Georgina Azocar y Adriana Ceballos @coachingdefamilia
Mi marido habitualmente se cierra al diálogo, casi no intervenía en la crianza de nuestros hijos. Pero ahora, que los chicos están preadolescentes y empiezan a intervenir en las conversaciones, toma actitudes casi violentas, no me deja intervenir y prefiero no hacerlo para no aumentar su enojo. Cómo puedo generar una oportunidad para conversar, ¿cuál sería el tema principal, los hijos, la casa, el clima familiar? Sé que no es fácil y menos a distancia pero, necesito ayuda y no tengo acceso a personas capacitadas en la ciudad que vivimos.
Cuando comenzamos una relación, hay costumbres que son fundantes. Aquello que «se fija» y queda como hábito en los primeros momentos, luego será más complejo de modificar en el tiempo.
El diálogo es una de las primeras herramientas a instalar: tener conversaciones y la oportunidad de participar en la búsqueda del entendimiento y la transformación es importante. Así mismo, dialogar permite formular nuevos acuerdos para seguir adelante en los cambios de etapa.
Siempre es tiempo oportuno.
Cuando una pareja no tiene esta costumbre, pueden generarse situaciones incómodas y hasta violentas. La imposibilidad de generar nuevas acciones mediante la palabra, se reflejará más adelante en la relación con los hijos/as, dado que la «no comunicación» se trasladará a ellos/as.
Dialogar no es imponer, no es agredir ni violentar. Es escucha activa, apertura, acción.
Nos compartis que tus hijos son «casi» adolescentes, Para ellos, simplemente hablarles de manera autoritaria impidiendo, a la vez, que se expresen es violencia. Así desde el padre/madre agresor, se puede estar afectando la propia adolescencia como recuerdo negativo, además del miedo a una etapa que es de por sí compleja porque viven muchos cambios, y muchas otras cuestiones más.
Hablarles de manera autoritaria impidiendo que se expresen es violencia.
Hay momentos en los cuales, cuando los hijos/as son tratados de este modo es necesario intervenir. ¿Cómo? Primero acordando con la pareja todo aquello que sea necesario abordar para tener acuerdos de familia, poniendo foco en la agresión.
De estos acuerdos bien planteados, nacerán acciones concretas para beneficiar a los adolescentes en su búsqueda de identidad.
Actuar desde el amor de padres para que ese cariño vaya por delante de nuestra voluntad de imponer.
Desde el lado adulto, se trata de lograr puntos de encuentro, para actuar desde el amor de padres y que ese cariño vaya por delante de nuestra voluntad de imponer. Necesitamos tener presente que los hijos/as nos miran, nos observan -todo el tiempo-.
Como padre o madre es nuestra obligación proteger a los hijos/as de situaciones conflictivas y abusivas por parte de cualquier familiar.
Son tiempos difíciles en los que vale la pena plantearse si es necesario recurrir a un profesional que acompañe. Hoy la tecnología está al alcance de todos.
Siempre es tiempo oportuno, nunca es tarde. Acordate que, no podemos cambiar la historia, pero podemos cambiarle el final.
No podemos cambiar la historia, podemos cambiarle el final.
@coachingdefamilia