trato de hacer lo mismo y así, juntos, les aseguro que las cosas buenas se disfrutan el doble y las malas se bancan mucho mejor.
Belu:
Siempre creí que una de las cosas que forman a las personas es en qué invierten su tiempo: el deporte, la música, la religión, la familia, los amigos, las salidas, el estudio, el trabajo…
Cuando Lucas me conoció, yo era «la chica de las mil actividades»: estudio, hockey, reuniones semanales, familia, amigas, Techo, grupo de vida, corrida tras corrida. Y así, me puse de novia.
Por suerte, él supo apoyarme en lo que hacía, que no hay duda era bueno. Mientras, yo fui aprendiendo que un noviazgo necesita tiempo.
Hay que empezar a poner las cosas en la balanza. No implica dejar de hacer todo, simplemente buscar un equilibrio. Si bien es buenísimo que cada uno tenga lo suyo, es importante tener ‘nuestros tiempos’, por eso de diferentes maneras buscamos un ratito para estar juntos o hablar, ya sea comiendo, un viaje al centro, una salida a patinar, sentarnos a estudiar. Tratamos de estar presentes en lo cotidiano del otro.
También, surgen nuevos desafíos: un día le tiré que quería hacer un intercambio, irme seis meses a estudiar a otro lugar. Por supuesto que quería hacerlo partícipe en la decisión, una relación es de a dos. Él me escuchó atento y tranquilo. Me dijo que, si me iba a dar un ‘sí’, quería que fuera auténtico, que necesitaba procesarlo. Me pareció lógico. A los pocos días, estaba dispuesto a apoyarme en esta nueva experiencia que yo iba a vivir. Hubiera sido muy fácil para él convencerme de que no lo haga. No sólo me dejó volar, me ayudó a despegar.
Novios: uniendo caminos
Mariana Aguirre, leía que dos esquimales que querían ir al polo norte, se esforzaban por alcanzar su objetivo, sin embargo pese al esfuerzo y a tener clara la dirección, se están desplazando más hacia el sur.
¿Qué les pasa? Tienen delante un témpano enorme que frustra su objetivo, desviándolos. Analógicamente, podemos decir que el norte es el deseo de felicidad que sentimos al comenzar una historia de amor, «la» historia de amor de nuestra vida.
A partir de este texto Mariana nos comentaba en otra edición de Sembrar Valores.
Los novios, cuando emprenden este viaje, van a necesitar conversar largamente y preguntarse cuál es el «concepto de amor» sobre el cual quieren caminar para asegurarse de que les conduce al «norte».
Conocer al otro
Existe un peligro muy fuerte en lo que nos ofrece la cultura actual. El «témpano» que nos presenta una felicidad que se va construyendo cada día, con un concepto de amor egoísta o individualista en el cual el otro «me tiene» que hacer feliz, el objetivo final resulta impracticable.
En una relación de pareja, el amor que conduce a la meta soñada se encuentra en el darse mutuamente. Si agregamos que el varón y la mujer tienen necesidades y expectativas diferentes, se vuelve claramente imprescindible que los novios hablen de estos temas.
Sólo a partir del conocimiento del otro, los protagonistas de la relación van a poder cuidar el vínculo que los llevará a descubrir que en la satisfacción de las necesidades del otro logran ser felices ambos porque el auténtico bien del otro y el propio se interrelacionan armónicamente.
Pero… ¿Cuál es el bien auténtico, cómo diferenciarlo del capricho del momento?
Resulta tan contradictorio con lo que nos «venden» desde las múltiples pantallas, con la felicidad que ofrece la publicidad, los modelos de vida que aparecen a veces en las series… que al hablar, al sincerarse, pueden construir ese amor sólido y duradero que es «su» norte.
Otras voces
Varios disparadores sirvieron para que chicos y chicas pararan a preguntarse, a reflexionar y a charlar acerca de lo que cada uno trae en su interior o lo que viene de afuera que los conducirá al verdadero conocimiento y crecimiento. Las dudas, las preguntas, cierta inestabilidad, las arideces en el andar son parte necesaria y constitutiva no sólo de un vínculo afectivo que pretende madurar y consolidarse, sino de la vida misma…
Fuente: Por Mariana Aguirre. Orientadora familiar
Para tener en biblioteca
– El amor en la pareja, de Juan Pablo Berra
– Novios inquietos en camino, de Gustavo Antico y Grupo
Hacer Crecer.
– El amor en tu camino de vida, de Cristián Conen.