Instituto Acton Argentina
El Congreso de Instituto Acton Argentina tuvo como tema central la indivisibilidad de la libertad económica, política y religiosa. No se da una sin las otras pues en la base está la concepción de la persona humana. Animate a pensar.
MARÍA LESCANO| PERIODISTA | MARIALESCAN@YAHOO.COM.AR
[dropcap]Q[/dropcap] uienes creemos en la libertad como eje central de la vida humana, de una libertad que atraviesa el orden social en todas sus dimensiones para enriquecer, plenificar y dignificar al único beneficiario del orden social que es la persona humana –en opinión de Cecila G. de Vazquez Ger- estamos en la búsqueda de una sociedad libre y virtuosa.” Para ello Acton Institute Argentina se convierte en un referente sólido de estudio y formación.
“Es necesario promover e insistir en un ideario indispensable para que la sociedad genere cambios reales, sustanciales que la conviertan en el lugar preciado para que todos habitemos en paz y que los más pobres vean esta tierra como espacio para desarrollarse en plenitud”, continua.
Con este mensaje claro y desafiante se abre la jornada cuyo nivel intelectual y de organización es digno de ser destacado.
Individuo, persona y sociedad
La presentación de Samuel Gregg, Director de investigaciones, fue impecable y relatarla nos llevaría muy lejos, los invitamos a compartirla en la web del encuentro: https://institutoacton.org/2015/03/26/dios-racionalidad-y-crisisde-nuestra-civilizacion-porsamuel-gregg/. Podrán comprobar la certeza y solidez con que argumenta acerca del valor y dignidad de la persona humana como responsable y protagonista de las instituciones.
En este contexto, nos acercamos a conversar, la pregunta surge espontánea, necesaria:
SV| ¿Cuál es el rol de la familia en la protección y proyección de la sociedad?
SG| La primera y más importante de todas las instituciones de la sociedad es la familia y toda la sociedad, en cierto nivel, depende de las familias para muchas cosas como para la generación y transferencia de riqueza, para la generación y educación moral de los hijos. Hoy cuando vemos a la familia caer significa que vemos que la institución más importante se cae y entonces todas las otras instituciones se corrompen.
SV| Sí, estamos viendo esa situación y la pregunta es: Si la familia es la que educa en el respeto a las instituciones y la institución familiar está en caída, ¿quién va a salvar a la familia y por ende a la sociedad?
SG| Los únicos que pueden salvar a la familia son las propias familias. Los individuos que eligen vivir de esta manera son el padre, la madre, los hijos y son ellos quienes tienen que mostrar que es óptimo vivir en familia. Los gobiernos pueden hacer algo, las leyes pueden hacer algo pero si la gente no quiere vivir en familia la familia va a morir.
La primera y más importante
de todas las instituciones de la
sociedad es la familia.
Tenemos al menos dos modos de leer estas afirmaciones, pueden parecer una sentencia de muerte pero, por el contrario, en el centro de su mensaje y de lo ocurrido esta tarde en el edificio San José de la UCA, uno se convence de todo lo contrario. Está claro que con la persona en el centro, con personas libres y formadas en valores se constituyen las instituciones sanas y necesarias para la vida en sociedad.
¿A quién le importa la libertad?
Se propone un pregunta audaz, casi agresiva: ¿A quién le importa la libertad?
El Profesor Mario Silar -Manager en el European Business Ethics Network- comenta: «En Europa veo un caso paradigmático, frente al envejecimiento poblacional resultado de las políticas de control de la natalidad y la inmigración masiva –vista por ellos como un problema– la solución sería, para muchos, más de lo mismo, con más intervención del Estado interpretan que se van a solucionar los problemas que estas mismas políticas generaron. Se confía en la decisión de una persona porque es el presidente del Banco Central Europeo y se aceptan como razonables cosas nunca vistas como aceptables.
En el mismo sentido, el Doctor Gabriel Zanotti –Director Académico del Instituto Acton de Argentina- denuncia que hemos dejado avanzar al Estado en nuestra vida al extremo que decide acerca nuestras decisiones personales que deberían ser privadas. «Ahora nos quejamos», insiste, «pero hemos permitido que el estado defina cómo debe ser nuestra familia, nuestro matrimonio, la educación de nuestros hijos. ¿Hasta dónde vamos a tolerar este intervencionismo del Estado?»
El Dr. Gregg agrega que se usa a los estados como si fueran una garantía y si bien la inproblemática varía según los países, el problema de la gente está en que no quiere libertad, prefiere que le digan qué tiene que hacer. Inmolan su libertad en pos de la seguridad. A continuación, nos cuestionamos acerca de esa garantía inexistente de seguridad.
Salir de la pobreza
Cuando tenía 6 ó 7 años Anielka Mülken Olson veía mucha pobreza a su alrededor y quería eliminarla. Entonces tuvo una gran idea, soñaba con una bicicleta voladora desde la cual ella podría estar repartiendo a cada uno de acuerdo con sus necesidades.
