Estamos en una situación especial para conocer más a fondo los temperamentos de cada uno. Sin embargo hay veces que estas particularidades chocan o no sabemos cómo actuar.
Por Mariuqui Magrane, asesora familiar.
Como casi todo lo que estamos viviendo, la situación que plantea la consulta es una oportunidad para conocer cuánto aportan a la familia y a la sociedad los diferentes caracteres y cómo trabajar las distintas personalidades. Ese es el tema de la consulta de hoy.
¡Hola Mariuqui!
Mi segundo hijo (4) es muy sensible. Yo no los soy tanto, me cuesta captar su permanente sensibilidad. En este largo encierro he leído varios de tus #consultorios, me gusta tu forma de ver las relaciones familiares. Por eso, me animo a preguntarte ¿Cómo lo puedo ayudar?
RESPUESTA
¡Gracias! Ojalá puedas contar con el padre, en tu casa familiar. Así, juntos lograr un plan, para ayudar en la sensibilidad de su hijo, para hacer buen equipo, para tener algunos detalles con él.
Son hijos que necesitan atención y cariño especial, ustedes pueden lograrlo.
En toda familia, casi siempre, hay un hijo más emotivo y sensible.
En toda familia, casi siempre, hay un hijo más emotivo y sensible. Y, por ello, el desafío de los padres consiste en encontrar armonía en cada situación familiar, con amigos y, en el futuro, en el colegio.
A ustedes les toca hoy, especialmente, darle el tiempo necesario para que se adapte a nuevos desafíos y ayudarlo a enfrentarlos.
Tu hijo necesita adquirir capacidades y experiencias. Precisa de ustedes su “aprobación positiva” sin ella, puede hundirse en una situación de impotencia y fracaso. Lo ideal es conseguirlo sin hacerle demasiados mimos. Pueden ir probando con pequeños desafíos, acordes a su edad, que lo preparen para su vida adulta.
Cada pequeño éxito que vaya teniendo le dará las bases para construir otros. Los expertos recomiendan establecer prioridades, por ejemplo: hay cuestiones de orden, de programación familiar, de seguridad, de buenos modales, que tienen que explicarle con cariño que no son negociables.
Al ponerle límites con serenidad, lo ayudan afrontar situaciones simples como compartir las tareas de la casa.
Una característica, que ya deben conocer perfectamente, y que, tal vez, los alarma, es que no le gustan las situaciones nuevas, que otros menos sensibles aceptan sin problema.
Viven con las emociones a flor de piel.
Viven con las emociones a flor de piel. Ustedes cuando busquen la “armonía” de cada situación, comprendan que no se trata de hacer “equilibrio”, sino de tocar las diferentes cuerdas de un corazón sensible.
Necesitamos darle nuestro tiempo para que internalice la mayor cantidad de mensajes positivos posibles, es estar cerca, con paciencia, .
Parte de la planificación, incluye ir definiendo qué batallas vamos suprimir o postergar cuando se trata de asuntos de menor importancia, así reservamos las fuerzas para cuando sean necesarias.
Intenten dividir los desafíos en partes chicas, que pueda ir aprendiendo a manejar cada situación, y llenarse de esperanza con lo que va logrando. Si siente que se respetan su dolor y “algunos” enojos, él solo encontrará su forma de negociar sin lágrimas, ni protestas.
Que sus reclamos de falta de afecto, no los agoten de manera, que siempre se salga con la suya. No lo sobreprotejan. No te olvides, todas las familias tenemos mucho que aprender de un hijo “sensible”.
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