En los consultorios de Mariuqui salen temas que, tal vez, nos marcaron desde la infancia. Algunos son mochilas que nuestros hijos no tienen por qué llevar.
Por Mariuqui Magrane, asesora familiar – consultorio@sembrarvalores.org.ar
¡Hola Mariuqui! Leyendo tus consultorios se me ocurrió preguntarte por una amiga que tiene dos hijos de 3 y 5 años, que es muy buena madre y se lleva re bien con el marido. Sin embargo, me llama la atención que continuamente les dice a sus hijos que ella los quiere más que su papá o va y les pregunta: ¿a quién querés más?
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Tengo otras amigas que también lo hacen. A mí no me parecen buenas las comparaciones. ¿Qué opinás?, me gustaría poder conversarlo con alguna, darles mi opinión pero conociendo la tuya. Me gusta mucho como explicás las cosas y quisiera que ellas lo tomaran tan bien como yo tomo tus respuestas a mis preguntas y a las de tantos otros que vas publicando.
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Cuando se compite para conquistar el amor de los hijos, se les hace daño.
Demostrarles un amor incondicional, es fundamental para llenarlos de seguridad. Es el mejor legado que les podemos dejar: una autoestima sana. Cuando los padres compiten, generalmente los hijos viven inseguros.
¿Qué podemos hacer los padres para motivarlos y que crezcan fuertes y seguros? Tratar de ser “equipo”. Que crezcan con mucho cariño bien demostrado, hecho explícito, conscientes de que la diferencia entre ser papá y ser mamá hace que cada uno demuestra el amor a su manera.
Para que no anden por la vida rengos emocionalmente, necesitan sentir el cariño de sus padres.
A veces pensamos que diciéndoles a los hijos que los queremos más que su papá (también algunos padres lo dicen respecto de la mamá) nos van a querer más, pero la experiencia nos demuestra que no es así. Y, para que no anden por la vida rengos emocionalmente, necesitan sentir el cariño de sus padres, no los ayuda escucharlos “competir”. Les hace mucho bien, aunque ni sean conscientes de esto, recibir lo que cada uno aporta al cariño paternal y maternal, lo específico de su propia identidad personal.
Carguemos las mochilas de los hijos con un amor sin comparaciones.
Vale la pena que carguemos las mochilas para la vida de los hijos con amor sin límites ni comparaciones. Necesitan mucho, cada vez más, de la certeza de este amor para contrarrestar la cultura del amor líquido que nos rodea y de los miedos que se viven hoy.
Podemos “justificarnos” con el clásico hacemos lo que podemos y es verdad. Pero convengamos que muchas veces, sin darnos cuentas, repetimos lo que vivimos en nuestras infancias incluso aquello que decíamos “¡eso yo no lo voy a hacer así!”
Te digo más, nuestros hijos nos miran en todas las etapas de su desarrollo, entonces demostrarse respeto y cariño en la relación de pareja, influye positivamente en ellos y resulta contradictorio ir después con la pregunta de: a quién querés más.
La sola pregunta deja un sabor feo y lleva a preguntarse ¿por qué tengo que elegir?