Escucha y confianza. Claves en la formación de adolescentes.

Por Lic. Ana María Villar – Psicopedagoga @anitavillar24 – @teenstar

Responsabilidad, en general, se asocia a un compromiso o una obligación que asumimos. Cuando se trata de adolescentes, vale la pena tener «muy» en cuenta algunas características de esta etapa de la vida.

Al hablar con los adolescentes de responsabilidad tengamos presentes algunas características propias de esta edad para que nuestra propuesta les resulte práctica y atractiva. En general, ellos prefieren cambiar las normas, eludir las responsabilidades que éstas les imponen. Suelen tomar decisiones sin tener en cuenta las consecuencias y muchas veces están bastante desmotivados. En este contexto, la familia tiene su lugar, sin duda, pero en esta edad evolutiva los amigos se convierten en una parte esencial de sus vidas.   

Si ser responsable es hacernos cargo de nuestras acciones y, al mismo tiempo, asumir sus consecuencias. ¿Cómo aplica en la vida de los adolescentes?

Algunas características

Las características de la adolescencia tienen íntima relación con tres factores que pueden ser condicionantes:

El primero es su entorno: tanto su familia, como el grupo de pertenencia -el colegio, el club, el grupo juvenil, sus amigos, etc.- donde comparten y viven sus cosas todo el tiempo y crecen día a día.

El segundo factor es lo fisiológico: los cambios físicos, emocionales, cuestiones hormonales que impactan directamente en sus formas de reaccionar y de expresarse.

El último factor la experiencia personal: lo que ellos viven de forma única, porque cada adolescente vive distintas situaciones y momentos por el simple hecho de que cada persona es única e irrepetible.

Puede sorprender , pero tal vez, aunque transitemos con ellos el mismo momento, la vivencia resulte no sólo diferente sino también, opuesta. Por esto necesitamos tanto conversar con ellos.

¿Quién soy?

Al mismo tiempo, es la etapa evolutiva en donde se forjan cuestiones claves para su futuro como adultos.

La adolescencia se centra en la pregunta: ¿Quién soy?

En un contexto lleno de contradicciones, esta pregunta aparecerá todo el tiempo y serán ellos quienes irán forjando y sosteniendo los valores e ideas que los acompañarán a lo largo de la vida.

Ya se ve que son muchos los frentes en los que necesitan trabajar y, al mismo tiempo, destaca la necesidad de formar para que se «hagan cargo» de que la responsabilidad, es decir, las consecuencias de los actos resultan “clave” . Aunque es una edad donde abundan los cambios, también sale a flote todo lo que se les enseñó en la infancia: concretamente la puesta de límites, cuando fuimos educando en la libertad..

El adolescente llega a esa edad con el «equipamiento» que fueron recibiendo de niños en casa y en el colegio.

Adolescentes de hoy y de siempre

En esta edad evolutiva los amigos se convierten en una parte esencial de sus vidas.   

Los adolescentes de hoy (y de siempre) buscan los límites, porque el límite es sano y hace bien. Poner el límite es una manera de expresarles que los amamos. Y este amor y este límite pueden venir tanto de los padres como de sus profesores y, en general de los adultos.

La responsabilidad se cultiva diariamente ejercitando los hábitos, planteándoles situaciones, haciéndolos pensar, desafiándolos para que asuman el protagonismo de sus vidas y no se conformes con ser simples testigos, porque no lo son.

Ser responsable es “hacerse cargo de”

Ser responsable es “hacerse cargo de” y eso en los tiempos que vivimos no es una moneda corriente, habitualmente no es el mensaje que reciben de sus pares, ni en los medios y redes. Por esto un punto a tener en cuenta, por parte de los educadores, consiste en en brindarles la posibilidad de un acompañamiento libre y cercano, junto a una sincera actitud de escucha permanente. Necesitamos generar espacios de confianza donde puedan pedir ayuda sin tener vergüenza, ni miedo a conocer la diferencia entre el bien y el mal.

Acompañamiento, escucha y confianza.

Ayudarlos para que sean responsables no quiere decir que no van a cometer errores, todo lo contario. Se van a equivocar muchas veces -como todos o, tal vez, un poquito más- sin embargo que no pierdan la claridad, que sepan que hay cosas que están bien y otras que están mal, pero aún más importante: hay cosas que me hacen bien y hay otras que me hacen mal. Entender qué y cómo, es parte del desafío de quienes educan unido al ejemplo.

Hay cosas que me hacen bien y hay otras que me hacen mal.

Necesitan adultos que les generen confianza y admiración: piden a gritos modelos a seguir. La propuesta consiste en que “como adultos” asumamos la responsabilidad de darles ejemplo. Sin duda, todo un desafío acompañarlos en este camino, pero al mismo tiempo es hermoso, es un acto de amor.

El adolescente que crece en responsabilidad será en la juventud una persona consciente de sus actos y tendrá la libertad de elegir aquello que le hace bien y lo hace crecer como persona.

Amor, libertad y responsabilidad

Recordemos la excelente frase, atribuida a Platón pero tan repetida: “las palabras convencen pero el ejemplo arrastra” está en nosotros enseñar desde el ejemplo para que los adolescentes que tenemos cerca puedan crecer día a día en amor, libertad y responsabilidad.

Foto de entrada: Ojalá sepamos crear ese ambiente de familia, porque en casa se habla de todo.

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