Mi experiencia en un proyecto solidario en Sucre. Así lo viví.

Un testimonio, una experiencia profesional y solidaria con gente de culturas diferentes, nos cuenta Angie Rivarola.

Mi nombre es Ángeles Rivarola. Soy estudiante de Medicina en 4to año de la Universidad Austral. Vivo con mi familia en Bella Vista. Regreso de una experiencia en Sucre. Es un Voluntariado o “Medical Mission” a través del cual se provee de cirugía y fisioterapia de mano a personas de bajos recursos de manera gratuita.

Algo tan específico

Los participantes del voluntariado pueden venir de la Universidad de Utah, en Salt Lake City, USA y de la Fundación SOS Manos de Bolivia con el sustento económico de parte el Banco Mercantil Santa Cruz.

Hay una convocatoria previa y cada año se hacen viajes de especialistas y voluntarios que están trabajando durante una semana en Sucre. ¡Esta fue mi experiencia!

Estos viajes se realizan de manera anual hace aproximadamente 20 años, y se van rotando las ciudades. La propuesta tiene una mirada que devuelve la esperanza a todo aquel que se relacione de alguna manera con la atención sanitaria.

Mi experiencia

Desde mi punto de vista pude ver que el foco no estaba puesto únicamente en tratar a los pacientes carenciados sino también, enseñar durante el proceso a quien esté dispuesto a aprender.

Se brinda tanto el material como el tiempo para hacer de cada entrevista, cada intervención y cada cirugía. Todo es un momento de aprendizaje. Para lograr que la experiencia del paciente sea realmente buena.

You cut now!

En una de las cirugías, estábamos por comenzar la separación de dos dedos de un chico con syndactilia. La Dr Brittany García empezó dibujando la incisión que iba a hacer, pidió el bisturí para cortar, sin sacar la vista de la mano del paciente me dio el bisturí a mí, que automáticamente se lo devolví a la instrumentadora. “¡No, no, no!, me dice: You cut now!“

Me quedé helada, le aseguré que nunca había usado el bisturí. Ella me tranquilizó diciéndome que me iba a guiar. Agarré el bisturí y mientras me acercaba a la mano del paciente veía cómo temblaba la mía.

Con muchísimo miedo hago el primer “corte“, pero fue tan suave que no cortó nada… una segunda vez y ahí empezó de a poco a abrirse la piel. Sentía que se me iba el corazón y pensaba “¡Por primera vez estoy cortando con un bisturí“. La Doctora me guió en todo el proceso y empezamos la cirugía.

Manos que salvan manos.

Los pacientes pediátricos

La mayoría de los pacientes eran pediátricos, para quienes una cirugía puede ser una experiencia traumática. Por esto se ponen todos los medios para hacer que los niños puedan sentirse cómodos, tranquilos y contentos.

Por ejemplo, se presta especial atención en detalles como el color favorito, su animal de preferencia, que jugo le gusta, etc. Y estos detalles se tienen en cuenta, a la hora de diseñarle el yeso o vendaje que le quedaría para hacerlo de su color favorito. Cuando el niño se despertaba, se trataba de que tuviera un peluche de su animal favorito y un juguito que le guste, además de obviamente tener a su lado a sus padres u otra persona responsable que lo acompaña.

En cuanto a la fisioterapia también cabe resaltar este principio tan delicado. Las férulas estaban hechas a la medida exacta, con las variaciones particulares de cada mano para que le sea de mayor comodidad.

Los pacientes adultos

La condición de los beneficiarios era muy variable. Gran número de los pacientes venían de zonas rurales de Sucre. Algunos de los pacientes que tratábamos no manejaban el idioma español y resultó un desafío enorme lograr comunicarnos. Muchos de los pacientes eran trabajadores de oficios que requerían sus manos para trabajar. Habían recibido lesiones debido a sus trabajos… ya sea porque las condiciones del trabajo no eran las mejores o porque eran trabajos muy riesgosos. Con lo cual recibir una cirugía de tan alto nivel significaba para ellos no solo un cambio relacionado a su salud sino más bien una reinserción al trabajo, a una economía más digna y a un bienestar para sí y para sus familias de gran relevancia.

Esta cirugía significaba para no solo un cambio relacionado a su salud sino más bien una reinserción laboral y a una vida más digna para sí y sus familias.

También se hicieron sesiones de fisioterapia. Pacientes que necesitaban ejercitar sus manos de distintas maneras para recuperar funciones perdidas tras lesiones pasadas, o mismo pacientes posquirúrgicos que necesitaban aprender de qué manera podían ejercitar su mano para re-entrenar a su cerebro a utilizar sus manos propiamente.

En una conversación con el fisioterapeuta, Bryce, me dijo que mientras más cómoda sea la férula para el paciente existen más posibilidades de que la use… y mientras más la use, tendrá mejor resultado.

Aprendí

En cinco días, se hicieron muchísimas cirugías, se trataron a cientos de pacientes. Sin embargo, cada paciente es un mundo.

  • No se puede apurar a un paciente a que de consentimiento para una cirugía.
  • No se pueden saltar pasos de los protocolos para confirmar más cirugías.
  • El trabajo que se haga se tiene que hacer bien, sea la cantidad que sea.
  • Los pacientes tienen sus propias inseguridades, miedos y desconocimientos siempre válidos.
  • Hay que darle lugar a los miedos, a las preguntas, a las inquietudes.
  • Ser lo más claros posibles con nuestro vocabulario.
  • ¡Ser transparentes, permitir el miedo y calmarlo!
  • Tomarse el tiempo que le corresponde a cada paciente sin apurarse ni minimizar sus dudas o sugerencias.

El aprendizaje más grande que me quedó es: ser paciente.

Siempre dicen que el ejemplo enseña más que cualquier otra cosa y eso es lo que pude vivir en carne propia. Nadie me dijo “mira, esto lo hacemos así“, sino que, simplemente, trataban a los pacientes de una manera que me motivó, me dio esperanza, cirujanos interesados porque el paciente tenga una buena experiencia en el hospital más allá de un buen resultado quirúrgico.

En Sucre

La ciudad de Sucre es pequeña y muy linda, antigua. Siempre nos movimos a pie. La zona del hospital Santa Bárbara, es muy atractiva.

Tuvimos la mala suerte de que justo en el transcurso del viaje, coincidimos con una situación social complicada en Bolivia .

Hubo días de paros donde no contábamos con personal de enfermería y se tornó realmente dificultoso llevar a cabo con todas las cirugías previstas.

El hospital se localiza a unas pocas cuadras de la plaza central. Las distancias, en general, son muy cortas.

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