El COVID19 desafía a la salud mental de los jóvenes. Para enfrentar la incertidumbre y el pánico en este contexto, la Inteligencia Emocional (IE) resulta clave para el desarrollo de la salud mental y física.
Por Camila Manno – estudiante de comunicación – Universidad Austral
Despertarse apenas minutos antes del comienzo de una clase. Conectarse a Zoom, todavía en pijama. Luchar contra el cansancio. Extrañar a amigos y familiares. Añorar los días en los que se podía salir. Así son los días de los adolescentes actualmente.
Este año ha sido, sin lugar a duda, causa del drenaje emocional de miles de jóvenes a nivel global. La adaptación fugaz a las clases por Zoom, el home office, el encierro, sumado a un futuro cada vez más incierto, han despertado ansiedad, estrés e impotencia. Según un estudio de la Fundación INECO, ocho de cada diez jóvenes argentinos tienen síntomas de depresión leve, moderada y severa.
Ocho de cada 10 jóvenes argentinos tienen síntomas de depresión leve, moderada y severa.
En un contexto en el que las emociones están a flor de piel, la Inteligencia Emocional (IE) se convierte en una clave para superar las dificultades que puedan presentarse. La IE es la capacidad de dotar de inteligencia a las emociones, de comprenderlas y gestionarlas. Un coeficiente de IE alto potencia el rendimiento intelectual, ayuda a controlar mejor las emociones y tomar decisiones más acertadas.
«Hace falta educar los sentimientos, nos dice Mariuqui Magrane, Asesora Familiar, aprender de ellos y manejar la intensidad emocional con respecto a ciertos objetos o situaciones. Pero ¿cómo lograrlo? En primer lugar, ser consciente de las emociones, reflexionar sobre ellas y darles un nombre. Una vez que se identifican y se expresan, se torna más fácil controlarlas. En segundo lugar, hay que evitar dejarse llevar por el pánico.»
Las redes sociales, los medios de comunicación y las noticias, aunque muchas veces sean falsas, pueden contribuir a emociones negativas y aumentan la ansiedad.
Cómo mantener la calma
También ayuda mantener la calma y no enloquecerse con cosas que están fuera del control de uno. Aprovechar la cuarentena para aprender cosas nuevas, hacer cursos online, leer un libro o practicar algún hobby pendiente puede mejorar el enfoque y ayuda a aminorar la ansiedad. Asimismo, mantener contacto con amigos y familiares es fundamental para nutrir las relaciones sociales y sentirse acompañado.
Según Magrane: «Es necesario, más que nunca, encontrar momentos para uno mismo. Meditar, hacer ejercicio o reflexionar cada día es una buena manera de entrenar la inteligencia emocional. Después de todo, aprender a gestionar las emociones es un proceso a largo plazo»
Estamos todos en la misma =)
Por último, practicar la empatía, todos estamos en la misma situación. Entender al otro es otra forma de conectarse con los demás.
Los cuatro pilares de la Inteligencia Emocional
- Auto conocimiento: la conciencia acertada de uno mismo, que permite conocer los puntos débiles y fuertes de los propios sentimientos.
- Auto motivación: la capacidad de generar motivos para mantener el esfuerzo.
- Empatía: sintonizar con los demás, aprender a escuchar.
- Habilidades sociales: como la crítica constructiva, que, junto al pilar anterior, ayudan a apreciar la diversidad, a resolver conflictos, a trabajar en equipo.