Desde que una persona emite un mensaje hasta que llega a la otra, PASA DE TODOOO, somos seres relacionales, podemos tener una excelente comunicación en familia.
Por Cecilia Palavecino – Coach Personal, familia y pareja. @ceciliazpalavecino
Hay miles de estudios y propuestas para mejorar nuestra comunicación. ¿Cuántas veces lo leíste o escuchaste en sembrar valores? ¿Cuántas veces intentamos mejorarlo? Hoy te propongo algunos tips que pueden simplificar y facilitar nuestra comunicación con los hijos y mejorar el clima familiar. Tal vez te animes a empezar por uno.
UNO. La escucha activa.
¿En qué consiste? Es poner nuestro YO en la periferia, desinflar nuestro ego para que el otro quepa. Según explica Francses Torralva, en su libro “El arte de saber escuchar: esto requiere de una gran humildad porque escuchamos con atención, hasta el final. La comunicación asertiva se resume en primero: escuchar para comprender y después: responder, cuando nos hicimos cargo, recibimos el mensaje. ¡Es un verdadero desafío en este mundo acelerado!
DOS. Lenguaje asertivo
Para una comunicación asertiva, se trata de salir del “mensajes YO”, frente a los “mensajes TÚ”. Es muy distinto decir Nunca estudiás a decir: Estoy preocupada/o con tus estudios. O, no pasa nada si no viene tu amiga, tenés 30 más para invitar a ponernos en su lugar y decir: me imagino que te sentirás desilusionada porque esperabas que ella viniera a jugar. ¿Querés que invitemos a otra amiga?” No es sólo el mensaje directo, sino también aquellas palabras que lo envuelven para expresar que comprendemos un sentimiento, o exteriorizar el nuestro. También el tono de voz ayuda a manifestar que entendemos sus sentimientos y buscamos acompañar.
TRES. Lenguaje no verbal
El lenguaje no verbal constituye el 80% de nuestro mensaje. Y nos lleva a mirar todas las cosas que dice nuestro cuerpo, nuestra presencia, nuestra posición mientras decimos algo. Empezamos porque no sos “cualquiera”, sos su papá o su mamá y eso para los hijos significa mucho. Puede influir el momento: los chicos los saben, por eso suelen elegir cuando estamos apurados para darnos alguna mala noticia, una mala nota, conseguir un permiso sin darnos tiempo para pensar.
Y, si nos fijamos solamente en el cuerpo: las miradas, el ceño, la boca, los dientes apretados, las manos, el encogimiento de hombros o la posición erguida hablan por sí mismos y trasmiten un mensaje muy poderoso que puede llegar a ser contradictorio con lo que estamos diciendo. Es muy elocuente y más fuerte que las palabras.
CUATRO. El parafraseo
A veces, para asegurarnos de que entendimos bien, tendemos a repetir las palabras que escuchamos. Si bien es un recurso útil para validar nuestra interpretación, tu hijo se puede sentir que lo tomaste por tonto a él o lo que te dijo. Para enmarcar este modo de comunicación en forma positiva, van algunas sugerencias: cuando digo: entiendo que estás enojada porque tuviste un problema en el colegio y no querés hacer la tarea, ¿es así?. Si lo afirman, apelamos a las preguntas abiertas: ¿Qué te parece que podés hacer para solucionarlo. Esto suena bastante distinto a un: ¡Dejate de molestar y ponete a estudiar!.
Con estos cuatro tips, sólo pretendo hacer un nuevo llamado a la toma de conciencia acerca del impacto que nuestro MODO de transmitir, una idea, un concepto, una emoción, una orden, puede influir para que sea bien o mal interpretado. Cada uno tenemos nuestro estilo comunicacional que resulta útil revisar con cierta frecuencia. ¿Te animás a empezar por uno de los cuatro?