¡Lazos! Eso necesitamos

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La amistad es una de las grandes fuerzas de la vida; eleva nuestro corazón por encima de tantas circunstancias que tiran de nosotros hacia abajo y al mismo tiempo nos ayuda a mantener los pies sobre la tierra.

MARIANA AGUIRRE DE FERRECCIO | ORIENTADORA FAMILIAR | MARINFERRECCIO@GMAIL.COM

[dropcap]S[/dropcap]iempre que pienso en la amistad, viene a mi mente el encuentro del personaje de Saint- Exupéry, el Principito, y su encuentro con el zorro.

El Principito quería jugar pero el zorro le advierte:

“-No puedo jugar contigo – dijo el zorro-. No estoy domesticado”.

El Principito le preguntó:

-¿Qué es estar domesticado?.

El zorro explica qué es domesticar:

“Es una cosa demasiado olvidada dijo el zorro. Significa “crear lazos”.

-¿Crear lazos?

-Sí, dijo el zorro.

Para mí no eres todavía más que un muchachito semejante a cien mil muchachitos. Y no te necesito. Y, tú, tampoco me necesitas a mí. No soy para ti más que un zorro semejante a cien mil zorros. Pero, si me  domesticas, tendremos necesidad el uno del otro. Serás para mí único en el mundo. Seré para ti único en el mundo…

“Domesticar”, en el lenguaje del zorro, es hacerse uno con el otro.

-Los hombres han olvidado esta verdad -dijo el zorro-. Pero tú no debes olvidarla. Eres responsable para siempre de lo que has domesticado… El zorro nos enseña a ser conscientes de que «somos responsables de aquello que domesticamos». Respetando eso, la amistad será duradera. Ni el tiempo, ni la distancia serán impedimentos para que crezca y se fortalezca.

En tiempos de facebook 

Resulta raro, hoy que estamos conectados con cientos de “amigos” actuales, pasados, futuros y potenciales a través de las redes sociales, hablar de construir una amistad, de responsabilidad, de crecimiento personal.

Hay algo muy fuerte en nuestro ser que nos reclama esos lazos de los que con sencillez habla el zorro y con ingenuidad toma el Principito.

Su construcción

Tantas veces hemos dicho que un “like” o «me gusta» no es, necesariamente, un amigo, que hoy queremos ir a fondo con el tema, queremos criar chicos amigos y amigueros.

Es espectacular el proceso de ir descubriendo cómo nos hacemos amigos de una persona, observamos que se consolida en la proximidad espiritual y física –siempre que esta sea posible. Hay amistades fantásticas forjadas a la distancia. El intercambio, la apertura, el respeto, la sinceridad son otros de los ingredientes que ayudan a hacerla real y duradera. La fidelidad, entre los verdaderos amigos, es inquebrantable. Estamos ante una lealtad que, en busca de su bien, puede poner en riesgo a nuestra persona antes que a la del amigo. De ahí que para tener buenos amigos, primero hay que ser buen amigo.

Damos un paso más y, sin deseo de complicarla, advertimos que para ser y tener buenos amigos está siempre acompañando el adjetivo «bueno». Esa bondad requerida por la amistad sincera implica la vivencia de otras virtudes como son la generosidad, disponibilidad, comprensión, confianza mutua, honestidad, entrega, compromiso, servicio y respeto. Características que no siempre gozan de buena prensa, buena imagen, ni siquiera entre amigos, pero si faltaran estas condiciones, podríamos poner en duda la amistad y su valor. En la amistad se está brindando lo mejor de uno mismo.

Para tener buenos amigos, primero hay que ser buen amigo.

Amigos para siempre

Las amistades proveen más que sólo la diversión del juego propio de los niños. Los amigos contribuyen a que el niño se desarrolle emocional y moralmente.

Resultan innumerables los beneficios de una amistad vivida desde la infancia porque los chicos, en la interacción con amigos, aprenden muchas habilidades sociales, como comunicarse, cooperar, y solucionar problemas, practican el control de sus emociones y responden a las emociones de los otros, desarrollan la capacidad de ver y manejar diferentes situaciones que surgen en cada relación.

El deseo natural que tienen de pertenecer a un grupo y de ser aceptados, es una característica relevante en esta etapa de la vida. Al pertenecer, el niño encuentra y afianza su personalidad social y lo lleva a buscar, de manera natural, ser un buen amigo.

