No somos víctimas

 

El arduo trabajo de conciliar familia y trabajo.

MARÍA LESCANO| PERIODISTA | MARIALESCAN@YAHOO.COM.AR

[dropcap]E[/dropcap]l gran riesgo del conflicto entre trabajo y vida personal es caer en el “victimismo”: sentirse víctima del sistema, de la empresa, de la sociedad. Es pensar que, como están las cosas, ya no hay otro remedio que fracasar en uno de los dos ámbitos.

El “victimismo” es la negación de las capacidades personales. Es el inicio de lo que acabará en una depresión. Por eso resulta tan importante que cada uno trabaje en este tema en forma muy personal.

Luis Huete, que durante 25 años  fue asesor de directivos de más de 400 empresas, propone siete “pequeñas grandes” batallas que deberemos librar, personalmente, si queremos hacer realidad la propuesta.

  • Primera: Busquemos desear, simultáneamente, el logro personal tanto como el éxito profesional, y viceversa. Tenemos que ambicionar los dos logros a la vez, y no postergar uno para cuando el otro ya esté logrado.

Es más fácil triunfar en lo profesional que en lo personal. Todos conocemos a personas con un fuerte desequilibrio personal que han tenido éxito en sus trabajos. Sin embargo, sin calidad humana no se consigue mucho en las relaciones con otros, y la satisfacción íntima que da el logro personal es más intensa y más estable que la ofrecida por la profesión. Por lo tanto, el verdadero desafío humano es conciliar el logro en ambas facetas y la forma  más inteligente de conseguirlo es hacer del logro personal la prioridad sobre el logro profesional.

  • Segunda: El crecimiento personal es el secreto para hacer contribuciones valiosas en las actividades profesionales y en los entornos privados.

El éxito profesional y personal está en hacer cosas que sean valoradas por los demás y que acrecienten la demanda que uno tendría en el mercado para hacerlas. Para lograr eso, la clave está en el desarrollo de la propia persona.

  • Tercera: Utilizar mecanismos de defensa maduros para gestionar los conflictos.

Los conflictos bien gestionados pueden ser una palanca de mejora personal y, por lo tanto, una contribución a mediano plazo. Es una falacia pensar que la conciliación trabajo-vida personal va a estar exenta de conflictos importantes, como también es falaz suponer que cualquier mecanismo de defensa es de por sí beneficioso. Los conflictos entre estas dos esferas de la vida han de gestionarse con mecanismos de defensa maduros, trucos que utilizamos las personas para alejar de nosotros ese foco de tensión (ver recuadro).

  • Cuarta: Ejercitarse en la disciplina de la mejora de las relaciones, tanto profesional como personalmente.

Huete señala tres niveles de relaciones a las que se puede aspirar. De peor a mejor, son las siguientes:

Nivel 1: cuando esa relación es exclusivamente para recibir lo que uno desea. La relación se mantiene siempre que sirva para mis propósitos.

Nivel 2: cuando se espera reciprocidad. Se da para recibir. Se espera una equidad y, si no la hay, se rompe la relación.

Nivel 3: cuando una parte se compromete a servir las necesidades de la otra sin necesidad de esperar nada a cambio.

A mayor nivel de relación,
empiezan a encontrarse
las verdaderas satisfacciones.

  • Quinta: Centrarse en el día a día, sin esperar un golpe de suerte. La mejor palanca para cambiar el curso de los acontecimientos es tomar decisiones concretas sobre la conciliación entre trabajo y vida familiar. La falacia con la que podemos engañarnos es que hay que sacrificar el presente para apuntar a un futuro mejor, que vendrá en forma de proceso natural. No se puede pensar que toca dejarse la piel unos años, sacrificar lo que haga falta a corto plazo, por una idea vaga de recompensa el día de mañana.

Generar un porvenir atractivo consiste en visualizar el contenido de ese futuro. Cada uno tiene que hacerse una serie de preguntas: ¿Qué quiero llegar a conseguir en mi vida personal? ¿Qué contribuciones de valor puede aportar en mi vida personal, como en la profesional? ¿Qué recompensa me gustaría recibir en la vida?

  • Sexta: Poner en marcha un círculo personal positivo para lograr más abundancia interior y exterior.

Es una gran falsedad pensar que es poco lo que las personas pueden hacer para lograr más abundancia en sus vidas. Las tres variables que inician el sistema de progreso personal son: “cómo pienso, en qué creo”, “cómo miro a la realidad” y “cómo interpreto subjetivamente las cosas a mi alrededor”. Uno de los conflictos entre vida personal y laboral es no disponer de tiempo para todo. Por eso, hay que conseguir mayor productividad en el uso del tiempo, y esto consiste en eliminar, simplificar y, o combinar tareas y tiempos.

Busquemos crear en ambos ámbitos cantidades
similares, en número e intensidad,
de recuerdos entrañables y gratificantes.

Séptima: Alimentar inteligentemente las necesidades emocionales en uno y en los demás. Tenemos deseos básicos, también llamados necesidades emocionales, que comentamos en nuestra edición anterior y que pueden resumirse en: el deseo de seguridad, de variedad, de singularidad  y de compartir.

(Ver Hacer familia 19. Coleccionable) o en www.sembrarvalores.com.ar

 

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