¿LIBERTAD O REBELDÍA?

Adolescentes

 

A veces los padres nos preguntamos: «¿Qué le pasa a mi hija?, ella no era así…». Los papás de Belén nos ponen a pensar

 

Lic. Adriana Ceballos | Directora de Interpadres

 

[dropcap]B[/dropcap] elén tiene 20 años, está en 2° año de la Universidad. Es alta, simpática y monísima. En los últimos dos años, desde que comenzó la Universidad, se ha sumado al Centro de Estudiantes y participa con fervor de lo que más le gusta: la política. Se ha declarado feminista a ultranza.

Sumó un tatuaje más en su cuerpo, relacionado con la familia: el árbol de la vida; y, hace unos días, se tiñó unas mechitas de pelo de color verde. Las materias van quedando relegadas, ha planteado que prefiere participar de las movidas del Centro.

Los papás calculan que, hasta el momento, le llevará cerca de un año ponerse al día con el estudio. Están ¿desesperados?; al menos se preguntan: ¿qué pasó con Belu?, ¿qué le han hecho?, ¿por qué se comporta así? No es la hija que criamos… parece otra…

 

[button link=»» color=»pink» icon=»» size=»large»]¿Patear el tablero?[/button]
La juventud, ese período entre la infancia y la adultez, es una etapa de transición: van de un mundo a otro y a la vez están en los dos.

Pueden permanecer por algunos períodos alejados de sus familias, desean encontrar normas propias, a veces no se hacen cargo de responsabilidades, están muy interesados en sus amigos y emocionalmente se pueden sentir inestables, irritables, enojados, resentidos.

No obstante, se encuentran en condiciones de cumplir con sus obligaciones, trabajar, estudiar. Es una etapa riquísima en donde encontrarán su identidad. Últimamente notamos, además, cierta actitud relacionada con focalizarse en sí mismos y dificultades para proyectarse a largo plazo, centrándose casi exclusivamente en el bienestar.

 

ES UN BUEN MOMENTO «PARA PATEAR EL TABLERO»
DE LOS VALORES RECIBIDOS Y REVISARLOS UNO
A UNO PARA EVALUAR, FINALMENTE, CUÁLES LES
PERTENECEN Y CUÁLES NO.

 

En los últimos tiempos se ha sumado un tema más, interesante, y que llama a un análisis serio y controvertido: el feminismo. Se propone como un espacio atractivo y se distingue como un lugar de pertenencia fuerte que, apoyado por el marketing de la indumentaria y la comunicación, preocupa a los padres. Puede en él desplegarse la rebeldía ya que permite una gran radicalización, respondiendo muy bien a la esencia juvenil.

 

[button link=»» color=»pink» icon=»» size=»large»]Algo para pensar[/button]
Enfocándonos en la preocupación familiar, sería relevante cuestionarse qué clase de juventud transitaron los papás. ¿A cuál de estos grupos hubieras pertenecido a su edad? Es algo que se suele olvidar con frecuencia: la propia rebeldía que hoy, ciertamente, quedó atrás.

Para los padres suele ser complejo. Seguramente los hijos hayan escuchado comentarios del pasado, de lo que ellos hicieron, y también viven escuchando las quejas del día a día relacionadas con muchas cuestiones culturales, políticas y sociales. Protestas continuas que quedan en eso: en la queja.

 

TAMBIÉN PUEDEN HABER PERCIBIDO UN FRECUENTE
MACHISMO, HOY CUESTIONADO: AQUEL QUE
VULNERA LOS DERECHOS BÁSICOS DE LA MUJER Y
ATENTA CONTRA EL PUDOR. EL SER «OBJETO», EL
DESPRECIO Y LA «MINIMIZACIÓN».

 

A estos interrogantes sería interesante responder antes de plantear una rebeldía por parte de los hijos. Los adultos tenemos la capacidad de entender, de sincerarnos con nosotros mismos y de poner sobre la mesa las propias frustraciones.

 

[button link=»» color=»pink» icon=»» size=»large»]La búsqueda de la libertad[/button]
Los hijos, en la búsqueda de la libertad y de su lugar en el mundo, tienen necesidad de explorar. Es posible que ante una expectativa determinada y una elección diferente se reaccione de manera negativa. Tiempo al tiempo. Pausa, reflexión, paciencia y comprensión, diálogo, y agrego un componente muy necesario: entrar en su mundo, conocerlo, poner en marcha la empatía, acompañando en aquello que suene como razonable, sin guerra, sin gritos, sin portazos, sin reclamos ni amenazas. Enfatizando logros, enalteciendo bondades y, a la vez, poniendo los límites necesarios para un joven que vive en casa de sus padres.

Todos estos encuentros y desencuentros, propios de esta etapa, no solo lo fortalecerán sino que además forjarán una mejor relación con el mundo. En la disidencia acercarán todo lo nuevo, en el enfrentamiento será posible un crecimiento del hijo y de su identidad única e irrepetible. Y, desde luego, será fundamental un crecimiento y aggiornamiento del adulto: también habrá replanteos de cuestiones que han quedado viejas en el tiempo y no se han desempolvado.

 

[button link=»» color=»pink» icon=»» size=»large»]Volviendo a Belu[/button]
En el trato con Belén, no sorprendió encontrar a unos papás rebeldes en su juventud y cuestionadores hasta el día de hoy de básicamente los mismos planteos que Belén actúa. Ella los muestra de un modo más abierto y más trabajado: ella acciona lo que ha visto frustrado. En estos descubrimientos de Belu y sus papás, han llegado a acuerdos interesantes para todos, han logrado posiciones intermedias inteligentes y realistas. Belu moderó su postura y los papás sus viejas protestas de temas sin resolver. En este camino comprobaron que había mucho más para entenderse que para alejar posiciones.

En resumen: si las bases están sólidas, tarde o temprano cosecharemos la siembra. Seguridad en lo que se ha trabajado tanto: es tu hijo. Y si estas bases no están tan fuertes, nunca es tarde para reforzarlas más. Consultar, consensuar, acordar, dialogar y poner los puntos con una autoridad basada en el prestigio y el liderazgo es el primer paso para transitar esta etapa.

La propuesta es continuar siendo faro para cuando lo necesite y quiera ver esa luz en un puerto seguro. Para eso estamos los papás, para acompañarlos de la manera más amable, pacífica y amorosa.

 

 

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