Conversaciones difíciles
Los grupos de Whatsapp son muy útiles para los padres de los colegios. Si tenés más de un hijo, tendrás más de un grupo, ¿cómo lo optimizo?
Lucía Argibay Molina | Orientadora Familiar | luciaargibay@gmail.com | @Luciaargibay
[dropcap]J[/dropcap] ulieta estaba leyendo una receta nueva que quería preparar esa noche. De golpe escuchó el típico sonido del Whatsapp de su celular. Si bien intentó continuar con la receta, el teléfono volvió a interrumpirla. “¡Qué raro! -exclamó cuando el aparato sonó otra vez.- ¿Lo tendré que silenciar?” Mientras, marcaba la clave para acceder, ansiosa por saber de qué se trataba.
Era el grupo de chat de las madres de segundo grado,la clase de Tomás, el menor de sus tres hijos. Los primeros mensajes informaban con cierta preocupación la futura licencia de Mariana, la maestra titular. A partir del mes próximo sería reemplazada por Cecilia, la suplente. Mariana había renunciado inesperadamente y sin mucha explicación. Todo esto había sido informado por nota en el cuaderno de comunicados de Tomás.
[button link=»» color=»green3″ icon=»» size=»large»] Pero… ¿quién es Cecilia? [/button]
Cecilia es joven y sonriente. Sus alumnos de segundo grado ya la conocen desde principio de año por su rol de maestra auxiliar. A los chicos les gusta su forma de enseñar a través de juegos y canciones.
Ella acaba de terminar sus prácticas y esta será su primera vez a cargo de un grupo.
El Whatsapp seguía disparando mensajes y Julieta leía o escuchaba los mensajes de voz. “¿No les preocupa que una maestra tan joven y sin experiencia esté a cargo de nuestros hijos?” Otra madre respondió enseguida: “Es cierto, los primeros grados son básicos y los chicos no pueden perder a su maestra justo a fin del año. Es ahora cuando se evalúan los contenidos anuales y en algunos casos se define si pasan de grado”. Así se fueron sumando de a una todas las madres, intercambiando opiniones.
[button link=»» color=»green3″ icon=»» size=»large»] De la opinión a la queja [/button]
Lentamente las opiniones se convirtieron en quejas y reclamos de lo más variados. Casi todos justificados, aunque sólo desde un punto de vista: el de las madres.
Florencia, una madre siempre dispuesta, se ofreció a llevar la inquietud al colegio en nombre de todas. Lo mismo hizo Lucía, la madre delegada de la clase. Para Julieta, con un par de hijos mayores en el colegio, esta era una escena repetida. Se preguntaba: “¿Es la tarea de la madre delegada llevar este tema en nombre de otros? ¿No es más conveniente que cada madre plantee sus preocupaciones directamente ante las autoridades que correspondan?
María, con hijos en la facultad, cortó la catarata de quejas con un mensaje distinto: “Chicas, saben que trabajo en un colegio y les digo que estas cosas pasan. Comprendo su preocupación y es cierto que el cambio de maestras no es lo ideal a esta altura del año, pero yo confiaría en el colegio”. Su comentario mostró la complejidad de la relación colegio-familia, un vínculo compuesto por varios actores y mucho en juego
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NORMAS CLARAS
• El Whatsapp, al igual que otros medios similares, es una herramienta que sirve más para informar que para debatir.
• Para optimizar su uso: conviene que colegio y familia definan con la mayor claridad posible qué tipo de temas se canalizarán por qué medios y de qué forma.
• El rol de la madre delegada tiene que estar bien delimitado por las autoridades del colegio, padres y madres.
• Prevenir y, si se da el caso, evitar que la madre delegada tenga una actitud sindicalista. •Cuidarse de la tendencia a agruparse entre padres para enfrentar a las autoridades escolares.
• Ante un problema, la mirada particular de cada familia suma más a la visión del colegio que una queja colectiva y masificada de familias enojadas.
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