Madre hay una sola. Y se identifica con una actitud maternal y una modalidad femenina. Mientras en las familias existe también el padre cuyo perfil es masculino, protector, cariñoso. ¿Es siempre así?, ¿se da de esta manera en todas las familias?
[button link=»» color=»smoked» icon=»» size=»large»]PREGUNTA[/button]
Siento que mi mujer no me deja actuar como varón con nuestros hijos. No está de acuerdo con mis formas de tratarlos. No les grito, pero; tengo una forma de dirigirme a ellos que es distinta. Yo admiro sos modos femeninos y los resultados que obtiene y reconozco que, a veces, no sé cómo actuar. Entonces, terminamos discutiendo delante de los chicos, sin lograr ponernos de acuerdo.
[button link=»» color=»smoked» icon=»» size=»large»]RESPUESTA[/button]
Muchas gracias por tu sinceridad y franqueza al compartir lo que te pasa y felicitaciones por salir a buscar ayuda así, de una forma directa y confidencial.
Ante lo que me contás, mi primer deseo es que no se peleen delante de sus hijos. Eso es lo que puede dañarlos, no el hecho de que sean diferentes. Es más, los modos diferentes les hacen mucho bien.
También te adelanto que pueden llegar a un “acuerdo” en lograr, comprenderse mutuamente y descubrir juntos que los hijos necesitan ese aspecto masculino y femenino de mirar la realidad, les ayudará para entender mejor el mundo en que viven.
No sos el único
No sos el único con esta queja, porque algunas madres, sobre todo, las sobreprotectoras, pretendemos que los padres traten a sus hijos, “casi” femeninamente. Y hablo de una delicadeza que es propia de las mujeres y que las madres, generalmente, vamos desarrollando en la interacción con los niños.
Conversalo con tu mujer para que entienda/acepte (porque así irá entendiendo) que tratás de actuar como padre varón con tus hijos. A veces el tono firme o algunos juegos, que a ella le pueden resultar más bruscos, sencillamente, es un modo masculino de relación y que los chicos crecerán mejor conociendo estas diferencias, sintiendo, cuando es necesario, un «no» más fuerte, firmeza en alguna decisión o que se puede prescindir de ciertas comodidades.
Serán una o varias conversaciones en las que estarás atento porque ella también tendrá propuestas que agregar, advertencias que necesita hacerte y que en esa charla, entre dos, estarás también vos abierto a recibir sus consejos, a comprender algo que está viendo ella y que, tal vez, a vos se te esta escapando o no.
En todo
Fijate que, si en casa bañás a los chicos, les das de comer, compartís las tareas con ella, el modo de hacerlo será diferente, aún cuando sea la misma tarea. Y, no puede ser ocasión de discusión, no debería serlo. No podés hacerlo como ella, ni conviene que sea así, ambos son esenciales para los hijos.
Ambos son esenciales para los hijos.
A veces, las diferencias se relacionan con virtudes que vamos a enseñar juntos papá y mamá. Por ejemplo el orden, se puede jugar a la escondida o a la guerra de almohadones, pero cuánto enseña que las cosas queden ordenadas. ¿Me vas siguiendo? Vos vas a encontrar muchos más ejemplos.
El respeto
El “respeto” es una de las joyas de la familia. Vale la pena reconocer mutuamente sus diferencias como hombre y mujer, que ayudan a complementarse, sobre todo, en la educación de sus hijos.
Es un “todos ganan” si van creciendo con alegría, porque les enseñaron a rescatar los valores de las diferencias. Tanto en la feminidad y de la masculinidad como en otras cosas de la vida.
Tal vez conviene estar advertidos respecto del riesgo de la rivalidad. El amor que vos y tu mujer tienen por sus hijos no los convierte en competidores, no se peleen por los espacios y las formas de cada uno, al contrario pueden aprovecharlo en muchos aspectos educativos, buscando el bien de todos y cada uno.
Te dejo algunas preguntas
¿Cómo es tu presencia como padre en tu casa?, ¿cómo es tu vínculo con ellos?
Si lográs ser un padre presente, cariñoso, humilde y sencillo, te querrán y te respetarán. Necesitan de tu presencia masculina, llena de calidad, no les des dinero u objetos en vez de tu tiempo. Ojalá sepas expresar lo que sentís y respaldarlo con hechos.
Y, como pareja, vuelvan siempre a la base, al hecho de que se aman, eso atenúa la confrontación, porque cada uno de ustedes es incomparable y necesario para cada uno de sus hijos.