[button link=»» color=»blue1″ icon=»» size=»medium»]ARTE[/button] María Alba Blotta
Un dato que te hace dudar, escuchás su voz, la ves andar, te enterás a qué se dedica. ¿Tantas cosas? Y decís ¡no puede ser, hay un dato equivocado..! La busco en Facebook, la busco en su blog y sigo por otras redes. Con sus 88 años, ella está donde tiene que estar.
MARÍA AMALIA CABALLERO | DRA. EN COMUNICACIÓN PÚBLICA | DIRECCION@SEMBRARVALORES.ORG.AR
[dropcap]C[/dropcap] onozco a Alba Blotta desde hace muchos años. Yo tendría 12 ó 14 cuando, una tarde, estaba en su jardín tratando de resolver unos problemas de matemáticas -siempre me costaron las matemáticas.
Ella se acercó y se interesó por lo que estaba haciendo.
Aunque me inspiró respeto, no me intimidó y le conté que estaba completamente trabada en mi problema.
Se sentó a mi lado y, como si no tuviera nada que hacer, me hizo sentir que mi problema era muy importante y que ella estaba allí dispuesta a ayudarme. Ya había oído hablar de ella, era una persona muy respetada en el Ministerio de Educación de la Nación y también en la dirección de enseñanza privada.
Para mí fue una experiencia increíble porque por primera vez entendí lo que estaba haciendo, ya no tenía que aprender de memoria los ejercicios y tratar de acertar en los exámenes, era algo que se podía razonar… me gustó mucho.
Cuando papá me pasó a buscar, le conté que había conocido a esta experta matemática que tanto me había ayudado. Papá se alegró por el paso que yo había dado, pero cuando le dije el nombre, se rió un buen rato. Ella no es matemática, me aclaró. Pero tiene una mente privilegiada.
Después trabajé con Alba de modo cercano en los comienzo de la Universidad Austral. La vi dejar la vida en este proyecto universitario del que hoy goza ver hecho realidad.
Y… ¿entonces?
Resulta que en sus sesenta descubrió que había heredado de su padre el don de la escultura y comenzó sorprendiéndose al ver las obras que salían de sus manos.
Cuando ponderábamos alguno de sus trabajos, ella aclaraba con sentido del humor: «Yo quisiera pasar a la historia como una gran pedagoga, no como una artista plástica».
Por eso, más allá de elogiar en esta nota su producción de estos últimos años, vale la pena ahondar en sus dotes y habilidades.
Por ejemplo, me gusta destacar su capacidad para el trabajo en equipo: siempre la vas a ver rodeada de gente joven para formarla, sí; pero principalmente, para enriquecerse a sí misma con su enorme capacidad de escucha, para lograr de cada uno lo mejor.
De esta manera, con enorme sencillez y humildad, ha crecido como persona, como pedagoga y como artista en sus más variadas obras.
Lo que se hereda
«¡Cuántos recuerdos! Como el día en que acompañé a su taller a unas estudiantes de bellas artes y me enseñaron una técnica básica para modelar con arcilla: primero un cilindro, después un espiral. Cuestión que en menos de una hora ‘apareció’ la cara de un querubín. Ellas se impresionaron… ¡y yo también! Nunca había hecho nada por el estilo.
Aprendí por ósmosis. Mi padre
era escultor y me gustaba
estudiar en su taller porque
había unos cómodos sillones y
muy buena música.
Mi padre (Erminio Blotta) era escultor, un verdadero artista muy reconocido en la ciudad de Rosario; pero había muerto en 1976, o sea que nunca supo que, con el tiempo, seguiría sus pasos. No aprendí a modelar con él, pero me encantaba observar su trabajo creativo mientras estudiaba a su lado en el taller. Él también fue autodidacta: creo que heredé sus genes.
Aprendí por ósmosis. Me gustaba estudiar en su taller porque había unos cómodos sillones y muy buena música.
No recuerdo haberlo observado mientras modelaba con plastilina de origen alemán (¡prohibido tocarla!!). Pero es innegable que, sin proponérmelo, fui internalizando su quehacer.
Cuando a los 55 años -corría el año 1981- se me ocurrió hacer una Madonna, salí, compré arcilla y puse manos a la obra. Sin ningún problema fui resolviendo los aspectos técnicos de un modo casero, tal como lo hacía mi padre: utilicé una silla rota para la flexión del cuerpo, una percha para los hombros y sostén de la cabeza, latas grandes para formar volumen y mucho alambre para que nada se caiga. Después lo recubrí con arcilla. Y salieron vestido, mantos, brazos y manos (apoyadas, para que no se quiebren los dedos). Previamente, en una palangana modelé la cabeza. Alguien me recomendó un pasador, que hizo el calco en marmolina.
Utilicé una silla rota para la
flexión del cuerpo, una percha
para los hombros y sostén de la
cabeza.
