Nacho entre inteligente y sabio

Gracias, Nacho Albinati, por compartir con nosotros tu búsqueda de la sabiduría, como una persona inteligente intenta aprender de los errores.

¡Hola!

Soy Nacho, en mayo de 2008 me diagnosticaron Linfoma de Hodgkin. Una travesía que cambió mi vida para siempre y duró apenas 12 meses. Esos que recuerdo con tanto cariño.

Santi,Nico y Nacho

Gente que se cruzó en mi camino, se juntaron con los que me venían acompañando. Fue una explosión de cariño. Aparecían de todos lados.

Ahora todo lo malo desaparece de la memoria como por arte de magia.

Es impresionante como la cabeza siempre se queda con lo bueno y lo malo pasa a ser una historia que «alguien me contó». Me dijeron que el pelo no iba a crecer después de los rayos, que la quimio terapia podía afectar mi fertilidad y mi melena, que iba a tener un par de días malos post tratamiento, pero la mente es un aparato fantástico si lo sabemos usar.

No todo salió a la perfección, pero aprendí muchísimo. Y no es solamente la mente. Es la conexión entre la mente, el espíritu y cuerpo. Aprendí a conectarme con Dios, con la energía, con lo que uno crea o lo quiera llamar.

En Notre Dame, antes del incendio.

Hoy me toca rememorar esos momentos y me surge seguir agradeciendo. Es lo primero que me aparece en la cabeza y en el corazón. Tengo la necesidad de seguir estando conectado con ellos que, por ahí, no me acuerdo sus nombres o sus caras, pero hay algo distintivo que siempre me hace acordar.

Mis médicos: Gustavo, María y Paulo; mis enfermeras: una cordobesa, una metafísica y una porteña; la secretaria de Papucho; el coordinador de la mesa de entrada al Hospital de Día. Todos fueron mi familia durante esos meses. Se alegraron conmigo, siempre. Y cuando algo me dolía, ellos me agarraban la mano. Desinteresados o interesados en mí, como lo quieras ver, pero con un amor digno de una gran familia. Ellos construyeron eso conmigo y, seguramente, con todos los que “los visitamos”.

Los días fueron pasando, no tuve ningún mal día, doy gracias a Dios por eso, y el  Linfoma de Hodgkin desapareciendo.

Y, como todo en la vida, el día llegó: Gustavo amablemente me dijo que no me quería ver más en esta relación de médico-paciente. Fue comenzar a vivir nuevamente, el chip lo fui cambiando y, cuando salí de ese consultorio, activé el otro, el de la nueva vida que quiero vivir.

Bautista, Luisa y Benjamín.

Muchas veces, en estos últimos 11 años, hubo situaciones difíciles, pero la vida me dio su lección y yo la aprendí: me mostró por dónde quiero que pase mi vida. Y, cuando me descarrilo un poco, la memoria se encarga de encarrilarme.

Desde ese alta médica que vivo la vida que quiero, la que construyo ahora con mi mujer y mis 3 hijos. Espero tener la capacidad de poder ser ejemplo para mis hijos y que ellos descubran su camino, su felicidad.

PD.: Como decía mi Papá: «inteligente es el que aprende de sus errores, pero sabio es el que aprende de los errores del otro».

 

NdeR: Agradecemos a las familias que comparten sus fotos.

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