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Puede dañar la sensibilidad quien conoce y ama la verdadera historia de la Iglesia así como desinformar y desprestigiar a Benedicto XVI. Y acercar a quienes buscan una Iglesia más humana.
Síntesis:
[dropcap]E[/dropcap]s una ficción , una historia fabulada. En 2012, el cardenal Bergoglio (Jonathan Pryce) le pide permiso al Papa Benedicto XVI (Anthony Hopkins) para retirarse como Arzobispo de Buenos Aires. Este, en cambio, decide convocar a quien sería su sucesor para revelarle un secreto que sacude los cimientos de la Iglesia católica.
Entonces, detrás de los muros del Vaticano, se desata un diálogo entre la tradición y el progreso, la culpa y el perdón, y dos hombres muy diferentes enfrentan el pasado para enfocarse en un objetivo común y construir el futuro de miles de millones de fieles en todo el mundo.
Elenco: Jonathan Pryce, Anthony Hopkins, Juan Minujin
Género: Ficción histórica
Duración: 2h 5min
Distribuidora: Netflix
Público adecuado: Adultos.
No erotismo.
No violencia.
Calificación técnica: Muy buena
Comentario:
Es un relato muy bien contado de dos figuras muy conocidas e importantes para los católicos y para la humanidad.
La actuación de Jonathan Pryce es desbordante, llena de matices y el parecido con Bergoglio es sorprendente. No así la actuación de Anthony Hopkins, un excelente actor que recién al final se muestra sensible pero al comienzo es un tirano.
«Quiero aclarar que es una ficción, una historia fabulada de la realidad que pudo haber pasado o no«, como la cuenta el laureado director brasilero Fernando Meirelles, autor de “Ciudad de Dios” excelente película que trata sobre los chicos de las favelas más pobres de Río de Janeiro y muestra abiertamente su preferencia por Francisco que siempre tuvo su opción por los pobres.
Otro rubro interesante de la película es la música utilizada siempre en cada situación que completa la narración, sin embargo la canción de la Resistencia italiana contra el fascismo “Bella Ciao” no pasa desapercibida para los usuarios de Netflix ya que es la señal de combate de los ladrones de “Casa de Papel”, dudo que no se haya advertido por el creador.
Ridiculiza la figura de uno de los hombres más inteligentes y sensibles del Siglo XX e inicios del XXI.
Benedicto XVI, no fue un tirano ni un miserable envidioso. Era un profesor de Teología cuando San Juan Pablo II, lo puso como custodio de la fe. Su intención de retirarse (el mismo lo dice “soy un scholar) obedecía al hecho de seguir enseñando en la universidad y tocando el piano, otra de sus facetas que aparecen bien logradas en la película.
La pizza y la Fanta en el lugar de las lágrimas así como la parodia del baile del tango son francamente innecesarias.