Coincidió que por esos años yo estaba muy cansada. Con un equipo de colegas habíamos conseguido un subsidio para una investigación -que se agregaba a los otros trabajos de tipo intelectual y el ritmo intenso que en ese período me había agotado.
Descubrí en la escultura una manera de recuperarme, de descansar cambiando de actividad.
Digo escultura porque eso son mis imágenes, pero no me gusta que me digan escultora; yo me llamo imaginera.
Entre sus obras creativas destacan advocaciones de la Virgen como Nuestra Señora de los Glaciares que está junto al Upsala o la Virgen del Mate que tiene en sus manos la pava y el mate.
«Elegí trabajar en barro cerámico porque creí que sólo se modelaba con arcilla o con plastilina (pero esta era muy cara). Descubrí que tocarla, amasarla, darle forma es un verdadero placer».
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MARÍA ALBA BLOTTA
Nació: 18 mayo 1926 en Rosario, Santa Fe.
Especialidad: Imaginería
Antigüedad en el oficio: 30 años más o menos, tipo aprovechamiento del tiempo libre. «Desde que dejé en 2007 mi trabajo de Directora de Evaluación Institucional en la Universidad Austral, le dedico tiempo completo.»
Estudios: Ciencias de la Educación, Universidad del Litoral. Profesorado en Ciencias, Escuela Normal del Profesorado, Rosario. Planeamiento de la Educación, Estadística, Metodología de la Investigación, Educación Personalizada, etc. Instituto Latinoamericano de Planificación Económico Social, Buenos Aires.
Arte: cursillos sobre imágenes en técnica colonial (Hermandad del Santo Pesebre, 1984, Bs. As.); sobre uso de siliconas y de resina poliéster (Escuela salesiana de calle Dorrego, Bs.As.).[/notification]
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HABLA EL COLEGA
El profesor dr. Pedro Luis Barcia, presidente de las academias nacionales de Educación y de Letras, hizo esta presentación de la profesora Alba Blotta con motivo del lanzamiento del Premio Leonardo Castellani en el año 2004.
«La autora de la estatuilla Leonardo Castellani que, en adelante, será entregada como un reconocimiento especial en la Exposición del Libro Católico, es la profesora en Ciencias de la Educación María Alba Blotta.
Ha sido docente de las facultades de Filosofía y Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional del Litoral -Rosario y Paraná- y de los Institutos Nacionales del Profesorado -Rosario y Buenos Aires- y se ha desempeñado en altos niveles de dirección pedagógica en el Ministerio Nacional de Educación.
Por décadas ha trabajado en programas especiales de promoción de la mujer en el COE (Centro de Orientación Educativa) y en la OEA (Buenos Aires y Washington), y en la organización y desarrollo de programas de capacitación y perfeccionamiento directivo y docente, desde el Servicio Nacional de Enseñanza Privada y desde entidades privadas como el COE y APDES (Asociación para la Promoción Deportiva, Educativa y Social).
En esta última institución colaboró, hasta la apertura de la Universidad Austral, en la creación de institutos privados femeninos de enseñanza: Buenos Aires (2), Bella Vista (Pcia de Bs.As.), Rosario, Córdoba (2), Tucumán, La Plata y Mendoza.
Fue llamada para asesorar en la creación y capacitación de los docentes para escuelas especializadas: La Paz y Montevideo; y escuelas comunes con atención personalizada: Asunción, Montevideo y La Paz.
Desde el inicio de la Universidad Austral participó durante cuatro períodos consecutivos como miembro del Consejo Superior y concentró sus esfuerzos en el asesoramiento pedagógico para la creación y organización académica de las carreras y en la evaluación institucional interna.
También fue Directora de Evaluación Institucional de la Universidad Austral.
En marzo de 2003 el Consejo Superior, en reconocimiento de la tarea cumplida en beneficio de la universidad y de acuerdo con lo establecido en sus estatutos, le otorgó el título de Profesora Honoraria.
Su natural inclinación por la creación artística se ha hecho sitio -en medio de su vida profesional- para cumplir con su fuerte vocación personal en la escultura, principalmente religiosa.
Sus imágenes han llegado a los sitios más distantes: Sydney y Hamilton, en Oceanía; Taiwán, Hong Kong y Manila, en Asia; Lagos, Enugu, Abiyán, Kinshasa y Johannesburg, en África; Roma, Madrid, Pamplona, Londres, Estocolmo, Bruselas, Vilnius, Varsovia, Praga, Liubliana, en Europa; Toronto, Washington, New York, San Francisco, Miami, Quito, La Paz, Asunción, Concepción, Santiago de Chile y Montevideo, en América, para no citar los muchísimos sitios de nuestro país donde reconocemos las imágenes de su autoría, nacidas de su creatividad en su taller ‘El Quincho’.
Asimismo, es reconocida su autoridad en pesebrismo y ha sido justamente elogiada su participación en exposiciones de belenes y pesebres en salones de arte argentino.[/notification]