FAMILIAS UNIVERSALES

Jóvenes

 

Conviví con familias de distintos países; aquí les comparto mi visión respecto de las costumbres y la misión de esta pieza clave de la sociedad.

 

Pauline Gordon (22) | Voluntaria de AIESEC

 

[dropcap]U[/dropcap] na de las cosas que aprendí al viajar es que las familias en todo el mundo son más similares de lo que podríamos pensar. Pasar tiempo en distintos países de diferentes continentes te permite comunicarte adecuadamente con las comunidades locales, hasta el punto de que en lugar de ser un anfitrión y un viajero, te conviertes en personas con características comunes. Todos tenemos tradiciones y rituales en nuestras familias que nos unen como niños o padres, y nos muestran que somos más parecidos que diferentes. Ser conscientes de esto nos permite también apreciar, más fuertemente, la diferencia de cada uno.

[button link=»» color=»red» icon=»» size=»large»]   Alrededor de una mesa   [/button]
Entre las tradiciones familiares, las más importantes se centran en la comida.
Para empezar, aunque el horario puede variar entre las 6 de la tarde en Inglaterra y las 11 de la noche en Argentina, las familias de todo el mundo cenan juntas cuando se reúnen después de un largo día de estudio o trabajo. Es un momento importante para reforzar el vínculo familiar, se comparten historias del día o se hacen planes para el fin de semana.

En Europa, estos planes se suelen emplear con amigos en un paseo por la ciudad o en una barbacoa. Sin embargo, en Latinoamérica, los fines de semana generalmente se pasan con su familia, ¡y ni siquiera pienses en perderte el asado dominical!

Una estudiante de Bolivia me dijo que cuando llegó a Argentina le tomó dos meses antes de ser invitada a la familia de su amigo para un asado dominical. «Recuerdo que me sentía un poco nostálgica porque quería haber estado con mi familia ese día, pero al invitarme a su tradición dominical sentí que también era parte de una nueva familia. Fue un momento agradable, todo el mundo estaba muy feliz y alegre, estábamos cocinando juntos y ayudando a preparar el asado. Fue un día encantador».

[button link=»» color=»red» icon=»» size=»large»]   ¿Colaboración?   [/button]
Esa es otra cosa que se encontrará más fácilmente acá: niños que ayudan a sus padres en las tareas domésticas o contribuyen a los recursos económicos, cuando son más grandes.

Los jóvenes en Argentina tienen más posibilidades de ayudar a criar a sus hermanos o tener un trabajo junto con sus estudios. Por ejemplo, la Universidad de Buenos Aires (UBA), la universidad más grande del país, informa que casi el 63% de sus 305.000 estudiantes tienen trabajo.

Y casi la mitad de ellos trabaja entre 36 y 45 horas por semana. Anna, estudiante de la UBA, me dice: «Me voy al trabajo todos los días a las 7 de la mañana y luego tengo mis clases nocturnas hasta las 23. Llego a mi casa a la medianoche. Es realmente agotador. Antes solía tener dos trabajos diferentes durante el día. Era demasiado para organizarme. Ahora solo tengo uno”.

En Francia, solo uno de cada cuatro estudiantes a tiempo completo tiene un trabajo mientras está en la universidad, y rara vez supera las 23 horas semanales.

 

LAS FAMILIAS DE TODO EL MUNDO CENAN
JUNTAS CUANDO SE RÚNEN DESPUÉS DE UN LARGO DÍA
DE ESTUDIO O TRABAJO

En ambos países existen realidades socioeconómicas que dictan estas tendencias. Sin embargo, la crisis económica que golpeó a Argentina en 2001 exigió una solidaridad familiar más fuerte en el país, particularmente a través de las generaciones.

[button link=»» color=»red» icon=»» size=»large»]   Solidaridad generacional   [/button]
Si bien en Francia se pone un gran énfasis en el papel de los abuelos, ya que es común que los nietos los visiten los fines de semana o pasen un tiempo con ellos durante las vacaciones, también es cierto que los jóvenes en Europa se alejan de sus familias mucho más fácilmente.

La familia extendida es una realidad sólida en Argentina, como en la mayoría de los países de América Latina, donde es muy común la intervención y el apoyo de los abuelos. Pienso que se debe al impacto de los valores religiosos.

Con el 78% de la población en Argentina alegando ser religiosa, frente al 40% en Francia, las costumbres religiosas son más importantes acá que en Europa, y estas a menudo unen a las familias.

[button link=»» color=»red» icon=»» size=»large»]   Intercambios   [/button]
En Francia cada vez es más común que los adultos jóvenes prefieran vivir de forma independiente cuando tienen estabilidad financiera, mientras continúan en contacto con su familia. Esto es cierto en los estudiantes que están más dispuestos a estudiar o a hacer intercambios en el extranjero. Es el caso de Enzo, estudiante francés de intercambio en Buenos Aires, quien nos explica por qué: «Después de la escuela secundaria, quería experimentar algo diferente porque había vivido en el mismo lugar durante mucho tiempo. Así que decidí ir a estudiar a España, y mis padres estuvieron de acuerdo por el beneficio de aprender un nuevo idioma. Supongo que las distancias en Europa nos facilitan estudiar en otro país. Mis padres vinieron a visitarme a Madrid y volví a casa para Navidad y vacaciones. No siempre fue fácil, ¡pero te acostumbras rápidamente! En mi último año, cuando podía ir aun más lejos para un intercambio, estaba seguro de querer hacerlo. ¡Esta fue una gran oportunidad para descubrir una cultura completamente diferente y estoy muy contento de haber elegido venir a Buenos Aires! Mi hermano vendrá a visitarme el próximo mes para descubrir más de Argentina, no puedo esperar para verlo”.

[button link=»» color=»red» icon=»» size=»large»]   El valor de los vínculos   [/button]
Por lo tanto, en todos los países la familia es un sistema de apoyo y una de las cosas más importantes. Ya sea que esté cerca o lejos, este sistema de apoyo desarrolla educación, nos forma para el futuro y nos brinda una sensación incondicional de seguridad para toda la vida. Las tradiciones son lo que mantiene cerca a todas las familias del mundo y, a pesar de la distancia, moldean los recuerdos que nos hacen ser lo que somos.

 

[notification type=»information» title=»Soy Pauline Gordon»]

Nací en Bruselas, donde viví durante 10 años, antes de ir a vivir a Francia hasta mis 18. Por tener padre inglés y madre francesa, estudié en una escuela internacional que me permite continuar mis estudios de Psicología en Londres.
Mi hermano también se unió a mí en Londres el año pasado para sus estudios de Política.
Viniendo de este entorno internacional, siempre he estado ansiosa por viajar y descubrir otras culturas y otros continentes. Por lo tanto, es natural que aprovechara la oportunidad de hacer mis diversas pasantías en el extranjero como en Vietnam, India o acá, en Buenos Aires.

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