Por Dra. María Amalia Caballero – Periodista – direccion@sembrarvalores.org.ar
Una sonrisa serena propia de la sabiduría que refleja, Conversamos acerca de este nuevo libro, un entretenido y lúcido acercamiento a jóvenes y adolescentes.
El libro nace porque notaba que los chicos están contagiados de perfiles mayoritarios confortativo, trasgresor. Y yo creo que en la adolescencia hay todavía una reserva para una vida sensata. Quise contrarrestar el modelo desorientador que se ve en los medios masivos de comunicación. No comemos solo pan, el ser humano se alimenta también de ideales, de modelos de vida.
Quise una novela que fuera fiel a la realidad que viven los adolescentes hoy, nada de una sociedad ideal donde todo es perfecto. No, porque no es así, el chico hoy está expuesto a la droga, a la violencia a cualquier forma de sexualidad, está expuesto a todo. Y yo quería ayudarlos a descubrir a través de los personajes de la novela que es posible sin dejar de estar en el mundo real, que sea enriquecedor, que los prepare para una adultez feliz, para un matrimonio feliz. Eso motivó que yo escribiera esa novela.
-¿Quién va a agarrar este libro, el adolescente, el papá, un profesor?
–Antes de mandar a la imprenta este libro, lo hice leer por jóvenes y por adultos. Los adolescentes me contestaron enseguida diciéndome que se habían «enganchado» con la lectura. Esa palabrita me sonó bien porque veían su mundo y les interesaba lo que pasaba. También me dijeron que dejaba un mensaje humano y eso, en boca de adolescentes, me pareció que era muy fuerte. Y, los adultos coincidieron en que era para adolescentes pero también para padres y docentes porque entre los protagonistas están los padres, la rectora del colegio que es una mujer extraordinario que sabe encontrar un modo adecuado y motivador para los chicos.
–La novela genera curiosidad, a ver cuál es el próximo personaje que va a aparecer, como en una serie. ¿Pero quiénes son estos chicos?
–Llevo casi 50 años dedicado a la docencia y a la psicoterapia. He visto a Lucas, a Martina, a cada uno de los personajes en la vida real. Creo que no he inventado nada, he acompañado a chicos que eran estos personajes, que después los trabajé porque tenía que crear una ficción aunque, eran personas de carne y hueso. Tuve que darle forma para que fuera una novela. Yo los había conocido en persona.
-Mi llamaron la atención las familias de clase media, con valores y pensé, los protagonistas pueden ser como son porque tienen el papá y la mamá que tienen.
–Lo has captado, quise reflejar cómo los chicos tienen la posibilidad de ser de acuerdo con los modelos recibidos en el hogar. También hay un par de padres con perfiles diferentes, más permisivos, alguno incluso violento. Pero, en general, son de clase media, existen. Quería mostrar con qué recursos de acompañamiento respetuoso y real los padres pueden crearle un contexto que les sirva como el mejor discurso pedagógico. Lo que educa es la experiencia vivida. Se da el espacio para crecer en un contexto normalmente sano sin que falten los chisporroteos actuales. Pero, si hay padres con valores, el chico va mamando una experiencia.
–Son perfiles que en los medios casi no están y en las familias cuesta encontrarlos.
–Comparto, el modelo que predomina en los medios no permite el desarrollo del adolescente, en cambio cuando el clima de la familia ayuda, el chico saca lo mejor de sí. Son adolescentes pero no son perversos, el adolescente es muy noble sólo hay saber que tocarle «la fibra de nobleza» para confirmarle que es posible vivir así.
El adolescente es muy noble sólo hay que saber tocarle «la fibra de nobleza» para confirmarle que es posible vivir así.
-Muchos padres prefieren no contrastar, ser indulgentes, para que no se vayan de casa, para evitarse un disgusto.
Cuando se discute, necesariamente uno gana y otro pierde. Si en el hogar se dialoga, el chico aprende y tiene la libertad de decirle algo a su papá.
-Tengo la experiencia de un chico de 18 años, cocainómano, que se hartó porque el sicólogo le decía que su consumo era una picardía adolescente. El padre buscó otro profesional, y me encontró a mí que soy de la idea de que en la vida, como en un partido de futbol, hay reglas. Cuando se fue recuperando, le costó hablar con su familia, pero al final me dijo Julio: “qué bueno es tener una familia”. Sigo luchando para que los padres sean parejas que dialogan. No pretendo que no tengan problemas sino que pueden resolverlos cordialmente dialogando. Cuando se discute, necesariamente uno gana y otro pierde. Si en el hogar si dialoga, el chico aprende y tiene la libertad de decirle algo a su papá.
En la vida como en un partido de futbol hay reglas.
-Hay papás que tienen pánico de que el chico se diferencie.
–Me basé en mi experiencia como padre, docente y psicoterapeuta. No creo en esos purismos que hacen daño. Me fijé en la realidad. En algún momento la rectora cumple el lugar debieron tener los padres. El alumno le plantea un problema y ella: le devolvió la ciudadanía, la normalidad, la dignidad de persona. Aun cuando queden hilos sueltos, argumentos que pueden estar en otros de mis libros, no se puede pretender agotar cada tema, es una novela.
-¿Hay algo que quisieras decirme y no lo pregunté?
– Los padres necesitan aprender a dialogar las diferencias, ahí comienza todo. En el 99% de los casos no dialogan, discuten. Tengo un axioma: Cuando la relación se funda en ver quién tiene razón, el acuerdo razonable no llega nunca. Cuando la relación se funda en la cordialidad, el acuerdo razonable llega normalmente. En el libro lo he trabajado de una forma indirecta.
Y, es así el autor va «dejando caer», el lector atento podrá descubrir estos mensajes y seguramente, muchos más.
Quién es Julio César Labaké,
un joven que acaba de cumplir sus noventa, y conoció a su esposa, Angélica, cuando estudiaba filosofía en la USAL, allí se pusieron de novios. Ahora, faltan dos años para las «bodas de oro». Tienen dos hijos y cuatro nietos varones que cuando llegan de visita, además de correr por toda la casa, se prenden al teclado que tiene el Doctor Labaké en un rincón del living.
Maestro Normal Nacional, Bachiller en Filosofía, Licenciado en Psicología, Doctor en Psicología Social. Psicoterapeuta, conferencista y escritor. Ha publicado más de 40 libros entre los que destacamos por su relación con esta obra: “Adolescencia y personalidad” (Bonum, Buenos Aires), traducido al italiano en 2005; “El hombre, la libertad y los valores” (Bonum), “Test Multifactorial de Orientación Vocacional” (Bonum), y el “Método para Aprender a Pensar” (Santillana, 1998), “VALORES Y LIMITES. LA BRÚJULA PERDIDA”, (Bonum), “LA REVOLUCIÓN DE LA SENSATEZ”, ( Aguilar, Buenos Aires, 2007). “YO AMO,TU AMAS. Escenas de una utopía posible” (Aguilar, Buenos Aires, 2008), y “ADOLESCENTES NO SE DEJEN ENGAÑAR”, (Bonum, 2009).
Es Miembro de Número de la Academia Nacional de Educación.