[Adicciones]
Frente al dolor que genera ver cada día y cada noche chicos “dados vuelta” por el alcohol y las drogas, hay una buena noticia: se puede prevenir.
María Amalia Caballero | Dra. en Comunicación Pública | direccion@sembrarvalores.org.ar
A falta de amor… amigos, fiesta y alcohol. A falta de padres… industria de la diversión. “La diversión ha tomado un modelo hegemónico: noche, música, alcohol, droga, indumentaria, moda, sexo.” Así arranca su exposición Geraldine Peronace.
Me gustaría que conocieran a Geraldine, es médica psiqauiatra y pasa muchos fines de semana en la guardia del hospital esperando a que lleguen, cada vez desde más temprano, chicos y chicas que están librados a su suerte, están en sus manos porque les falta alguien que los cuide. Los cuida la industria de la noche, los cuida un amigo, cuando está en condiciones de discernir qué le pasa a la persona que tiene al lado, y no siempre es así.
Llegan más temprano porque son cada vez más chicos. El cerebro termina de desarrollarse a los 23 años y arrancan con una graduación alcohólica de 45º a los 13.
Nos habla de la tecno-droga, esa cuya molécula es fácil de cambiar para que haya variedad, total después de Súperman viene Batman, la manía es seguir para adelante, siempre, porque todo es ya y si no, fue. Después de la fest leisure viene la fest pleasure… y todo porque son aburridos.
La borrachera deja huella a corto y a largo plazo, le sigue el cannabis y en ese camino se pierden neuronas, se pierden conexiones y llegan los accidentes de tránsito, el fracaso escolar, los embarazos adolescentes, las muertes por aborto o el sífilis.
Hay causas, hay propuestas
La Dirección de Desarrollo Familiar de la Ciudad de Buenos Aires cerró el año con el Primer Encuentro Anual de Familias y el tema era este: La familia frente a las adicciones juveniles.
Allí charlamos con Peronace, que es secretaria de la Asociación de Psiquiatría Argentina. Una mujer joven que por su experiencia tiene mucho para decir. Por ejemplo, entre las causas destaca la pérdida de verticalidad en la familia: la madre quiere ser igual que la hija, se viste de la misma manera, habla con el mismo vocabulario y gestos… entonces compiten, la mamá pierde su lugar, su oportunidad. Las chicas son más vulnerables, y nos advierte: mamás, ¿podemos cambiar esto? “No prohibamos,
eduquemos”, concluye.
Una necesidad imperiosa
Así define Jorgelina Devoto a la familia. Cuando habla como directora del Instituto de Prevención de las Adicciones, concluye que la presencia de la familia es una necesidad imperiosa, que hace falta proveer a las familias de las herramientas básicas y prácticas para padres e hijos.
“Sólo las familias pueden ser ese lugar de prevención, lo demás llega tarde. En la familia se pueden favorecer espacios de diálogo, se ayuda a modificar conductas. Lo que importa es estar”, destaca. La familia como educadora ofrece las redes básicas de prevención: el padre y la madre, la protección familiar que es crianza, cuidado, amor, protección, aceptación y socialización.
No somos pares
Qué mensaje queremos transmitir a las familias: no al desencanto, al no vas a poder, al aggiornate que lleva a conclusiones del tipo: “si tienen que tomar, que tomen juntos”. En lugar de tener esa mirada adulta que lleva a modificar conductas. Viene también la negación o la expulsión para “sacárselos de encima”.
En un contexto de presión social alta, con medios de comunicación que minimizan el problema, publicidad que promueve y exalta el consumo, la familia tiene esa misión fuerte de educar en la capacidad de enfrentar la presión social y al grupo de pares. No es policía, es cariño.
“Disponibilidad para siempre, eso es estar presente”,
cierra Devoto.
Confieso que…
Vengo porque quiero ser un buen padre, un buen hijo, un buen amigo.
Pablo
Quiero salir porque la sustancia me sacó todo: proyectos, deseos, tiempo limpio, seres queridos. En menos de 15′ se derrumba todo.
Mariano
Mis hijos me dijeron «hacé algo por vos», yo creía que era por ellos. El gran problema es la soberbia, creemos que podemos todo en vez de entender los límites, la frustración.
Los pasos son 1- quiero, por mi, por mi familia que comparte. 2 – pedir ayuda y 3 – dejarse ayudar.
Daniel