Acompañar a los hijos en sus estudios es todo un desafío. Queremos dejarlos crecer y, a la vez, contenerlos. Salir del encierro, compartir burbujas… enfrentamos los nuevos desafíos.
Por Belén de Marcos. Profesora de Filosofía. Orientadora Familiar. www.hiperia.com.ar
IG hiperiadesarrollandotutalento
“Mi hijo se cambia de Universidad. Quiere ver, si en otra le va mejor”.
“Pedro decidió estudiar otra carrera. Cree que ésta es muy difícil”.
“Agustina estudia todo el día, se angustia y llora. ¡Aprueba a duras penas!”
“La virtualidad lo está complicando. Se siente muy incómodo e inhibido”.
Estas frases, y muchas más, resuenan en nuestros oídos a diario. Acompañar a los hijos en sus estudios es todo un desafío. Queremos dejarlos crecer y, a la vez, contenerlos.
Cuando era chico y se largaba a caminar, para que no se cayera, simplemente extendíamos nuestros brazos rodeando su cuerpito… estábamos ahí, dándole seguridad mientras avanzaba solo.
El año de pandemia ha traído muchos beneficios, con algunos obstáculos que seguimos superando. En mi opinión, lo más importante a corregir son cosas tan esenciales que las llamamos ´verdades de perogrullo´.
Estudio con relación al deporte
Si observamos a profesionales del deporte tendremos claridad para analizar lo que significa estudiar. Ser un buen deportista conlleva los mismos hábitos de un buen estudiante. Basta con mirar al que juega en la primera de un equipo de fútbol o hockey y al que es excelente en el estudio.
Empecemos analizando el LUGAR de estudio:
La mesa de estudio es la cancha
Muchas veces los alumnos nos dicen que estudian cuando el hermano se levanta de dormir o cuando no ocupan la mesa de la cocina. Esto implica que van con sus libros y papeles, su tablet, o computadora y el celular de un lugar a otro de la casa buscando dónde ponerse.
Así como para practicar algún deporte, se necesita una cancha, para que nuestros hijos estudien es imprescindible que tengan su mesa, su cuarto, sus libros. No hay que tener una mansión para que cada uno tenga su espacio. Se trata de un simple rincón donde puedan aislarse para trabajar, es decir, para estudiar porque su trabajo es el estudio.
Un lugar fijo o mochila de estudio
Aunque sea un rinconcito es estar mejor preparado para concentrarse en la tarea, un lugar donde tenga juntos todos los materiales de estudio que van a necesitar. Si no es posible, se soluciona con una mochila de estudio.
Si tienen cerca una biblioteca abierta, a veces se consigue ahí un mejor lugar en cuanto espacio y tranquilidad, podrán trasladarse con su mochila sin que nada les es falte.
En segundo lugar, es imprescindible que tengan los MATERIALES para la clase.
Los materiales de estudio y la raqueta de tenis
Cuando eran chiquitos gastábamos fortunas en cuadernos, libros, etc. A medida que crecen nos despreocupamos de este tema porque se van haciendo cargo ellos, aunque nosotros sigamos pagando.
Hoy por hoy, la computadora con buena conexión de internet es elemental e insustituible, los libros no han desaparecido, en papel o digitales, siguen siendo muy necesarios y sus apuntes completos (tomados tanto con escritura manual como con un teclado), cuadernos, marcadores de colores, etc.
Todos estos elementos son tan necesario como una raqueta para jugar al tenis.
Afortunadamente, nuestros estudiantes, en general, se manejan muy bien con la computadora. Pero, podrían mejorar su dactilografía para escribir más rápido, sin mirar y sin errores. Hay muchas aplicaciones en internet que ofrecen, gratuitamente, juegos para aprender a usar el teclado. Suelen ser muy divertidos y, de esta manera, se entretienen aprendiendo algo muy útil. Simplemente hay que entrar a app. store, por ej. Y poner ´Dactilografía´.
La tercera verdad de perogurllo:
ESTUDIAR es TRABAJAR
Hay una edad para centrarse en cada tarea específica. Desde que empiezan la escolarización hasta que terminan la universidad, es su momento adecuado para el estudio. Durante todo ese tiempo, la sociedad sostiene a nuestros jóvenes esperando que cumplan con esa labor y obtengan buenos resultado para devolver con su esfuerzo, el esfuerzo de los demás.
Los padres, profesores, los centros educativos compartimos la alegría con que celebran los chicos cuando hicieron bien su trabajo, y es un momento en que se les suele recordar su deber respecto del país que ha confiado en ellos.
Por útimo, estudiar/trabajar implica desarrollar hábitos para fijarse objetivos, sostenerlos en el tiempo, resistir ante las presiones, saber levantarse de las caídas, festejar los logros y compartir esa alegría, de organizarse con los tiempos, etc.
Los padres podemos acompañar, estar cerca, ayudar en algo cuando hace falta, pero la responsabilidad es de ellos, cometeríamos u error, si intentamos reemplazarlos.
Virtudes para el deporte, el estudio, el trabajo, la vida
Estos hábitos buenos se llaman VIRTUDES, son necesarias para cualquier actividad. Por eso el que su trabajo principal sea el estudio no se contrapone -al contario-. con que nuestros hijos se hagan responsables de alguna tarea de la casa, que practiquen deportes, que visiten a alguien necesitado.
En muchos casos comprobamos que pandemia nos desarmó rutinas y la organización previa, ahora es funtamental recuperarlas para ser y sentirnos útiles, para crecer como personas. Volver a una grilla con horarios de actividades fijas puede ser muy útil, siempre con constancia, al menos, de 21 días al mes.
De la mejor forma adecuada a su edad, seguimos formando a los hijos en la virtud. Y, según el caso, los ayudamos también a buscar las herramientas específicas para un estudio efectivo y los acompañamos a armar su lugar de estudio, a que antes de arrancar se aseguren que tienen los materiales que les resulten efectivos y, por último, a que cumplan con la tarea propia de su edad.
Recuperar estos hábitos buenos, pos pandemia, nos cuesta a todos, no es tarea menor acompañar a los hijos, aunque ya estén en la Universidad y, tal vez, en otro momento no lo hayan necesitado.