La inseguridad nos obliga a tomar medidas permanentes en todas las actividades que realizamos: desde el cuidado de las pertenencias tanto fuera como dentro de casa y lo que es realmente grave, el cuidado de nuestra vida.
Por Lic. Adriana Ceballos – Family Coach – Directora de ECOFAM
Salir de casa es una actividad normal que hoy constituye en algunos lugares más que en otros un verdadero desafío. El entorno se presenta hostil: si no hemos vivido una situación de inseguridad, conocemos muchas a nuestro alrededor. Aparece el miedo, una señal de alarma que se enciende para protegernos.
El caso de la espantosa muerte de Morena, perpetrada por delincuentes que no valoran ni su propia vida, nos plantea qué hacer y qué decir a nuestros hijos que tienen que ir a la escuela, al quiosco, a casa de un abuelo o de un amigo. ¿Cómo lograr que no sienta miedo en su necesidad de individuación, de búsqueda de identidad y de medir su autonomía? Es casi imposible.
Podemos decir que dado que los hijos nos miran, sentirán de manera muy similar lo que nosotros padecemos. Es natural y esperable, que estas situaciones aberrantes, nos mantengan en alerta y atemorizados a todos. No es posible protegerlos en una burbuja: la realidad nos supera.
Lo primero que podemos hacer los padres es abrazar y compartir emociones con confianza,
Cuando un hijo ha vivido o ha visto, de manera directa o por algún medio de comunicación un hecho de inseguridad, violencia o agresión, lo primero que podemos hacer los padres es abrazar y compartir emociones con confianza, permitiendo darle entidad al dolor. Luego, saber si tiene alguna pregunta para hacernos manteniendo un diálogo directo. Tocar estos temas y posibilitar que opinen, compartan la tristeza, la impotencia y la indignación, nos une y nos fortalece como familia. No disfracemos los hechos ni minimicemos ni mintamos al respecto.
También conviene evitar el exceso de información y, dentro de lo posible, el contacto con los medios y las omnipresentes redes. En este sentido, adelantarse a esa información es una forma de protegerlos de los excesos: es mejor que sepan lo que pasa por iniciativa de su familia, y siempre teniendo en cuenta su edad.
Más allá de todo lo que podamos hacer al respecto, es normal que el niño sufra alteraciones en el sueño, cansancio físico y comportamientos fuera de lo común.
Cuando no podamos acompañarlos les daremos todas las recomendaciones que consideramos necesarias porque, al momento de atravesar la puerta, ya no podrá implementarse nada de lo que se nos ocurra. Si somos exagerados no importa: todo es válido cuando de seguridad se trata.
También es básico saber adónde va a estar, con quién va y tener acordado que, en circunstancias extremas, hasta un aviso en una red social ayuda.
Y desde luego, la red de contención armada entre padres.
Family Coach cel +54011 4174 4160
Foto de entrada: Infocielo