Mariuqui suele escuchar e intenta ayudar a pensar, orientar… Hoy la escuchamos a ella, ¡se incendió su casa!
Por Mariuqui Magrane – Asesora Familiar – consultorio@sembrarvalores.org.ar
¡Mamá! ¡Se quema la casa!, gritó una de mis hijas que vive conmigo.
Es miércoles 29 de julio, son las 7 de la tarde y estoy a punto de entrar en un zoom para participar en un curso al que me han inviatdo.
De repente el grito: ¡Mamá, se quema la casa!! salgo… corro a la calle.
Es una calle, con muy poco movimiento. “Te asustas cuando pasa un auto” decía mi hijo cuando llegamos a vivir a este barrio hace 20 años. Es empedrada de adoquines y bordeada por unos eucaliptos enormes.
Aunque estamos en julio, así que ya es de noche y en pleno invierno, al decir verdad, el frío no lo siento.
Llegan vecinos, amigos, todos a ayudar
En minutos la calle se llena de vecinos desconocidos algunos y otros grandes amigos, todos llegan dispuestos a ayudar en lo que necesitemos… traen baldes, apagadores de incendios. Con el susto, nosotras no sabemos lo que necesitamos…, los vecinos sí.
Escucho gritos: ¡Cortá la electricidad de toda la casa! ¡Cortá el gas! ¿Dónde hay más baldes? ¿Quién tiene matafuegos en el auto? ¿Dónde hay una canilla?, ¿una manguera larga?
Las voces que se escuchan, son todos pedidos desde la vereda, el portón de casa está abierto. Algunos vecinos se acercan al fuego, veo como les saltan encima algunas chispas.
El camión recolector de basura que pasa y frena en la esquina, sus hombres se acercan a ayudar. ¡GRACIAS!!
Una cadena humana de hombres que cargan baldes de todos colores con agua, nos salvan la casa, contienen la extensión del fuego. Le estaré eternamente agradecida. Los veo valientes, vecinos maravillosos. De hecho, si no era por los vecinos, las cosas hubieran sido muy diferentes.
Cuando llegan los bomberos, tardaron 20 minutos en llegar. Fueron los 20 minutos más difíciles de mi vida. Quedó el aprendizaje, tenés que saber el número del cuartel de bomberos que está más cerca de tu casa, llamar al 911 puede no ser la solución.
Tengo miedo, las llamas miden más de 10 metros. Ellos, los bomberos voluntarios, logran apagar el fuego.
Y, termino con el corazón agradecido porque palpé la generosidad de personas, muchas de ellas desconocidas, que hacen la diferencia en nuestras vidas, con su solidaridad.
Viendo la intensidad del fuego, el humo, me ofrecían sus casas para comer y dormir. ¿Qué es lo que no me ofrecieron?
Estoy de vuelta en casa
Ya pasaron un par de días, estoy de vuelta en casa, pudimos aislar la zona incendiada y saber que lo que perdimos vale poco ante todo lo que estuvo en riesgo.
Agrego algo que hace a esta sección de Sembrar Valores, aunque se quemó la zona del consultorio, que por la cuarentena no estoy utilizando, mi biblioteca se salvó…
Sigo atenta a sus consultas…
#Incendio2020
#Solidaridad2020
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