Matrimonio
La desilusión necesaria.Tiempos de pandemia. Muy pero muy raros. Que impactan en todas nuestras realidades cotidianas. Las superficiales pero también las profundas. Parvas de papeles, horas de charlas que explican e intentan encontrar razones al por qué de tantas separaciones y desilusiones matrimoniales.
Felipe Yofre. Presidente de Protege tu Corazón. felipe@escyofre.com.ar
Yo estaba preocupado por lo que pasó y pasa, especialmente en esta temporada tan rara de encierro que hemos vivido y algunos siguen viviendo. Contacté con un especialista en temas de relaciones afectivas me preguntó: Felipe, ¿quién te dijo que la desilusión matrimonial es algo malo?, ¿algo necesariamente negativo?
¿Quién dijo que la desilusión matrimonial es algo necesariamente negativo?
¡Claro que es malo, negativo! El matrimonio es la base de la familia, y todo aquello que de alguna manera lo remueve o produce cimbronazos, no le hace bien, no está bueno. Nunca. Intenté alegar, con mi pensamiento muy lineal.
Te voy a dar un par de argumentos –me dijo- por los cuales la “desilusión matrimonial” es un “evento lógico y esperable” y en ocasiones no es tan nociva como decís.
La “desilusión matrimonial” es un “evento lógico y esperable”
Desilusión: evento lógico y esperable
El corazón humano siempre quiere más. Es un órgano “finito”, pero con sed de infinito. Si ponemos nuestra esperanza de que la otra persona llene por completo nuestro deseo de amor, la desilusión llega invariablemente.
No hay suficiente agua en la otra persona para llenar el deseo, la necesidad de amor que tiene el corazón humano.
Eso solo puede llenarlo el infinito, es decir el amor de Dios. Es un signo de madurez no pedir, ni echar culpas a la otra persona, por las carencias que encontramos. Es imperioso modificar esa mirada para que una relación de pareja crezca.
Escalón necesario
Se habla mucho del “enamoramiento”. Del flechazo. De esa etapa de mariposas volando y de perfección en la pareja. Pero, no se habla tanto de la toma de conciencia de los límites que el otro tiene, para que no te sorprendan y tampoco te asustes por tantos límites propios. Es necesaria la desilusión.
La desilusión matrimonial es un escalón «casi» necesario para la maduración del amor hacia un estadio adulto, más robusto, más humano. Desde allí, se pone en marcha el mecanismo del corazón y de la voluntad para edificar a partir de la entrega.
Sin “desilusión” es más difícil pasar a la etapa del amor que da sin esperar recibir, que acepta sin miramientos. Que edifica en la seguridad de que el otro me quiere como soy, de que no solo me ama a pesar de mis defectos, sino “con” mis defectos.
La desilusión debiera ser la chispa que enciende los motores de la aceptación. De la verdadera aceptación del otro.
Y, te tengo una buena noticia: aceptación a vos y a mí.
Superando la desilusión necesaria
Hay, por lo menos, dos actitudes que pueden ayudarnos a transitar con éxito este camino de superar la “desilusión matrimonial” para lograr un vínculo feliz cada vez más fuerte y sólido.
Dejar de lado la lupa y tomar el espejo: Suele pasar que los defectos del otro los vemos casi de inmediato y con lujo de detalles gracias a una lupa interior que tenemos siempre lista mientras, nos cuesta demasiado ver los defectos propios.
Si limpiamos, desempolvamos, ese gran espejo que también debiéramos tener a mano para ver primero nuestros errores, recién, a partir de allí, valorando como nos aguantan, será más justa nuestra valoración del otro.
Y tenemos también el recurso infalible: el perdón.
Nunca nos cansemos de repetir que es la «fórmula más segura» y el combustible que hace nueva cualquier relación.
Pedir perdón, y cuando se perdona, ejercitar una muy pero muy mala memoria, para que nunca más traigamos del cajón de los recuerdos, en momento de desacuerdos, lo ya perdonado.
Por la vía fácil
Si pusiéramos la mirada en nuestros límites y amásemos los del otro, cuánto más fácil sería todo. A veces pedimos que la otra persona se adapte a nuestras necesidades, caprichos y gustos, cuando el camino debe ser a la inversa. Aceptar nosotros a la otra persona tal como es. Sin garantías escritas, sin protocolos, sin miramientos.
De esta manera la “desilusión matrimonial” pasará a ser una oportunidad. Un momento de crecimiento y consolidación del amor. Del amor que llena de gozo y que da vida.