Se llamaba UMMA, sus padres son policías… ¿zonas liberadas? Vidas en juego.
Edición María Lescano – Periodista
La gran pregunta que surge entre los adultos es ¿hasta cuándo podemos, debemos tolerar?
¿Los chicos cómo lo viven, qué sienten? ¿Cómo acompañarlos a procesar el impacto, el dolor, el miedo?.
Lic. Adriana Ceballos – Family Coach – Directora de ECOFAM
Los hijos nos miran, sentirán de manera muy similar lo que nosotros expresemos.
Cuando un hijo ha vivido o visto, de manera directa o por los medios de comunicación y redes un hecho de inseguridad, violencia, agresión, muerte… lo primero que podemos hacer los padres es abrazar y compartir emociones con confianza, permitiendo darle entidad al dolor.
Luego, mantener un diálogo directo, conocer cuáles son sus preguntas, dudas y temores que le quedan adentro. Aunque nos cueste, es necesario tocar estos temas y darles la posibilidad de opinar, de compartir su miedo y nuestra tristeza.
Para los niños puede resultar difícil aceptar en los adultos los sentimientos de impotencia e indignación porque esperan nuestra fortaleza, sin embargo, hay momentos en que la debilidad compartida nos fortalece como familia.
Sería un error que no ayuda a los hijos el disfrazar los hechos, quitarles gravedad, mentir al respecto… por más que nuestras intenciones sean muy buenas, no le hace bien a los chicos porque, seguramente, se enterarán muy pronto de los datos y pierden la confianza en nosotros
También conviene evitar el exceso de información y, dentro de lo posible, el contacto con los medios y las omnipresentes redes. En este sentido, es mejor que sepan lo que pasa por iniciativa de su familia, y siempre teniendo en cuenta su edad. No es posible protegerlos en una burbuja: la realidad nos supera.
Más allá de todo lo que podamos hacer al respecto, es normal que el niño sufra alteraciones en el sueño, cansancio físico y surjan comportamientos fuera de lo común.
No sirve
- Alarmarse ni alarmar a los chicos
- Quedarnos en el reclamo y la queja sin hacer cambios en casa o sin colaborar para que cambie la sociedad, esto estresa a los chicos, porque no ven salida.
- Disimular el hecho.
- Decir que es un caso aislado.
Sirve
- Filtrar la información, especialmente con los chiquitos.
- Enseñar no asustar.
- Aceptar el dolor porque esas cosas pasan y porque no podemos controlar todo.
- Permitirles hablar y desahogarse
- Dar respuestas claras, sin demasiadas descripciones
- Adelantarse a las situaciones
- Darles todas las recomendaciones que consideramos necesarias para su seguridad: modos de actuar o reaccionar, especialmente cuando salen solos.
Tengamos en cuenta que, según la edad del niño, tal vez no tenga noción respecto de qué es la muerte.
La foto de Umma deportista circuló en las redes.