MARIUQUI MAGRANE
Orientadora Familiar y Asesora en Relaciones Familiares
Vos también podés escribir a – consultorio@sembrarvalores.org.ar
[notification type=»success» title=»Humor tóxico»]
Estoy cansada del permanente mal humor de mi hija. Tiene 22 años, vive en casa y su malhumor es tóxico. ¿La puedo ayudar a revertirlo?
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Me encanta que intentes algún cambio en vez de enojarte cada vez más o decir “No pasa nada… es una malhumorada, ya se le va a pasar…”
¿Qué tipo de comunicación tenés con tu hija?, ¿qué has intentado hasta ahora para sacarle una sonrisa? Por ejemplo, ¿elogiás, a veces, algo de su aspecto personal, sus estudios, su trabajo…? ¿Usás el sentido del humor, según tu y su manera de ser: verbal, virtual, gestual? ¿Conocés lo que piensa, sus intereses, sus aspiraciones? ¿Podés hacerle alguna pregunta abierta que la haga pensar en positivo? ¿Sabés qué la frustra, a qué le tiene miedo?
Seguro sabés escucharla. Probá con la escucha activa, ponerte en su lugar. No es fácil ser joven y vivir la cultura de este momento.
Comprendela aunque no la entiendas. No es un juego de palabras. Quizás nada le viene bien porque es una inconformista. Tratá de mostrarle que se puede vivir sencillamente, sin enroscarse por todo. Y un paso más: ¿qué la puede motivar para vivir en armonía con ella misma?
Otras razones del mal humor pueden tener que ver con alguna situación en la familia; por ejemplo, cuando falta la plata o cuando hay maltrato, porque no hay buenos hábitos de ayuda, porque abundan los problemas.
No olvides que las personas nos entendemos conversando y que el recurso a los medios virtuales ayuda. A algunos, a aflojarse y hablar. A veces es mejor emplearlos que no hacer nada.
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[notification type=»success» title=»Entre gritos»]
En mi familia estamos pasando por una etapa de grandes dramatismos. Estamos todos nerviosos y nos gritamos entre nosotros y a los chicos. Reconozco que yo soy el peor de todos.
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Es verdad que hay familias más gritonas que otras y que todos, incluidos los hijos, se acostumbran, más o menos, a ese trato. Pero tengo que decirte que no es una buena costumbre y veo que vos lo sentís de la misma manera.Los gritos suenan a amenazas y tienen efectos negativos en la personalidad de los hijos. Miedo, tristeza, rabia son algunas de las emociones que sienten los hijos cuando gritamos. No te olvides de que somos el espejo donde nuestros hijos se miran. No hay padres perfectos, pero se puede trabajar por ser un poco mejor persona, para dialogar sin gritos, chantajes, ni comparaciones que hacen mucho mal y nos separan de nuestros hijos. Nos distanciamos de sus necesidades emocionales. ¿Qué puede ayudarte a frenar tu agresividad? Respirar, reflexionar para comprender y ser conscientes de las consecuencias de los gritos.
Otro recurso es reconocer los momentos, las cosas que más te irritan y te hacen reaccionar gritando.
A partir de ese descubrimiento podrás ver cómo controlarte, pensar si se puede tomar distancia de esta situación.
Cada vez que le levantes la voz a alguien pedí perdón, especialmente si es tu mujer o alguno de tus hijos. Pedir perdón te ayuda a ponerte en otra actitud y de ese modo ponés en evidencia ante los demás que no es la conducta que deseás, que reconocés que estuvo mal, aunque en tu interior sigan dando vueltas algunas excusas… que, te sugiero, les pongas el adjetivo de “falsas” así se corta en tu interior esa autodefensa que no te ayuda a evitar esa mala costumbre.
Si conocieras el poder de la amabilidad… cuántas cosas se consiguen con ella. Hay un libro que se llama así, que me gustó mucho, lo podés encontrar gratis en internet.
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[notification type=»success» title=»Quiero vivir solo»]
No me banco mi realidad, tengo 29 años, quiero vivir solo y no llego con el dinero que gano. En casa, mis padres me hacen la vida imposible.
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¡Hola! Poca solución veo a vivir solo sin dinero suficiente. Pero es un problema que tiene salidas posibles. Ante todo, cuando tengas un trabajo que pueda sostener un alquiler y servicios podrás lograrlo. No sé en qué condiciones estás trabajando. Lograr un empleo que te permita sostenerte puede costar pero no es algo inalcanzable. Siempre está la opción de compartir con uno o más amigos. Esto te lleva a preguntarte: ¿quiero vivir solo realmente o no quiero seguir viviendo en la casa de mis padres?
Mientras tanto… tengo que decirte que hay que respetar las leyes de la casa. Si te resultan asfixiantes, poné toda tu creatividad en acción para convencer a tus padres de tu propuesta superadora y tu deseo real de lograr una mejor convivencia.
También tenés edad para negociar los límites y asegurarte de que sean claros porque claridad y consenso son claves para una convivencia sana.
Sin bien cada familia tiene sus modos de comunicarse, vos procurá que sea una comunicación abierta y desarrollada desde el respeto mutuo. Y un tema más: que siempre seas leal a lo convenido, leal a tu familia.