Pero sus estudios, sus investigaciones y su experiencia alrededor del mundo han cambiado casi completamente su visión y se pregunta ¿cuáles son los modelos subyacentes en la lucha contra la pobreza?, ¿qué han/hemos producido? ¿En qué manos estamos?
Como Gerente de Proyectos de Acton Institute, Mulken Olson comenta que hace un par de años recorrimos varios países en donde la pobreza es extrema y descubrimos el gran peligro que existe de no respetar la condición de persona, su dignidad.
Entonces, produjimos los informes de Poverty cure, https://www.povertycure.org/ en los cuales creemos comprobar que la capacidad de salir de la pobreza está en las propias personas que viven en esa situación. Eso cambia definitivamente la actitud de quienes estamos en actitud de contribuir a solucionar este problema.
Hemos descubierto que los modelos de asistencialismo tienden a fomentar la pobreza y la dependencia. Por eso no vamos por el camino del asistencialismo sino por el de proveer a las personas de las capacidades que pueden estar faltándoles para valerse a sí mismos, para producir, para proveer a sus familias, y ¿por qué no? para participar en los mercados.
Arraigado modelo internacional
El modelo de enviar cosas a los que más necesitan es algo que está muy arraigado. Mi idea de la “bicicleta voladora” para llegar a todas las personas pobres de mi país, Nicaragua, todavía prevalece en la mayoría de las instituciones que se preocupan por remediar la pobreza.
Es necesario promover e insistir en
un ideario indispensable para que
la sociedad genere cambios reales
y sustanciales.
La respuesta tiende a ser qué le puedo dar a esta persona. Queremos aliviar la pobreza y por lo tanto nos preguntamos qué le voy a dar a esta persona.
Entonces, las soluciones que se nos ocurren tienden a fomentar la dependencia e incluso a afectar negativamente la cultura de un país.
En muchos lugares se interpreta que la solución tiene que llegar de afuera y la gran parte de donaciones afectan la economía local, se olvida que hay productores.
Otro modelo arraigado de ayuda internacional son las transferencias inter gubernamentales. Pero nunca es
suficiente para responder a las necesidades y también termina a afectando a la industria local. El ejemplo, que trajo Anielka fue el caso del arroz enviado a Haití. Los haitianos claramente decían: “No queremos arroz gratis, queremos producir y exportar nuestro arroz”, gente humilde sin educación pero que es responsable y quiere utilizar los recursos que tiene y sus capacidades.
También está el clásico empleo que hacen las empresas de este concepto solidario y promueven opciones como el uno por uno. Si comprás un zapato, otro irá para quién no puede comprarlo pero, con esta mentalidad jamás se erradicará.
A ver, si vos comprás aquí, en otra parte del mundo alguien recibe. ¿Cómo puede ser esto malo? Y, nosotros, continúa, decimos que hay que pensar en el impacto económico, en la industria local y qué tipo de idea, de cultura, se fomenta con esta donación. Con buenas intenciones creamos la industria de la pobreza. Hay muchos actores con esa visión común.
Prevalece en esta forma de trabajar una concepción errónea del ser humano y eso es algo vital: reconocer la capacidad y responsabilidad de cada persona que no es un mero consumidor: es un cocreador. Nadie quiere ser un mendigo toda la vida.
El generocidio chino
Volvemos a denunciar el generocidio con su política de un niño por familia, aunque en algunos lugares ahora se esté relajando el control. Al elegir los padres que niño van a tener, se elige al varón. Esto es definitivamente una guerra contra las mujeres. El decir: «es una niña» equivale a una sentencia de muerte. ¿Qué tipo de problema estamos enfrentando?
Todo esto tiene que ver con la concepción errónea de la persona. Ahora el problema es que tienen más de 40 millones de hombres que de mujeres. En áreas rurales hay 140 hombres cada 100 mujeres.
Ante cada problema cabe plantearse soluciones diferentes y muchos conciben a la persona como el problema, como los retos del milenio propuestos por las Naciones Unidas que incluyen medidas de aborto o control poblacional.
Globalización de la indiferencia
La Globalización de la indiferencia es un término acuñado por el Papa Francisco que nos sirve para cambiar el planteo: en vez de pensar, ¿qué puedo darle a esta persona que está en la pobreza?, cuestionarnos: ¿Qué necesita para alcanzar la prosperidad?, de esta manera tendrá un rol activo en lo que puede ser la solución.
Encontraremos que el trabajo es una de las grandes respuestas.
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QUIÉN FUE LORD ACTON
Nació en Italia en 1835 y fue rechazado en la Universidad de Cambridge por no ser católico. Cuando murió en 1902, era profesor de Historia Moderna en la misma Universidad.
Fue considerado una de las personas más sabias de su época, inigualado por la amplitud, profundidad y humanidad de su conocimiento.
Se ha hecho famoso para las generaciones futuras por su observación -resultado de muchos años de estudio y experiencia personal- de que “el poder tiende a corromper, y el poder absoluto corrompe completamente”.
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