Como venimos viendo, durante la niñez, los amigos son vitales para el desarrollo de los chicos. Tener amigos incluso afecta positivamente el desempeño escolar de los niños.

¿Cómo ayudarlos a ser buenos amigos? Casi siempre, ayudar a pensar es más eficaz que dar los temas por resueltos, así, junto a nuestro hijo, podemos preguntarnos: ¿Qué actitudes ayudan y fortalecen la amistad y cuáles no?

Si tuvieron una experiencia en la que se sintieron mal con un amigo, que puedan preguntarse: ¿Qué pasó? ¿Qué sentí? ¿Cómo reaccioné? ¿Cómo reaccionó el otro? Facilitarle que descubra qué sintió su amigo.

Hacerse este tipo de preguntas lo ayudará a tomar contacto y conciencia de sus propios sentimientos y esta comprensión les permitirá a ver la vida desde la perspectiva del otro.

La diferencia varón – mujer se hace presente también cuando comienzan a forjar sus amistades.

Los varones tendrán una enorme facilidad para hacer amigos ya que la socialización se facilita por la mayor tendencia a la actividad física que a la verbal. En los equ pos deportivos se forjan amistades que duran para toda la vida. Las mujeres tienen una capacidad de comprensión y compasión que favorece el alcance de una amistad sólida y profunda.

[notification type=»information» title=»QUÉ SIGNIFICA VIVIR LA AMISTAD»]• Estar feliz por la compañía de un amigo. • Aceptar al amigo como es y no como deseamos que fuera. Quererlo con sus virtudes y sus defectos, ayudándole a crecer como persona. • Cuidar y defender al amigo cuando lo necesite. • Dar lo mejor de uno mismo, comenzando por compartir las cosas y -a medida que la amistad va madurando- su propia persona. • Jugar respetando las reglas. • Comprender y perdonarlo cuando nos ofende y pedir disculpas sinceras cuando lo ofendemos. • Tratarlo con amabilidad, no burlándose de él o haciendo algo que lo pueda lastimar. • Alegrarse cuando el amigo está alegre, y entristecerse cuando está triste. • Alegrarse con sus éxitos y apoyarlo en sus fracasos. • Ser fiel con él, leal y no hablar a sus espaldas. • Luchar cada día por mantener y acrecentar la amistad.[/notification]

9Enseñar a discernir 

Es muy conveniente que los padres conozcamos a los amigos de nuestros hijos y a sus familias; además, muchas veces surgen allí nuevas amistades entre los adultos. También en este tema estamos para enseñarles a  ormarse para que desde chicos aprendan a discernir cuáles son los verdaderos amigos.

Un hijo amado por sus padres, que sabe que tiene un lugar importante en su familia, no tiene necesidad de buscar atención en otro lado. Así, dispone de las suficientes herramientas emocionales para hacerles frente a esas amistades que algunas veces pueden preocuparnos.

La mejor manera de estar atentos y evitar este peligro de las ma las amistades que, sin duda, existe, será estimular en ellos la lealtad, la donación y confianza. La búsqueda de afinidades, más allá del atractivo de lo diferente, de aquello que huele a riesgo, es otro ingrediente clave de la amistad.

Como los hermanos vienen impuestos, mientras los amigos se eligen, el doctor Enrique Rojas dice que “en esa elección nos retratamos, ponemos las cartas sobre la mesa y dejamos entrever a lo que aspiramos y lo que realmente buscamos”.

Un tesoro para la vida

Una buena amistad lleva a ambas partes a ayudarse a crecer, enriquecerse, ser mejores, desarrollar todas sus potencialidades. Es una forma de amor que requiere cuidado y atención.

Enrique Rojas en su libro Amigos, adiós a la soledad, entre otras cosas, dice: “Hay que entender que pocas amistades llegan a ser íntimas. Los grados de amistad están condicionados por conocer intimidades recíprocas y haber compartido hechos positivos y negativos de importancia… Toda amistad profunda implica el riesgo de abrirse al otro y dejarse conocer tal y como realmente somos”. No olvidemos que el amigo fiel es un refugio seguro.

“Quien ha encontrado un amigo, ha encontrado un tesoro.” Está en nuestras manos que desde chicos sean, de verdad, unos “buenos” amigos. Así, ellos también tendrán buenos amigos y, como siempre, ¡recordemos que nuestros hijos nos miran y podemos ser buenos referentes para ellos!

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