No pretendas comunicar bien cuando estás en «modo negativo».

A veces, muchas veces, el ser negativos con nosotros mismos nos pone en «modo negativo» también con los demás… Entonces, la comunicación se «incomunica», desconecta, molesta. Por ahí va la pregunta que responden desde:

Orientamos… Adriana Ceballos y Georgina Azoca de @ecofam

Mediante la comunicación se trasmiten señales que van más allá de las palabras. Algunas o muchas veces, los mensajes se interpretan o decodifican de un modo diferente al que intentamos emitir. Aunque el objetivo de la comunicación es lograr que el «envío» llegue de manera eficaz, por diversos motivos, no siempre ocurre.

Podemos enumerar la: ausencia de escucha activa, el sesgo con que receptores que captan de manera subjetiva señales. Puede haber falta de comprensión desde el idioma, el nivel de lenguaje, el desacople entre el lenguaje verbal y el gestual. A veces, hay en el emisor un posicionamiento desde la jerarquía, en lugar de buscar cierta igualdad, y eso aísla, cierra, confunde. En muy pocas ocasiones funciona.

Muchas veces, cuando surgen malos entendidos, conflictos, enojos, los motivos del desentendimiento están en el receptor. Como estos no podremos cambiarlos. Te sugerimos mirar con atención la forma, el fondo, el modo con que emitimos el mensaje.

Sin perder la espontaneidad, sin dejar de ser nosotros mismos en la comunicación… necesitamos moderar nuestro temperamento, y tener en cuenta algunas de las prácticas, que a través del estudio y la experiencia, se van manifestando exitosas.

¿Cómo minimizar los errores que provocan molestia, mal estar o enojo?

  • Ser claro y respetuoso con el otro a la hora de comunicar.
  • Trasmitir lo que consideramos cierto y verdadero desde «nuestro punto» de vista con estilo y nitidez. Asumiendo que es un punto de vista y suele haber otros…
  • Cuidar las formas siendo agradable y amable.
  • Los tonos son importantes: no ayuda reprender ni «simular» ser condescendiente, es muy fácil que la falsedad se note y moleste.
  • Priorizar la armonía, sin entrar en el enojo o el mal trato.
  • Tener un objetivo claro y preciso.
  • Evitar el sobrentendido que genera malos entendidos.
  • Dejar de lado los prejuicios respecto de quien es el receptor o emisor.
  • Un autoritarismo nacido de una pretendida jerarquía, anula el mensaje.
  • Elegir las ocasiones en donde sea necesario aclarar y llegar hasta el final.
  • Saber que a veces es mejor tener paz a tener razón.
  • Cuando un error de comunicación nos ha llevado a un error en la acción necesitamos estar dispuestos a la disculpa y la reparación.
  • Si las emociones fuertes se apoderan de nosotros, el mensaje llega incompleto, viciado. La calma y el dominio de nosotros mismos es clave. La mayoría de las veces, conviene esperar a que el apasionamiento se serene para comunicar lo que necesitamos antes que expresar lo que sentimos.

Y no olvidemos que: comunicar es conectar historias vitales nuestras y ajenas, “la manera como nos comunicamos con los demás y con nosotros mismos, en última Instancia determina la calidad de nuestra vida”.

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