Mermelada… Naranjas de ombligo, ¡a la alacena!

El invierno es temporada de naranjas de ombligo. Es el momento para aprovecharlas y preparar las mermeladas que desde la alacena estarán disponibles todo el año.

 

Se pueden tener en casa, sí. En maceta: también. Necesitan macetas de 20 lts y lo ideal es un tutor para poder espaldarlas.

 

Estas naranjas son Ideales para postres,  mermeladas o cualquier preparación donde la pulpa sea lo principal.

Hoy te propongo atraparlas en un frasco y guardarlas en la alacena para disfrutarlas todo el año. ¿Cómo?, convertidas en mermelada.

 

 

 

[button link=»» color=»green3″ icon=»» size=»large»]RECETA[/button]

Pulpa de naranja, 1600

Cascaritas 700 grs

Agua 2 litros

Hervir 1 hora, reducir

Azúcar 2 kg

[button link=»» color=»green3″ icon=»» size=»large»]PREPARACIÓN[/button]

Lavar bien las naranjas, con una solución de vinagre blanco y bicarbonato, si tus naranjas no son orgánicas.

Pelarlas a vivo.  Por un lado vas a tener las cascaras con sus partes blancas, por otro la naranja a vivo, esto es a lo que llamo Pulpa.

Retirar un 50% de la parte blanca de las cascaras para evitar que la mermelada quede muy acida. Cortar las cascaras en tiras finitas.

Por otro lado cortar las naranjas en cubos de 2 x 2 aprox y agregar a las cascaritas cortadas. Colocar todo en una olla, cubrir con el agua y llevar a hervor suave por 1 hora. Una vez que se haya reducido 1/3 la preparación, agregar el azúcar, integrar y subir el fuego a máximo. Remover de vez en cuando hasta que el azúcar se haya diluido. Luego dejar a fuego máximo hasta que la preparación llegue a 104°C o punto mermelada, 15 minutos aproximadamente.

Envasar en caliente, siguiendo las indicaciones de buenas prácticas de envasado.

Para las buenas praáticas de envasado ver:  www.lauradicola.com.ar

 

 

 

 

lauradicola.com.ar  @laura_dicola

Siempre activa en la cocina, promotora del movimiento “de la huerta a tu mesa” y con el foco puesto en lo saludable: tanto en sus recetas como en los procedimientos que utiliza, haciendo un fuerte hincapié en el aprovechamiento total de los recursos: tiempo e ingredientes. “Creo, y estoy segura, que volver a lo natural es el camino de lo saludable y sustentable que genera consciencia y una cocina sin desperdicios”

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