Hugo Porta, el mejor rugbier argentino de la historia

Hugo Porta ve en el deporte un vehículo hacia el futuro y de eso hablamos en la cárcel de Batán, mientras se prepara todo para el cuadrangular de equipos de distintas cárceles de la provincia de Buenos Aires.

Por María Amalia Caballero, Periodista. direccion@sembrarvalores.org.ar

Hugo Porta llega a Batán acompañado por Esteban Viñas fundador de Cambio de Paso, hoy celebrar los 12 años de trabajo en cárceles y barrios periféricos. Entre saludos formales y abrazos de amigos arranca nuestro diálogo:

Hugo Porta con mac al comenzar la entrevista

SV: ¿Cuál es el valor principal del rugby?

HP: Es un vehículo hacia el futuro, una manera de aceptar al otro, una manera de convivir. La finalidad del deporte, en general es ésa. Tenemos que desdramatizar esto de ganar o perder . Porque yo, en lo personal, perdí mucho más de lo que gané. Y la gente me considera un exitoso. Pude jugar al rugby gracias a un gordo que se llamaba Marrón que jugaba de pilar y cuando perdíamos, los martes estaba corriendo al lado mío. Entonces esas son las cosas que hay que transmitir y valorar del juego.

¿Qué te dejó el rugby?

Soy hijo único, el rugby me enseñó a compartir, me enseñó a ayudar al otro, y me permitió realizarme. Mi padre se llamaba Hugo, así que yo siempre fui Huguito, tengo 70 años y la gente de mi club me dice Huguito.

El único momento donde era Hugo, me sentía Hugo y tomaba mis propias decisiones era en los 80’ que jugaba al rugby el fin de semana. Eso me ayudó a organizar mi vida, a aprovechar el tiempo.

Y también me ayudó a socializar. Con Ana, mi mujer, nos conocemos desde que ella tenía 13 años y yo 15 así que hace muchos años que estamos juntos, nos casamos en el ’76..

¿Cuál es tu opinión sobre la profesionalización del rugby?

A mí el rugby me enseñó un «modo» de vida. Nunca fue un «medio» de vida. Siempre jugué al rugby para divertirme, no como un trabajo lo que me permitió ser dueño de mí mismo, tomar mis propias decisiones. Nunca hubo un patrón que me dijera lo que tenía que hacer. Sí hubo muchos maestros, los que me enseñaron y a los cuales respeto.

Pero no conozco del mundo profesional. Y lo que le deseo al que toma el camino del profesionalismo, que ojalá gane mucho dinero y le vaya muy bien pero se pierde esta estrella de ser deportista amateur.

¿Se pierden los valores?

No, los valores están en el juego y depende de quién los enseñe. El saber capitalizar la enseñanza que deja una derrota y entender que eso es parte del éxito. Para el profesional es su trabajo, tiene que trabajar y hacerlo bien.

¿Es un juego de bestias, jugado por caballeros?

En el rugby hay de todo, es como la vida, no somos todos buenos. No existe: hay gente buena y gente mala. Hay gente que enseña las cosas como debe, gente que no. Pero es parte de la vida. Uno lo que tiene que hacer es tomar lo que le hace bien y le conviene.

El rugby ¿transmite valores a la sociedad?

Todos los deportes transmiten valores y no importa la forma de la pelota. Sí importa quién los enseña, importan los maestros. Por eso los clubes en Argentina son tan significativos porque la gente da su tiempo en forma gratuita, voluntaria, eso hay que valorarlo y no hay plata que lo pague.

¿Cuál es el impacto de la política en el rugby?

Depende de cómo se tome, es lógico que se tengan posiciones diferentes, el tema es… Yo fui embajador en África del Sur, me tocó el honor de reestablecer las relaciones diplomáticas. Llegué pocos días después de que Mandela había sido liberado y me fui con él como presidente de la república. Fue una experiencia increíble para mí, para mi familia, para todos.

Yo no soy dirigente de rugby soy presidente de mi club.

¿Cuál fue el impacto de la pandemia?

La pandemia demostró el valor sublime que tienen los clubes. Se mantuvieron todos vivos a través de zoom, a través de estar en contacto con los chicos, de entrenarse en las casas. Eso demuestra la cultura que hay en Argentina. No hay lugar del mundo donde haya tantos clubes de rugby como en Argentina. Lo que sucede es que, en muchos aspectos donde no llega el Estado, llega el Club. Mandela siempre nos decía, yo fui un privilegiado porque tuve con él una amistad increíble. El siempre decía que los deportistas tenemos más responsabilidad que los políticos porque les llegamos a los jóvenes con un mensaje directo, hablamos su mismo idioma y nuestra responsabilidad es muy grande porque de algún modo somos o debemos ser un ejemplo para los jóvenes.

¿Cuál es hoy el trabajo desde Laureus?

Trabajamos con gente que merece ser ayudada y lo hacemos de forma voluntaria, desde la humildad y el silencio porque cuando uno ayuda se hace mucho bien a sí mismo.

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