La seguridad de niños y niñas es un desafío que no se resuelve con tecnología, pero ésta debe hacer todo lo posible para crear un entorno de cuidado.
Por Norberto Yoan, Director General de Educaria* Argentina
En los últimos años, el uso intensivo de redes sociales se ha
incrementado, al igual que la cantidad de plataformas de interacción
entre usuarios. Independientemente de lo que propongan sus
desarrolladores, las prácticas sociales e institucionales a la hora de
utilizarlas son cada vez más diversas. Si pensamos en la dinámica en
el interior de las escuelas, solemos encontrar muchos grupos en
Facebook, o perfiles de Instagram, a través de los cuales directivos,
docentes y familias suelen publicar información sobre el día a día de
los estudiantes.
Si reflexionamos sobre los problemas y desafíos futuros que atraviesa
la infancia, no podemos dejar de pensar en la tecnología y la
seguridad. La seguridad de niños y niñas es un desafío que no se
resuelve con tecnología, pero ésta debe hacer todo lo posible para
crear un entorno de cuidado para todos.
¿Cómo es la situación en Argentina?
En la Argentina, el 98% de las escuelas de gestión privada tiene
conectividad a internet, y el 70% también cuenta con algún tipo de
sistema de gestión escolar. Es en este contexto que las buenas
prácticas y el uso responsable de las herramientas digitales son
fundamentales.
Una de las prácticas más comunes a la hora de interactuar en entornos virtuales es la de publicar imágenes. El primer día de clases, la excursión con la escuela, un acto, cuando hay reconocimientos
importantes.
En el año 2020, el estado de situación del grooming y la difusión de materiales de abuso sexual de la infancia (MASI) era alarmante. Según el reporte mundial de la Internet Watch Foundation, ONG que también recibe denuncias de estos casos, en 2021, un 59% de las denuncias de MASI recibidas eran sobre imágenes y videos que incluían a niñas de entre 11 y 13 años y estaban tomadas en el espacio de un hogar. Esto representa el 81% de las denuncias que recibieron de materiales de abuso autoproducidos.
A nivel nacional, la Línea 137 refiere que de las 309 víctimas registradas en el 2022, el 76% eran mujeres.
Escuelas y familias responsables
En este sentido, las plataformas de gestión escolar deben hacer todo lo posible para protegerlos de los riesgos asociados con el uso de
imágenes en línea. Al implementar medidas de seguridad y educar a los estudiantes sobre los riesgos, las plataformas de gestión escolar
pueden ayudar a crear un entorno seguro para todos. Las familias
también deben ser conscientes de cómo cuidar la privacidad de sus
hijos, aun cuando quieran compartirlo a través de sus redes.
Pero no se trata solo de cuidarlos en los entornos virtuales, sino
también en los presenciales. Los sistemas de gestión también permiten a los maestros y administradores tener una comunicación ágil y confiable. Por ejemplo, al momento de tomar asistencia las familias pueden recibir una notificación que verifique que el estudiante haya ingresado a la escuela y entrado a clases. También permite a los
referentes escolares saber si alguna otra persona está autorizada a
retirar a un alumno o alumna del establecimiento, evitando situaciones
de conflicto.
A esto se suma el hecho de que las plataformas digitales recopilan datos de los usuarios que las utilizan. Los sistemas de gestión son una
herramienta que necesita información de la matrícula escolar que, en
muchos casos, incluye información sensible. Por esa razón, tanto las
familias como las instituciones deben contar con un marco formal
adecuado para conocer cuál es el modo de gestionar esos datos por parte de proveedores ajenos a la institución.
Quienes desarrollamos tecnología aplicada a la educación, no dudamos del potencial que tienen para mejorar el sistema educativo. No obstante, somos conscientes de que no podemos dejar de tener una mirada crítica que nos permita anticiparnos a los desafíos que estas plataformas y prácticas nos proponen a la hora de pensar en cómo garantizar que los más chicos estén seguros.
*www.educaria.com