Por María Lescano – Periodista
Pornografía, ¿todavía es tabú?, ¿será una exageración?, total «todos se acostumbran»… Parece que no es tan así y, alguien tiene que decirlo.
Conocía Jokim de Irala en temas relacionados con familia y trabajo, liderazgo… Me alegró volver a encontrarlo en las redes. Desde Familia 360 acompañan a padres de familia en colegios y empresas con esos temas en los que trabajamos también en Sembrar Valores.
Esta vez, leí una publicación en la que Ana compartía una experiencia que, seguramente, nosotros también la vivimos un día cualquiera que salimos a comer en familia.
En muchos de esos lugares donde nos juntamos a comer o a tomar algo, en familia o con amigos, hay una música de fondo, o no tan de fondo, y las pantallas del salón pasan el videoclip del tema o algo que acompaña el ritmo y también la letra.
Así lo cuenta Ana:
Fuimos a comer en familia a un restaurante y en las pantallas del lugar estaban proyectando videos musicales con contenido erótico que más bien yo lo llamaría porno. Me sentía muy incómoda y me daba cuenta que los demás lo estaban pasando igual. Entonces llamé al gerente:
-Disculpa, serían tan amables de cambiar lo que proyectan en pantalla, estarás de acuerdo conmigo en que no son contenidos adecuados para un ambiente familiar.
El «jovencito» me contestó:
-Señora, esa es la música actual, lo que le gusta escuchar a la gente, pero no es obligatorio que usted vea la pantalla.
Aunque su respuesta no me pareció para nada correcta, mantuve la calma:
–Es imposible no verlas si abarcan todos los ángulos del lugar y, si lo que le interesa a la gente es escuchar la música, que la escuchen. Pero no pases los videos, sabés que se puede. Da una mirada por todas las mesas y verás cómo están impactados los niños. ¿De verdad crees que a las familias nos resulta que nuestros niños vean eso?.
Finalmente, “captó la onda” y pidió una disculpa, al minuto empezaron a transmitir un partido.
Quizá tuve suerte de la respuesta porque en otro restaurante con su negativa nos hubieran “invitado a abandonar el lugar”. Me enoja cómo se ha normalizado la pornografía, porque eso es lo que es, lo acepten o no.
Un niño o joven que está estimulado con esos videos se hará muchas preguntas.
Reconozcamos que, nos guste o no, es casi inevitable que los chicos accedan a este tipo de imágenes.
Mi hijo de 12
Hace pocos días, mi amiga Jose compartía muy disgustada algunas imágenes que su hijo de 12 años había visto en la última de Jurassic world. Estaba indignada por la producción, por el canal para niños pero a la vez, agradecida porque su hijo había sido capaz de darse cuenta de que estas escenas no eran apropiadas y le había avisado.
Mi hijo de 8
Muy poco antes, otra amiga había visto a su hijo sumergido en la pantalla del celular y percibió que algo estaba inquietando al niño (8años).
–¿Qué te pasa?, ¿qué mirás?, preguntó.
Y, también este hijo contestó a su madre desde la sencillez y la confianza:
–Quería ver cómo las chicas pierden la virginidad.
Crear este diálogo confiado entre padres, madres e hijos es el primer paso para evitarles a los chicos el recurso a la pornografía como fuente de información o diversión. Con cariño, con respeto, estaremos dando la verdadera educación sexual, esa que se transmite de padres a hijos, esa que es sincera y no enturbia.
Tanto para padres como para docentes, la advertencia obvia y natural es, que los chicos, hoy tienen muchas respuestas a un clic pero no son las que les llevan paz, por el contrario los inquietan. Además, interfieren en el desarrollo y la maduración del conocimiento propio, de las diferencias entre varones y mujeres y del valor de la sexualidad.
Padres y madres atentos, cercanos, vigilantes, que no es sinónimo de vigiladores.