El ejercicio de adivinar el significado de esta ecuación nos hace pensar.
Lic. María Catarineu | Especialista en bebes y niños en primera infancia | @rayuelatiempodejuego | mcatarineu@hotmail.com
A lo largo de nuestra vida, convivimos de manera constante y sonante con distintas situaciones de aprendizaje que debemos atravesar. Estos escenarios forman parte del universo cotidiano y aparecen en cada etapa del desarrollo. Desde los primeros tiempos del bebé hasta la vejez, son las piezas fundamentales del camino que nos construyen como personas y nos ofrecen crecer.
¿Cuál es la ecuación para crecer? ¿Cómo es su modo y la forma para transitar por estas rutas, que nos permiten convertimos en protagonistas de nuestros propios aprendizajes?
Punto de apoyo
Los reiterados intentos del bebé que hociquea para encontrarse con el sabor de su mamá; los movimientos del mantel para alcanzar el vasito, el zigzagueo de los primeros pasos venciendo las leyes de la gravedad, los primeros trazos, el descubrir la letra del nombre son las primeras aventuras con las que nos vamos apropiando del mundo.
Transitar con ellos, hombro
con hombro, para crecer
juntos.
Al mismo tiempo, los adultos nos inauguramos como padres mientras contemplamos el desarrollo de los hijos como reflejo de nuestro propio crecimiento. Los caminos del aprendizaje se transitan en el vínculo, en el sostén de la mirada del otro como punto de apoyo para mover el mundo.
En el proceso se va abriendo
un surco de aprendizaje que
deja huella.
Proceso vs logro
¿Qué pasaría si a la canción “a guardar, a guardar cada cosa en su lugar” le aumentáramos la velocidad? Seguramente el contenido del canto perdería sentido, ya que estaríamos priorizando el objetivo final por sobre el proceso de guardar.
Es en la demora, en la pausa, en la espera, donde se activan el pensamiento y la reflexión. Es en el proceso donde se va abriendo el surco del aprendizaje que nos deja huella. El gran desafío está en el proceso, que nos permite aparecer con lo que tenemos y con lo que no tenemos, para construir paso a paso con otros.
Con cada niño, el universo se pone a prueba. Chesterton
E+E= C
En los caminos para conquistar el saber, se despliega la maravillosa ecuación que nos permite crecer. Los niños naturalmente prueban una y otra vez operando por ENSAYO + ERROR, de manera constante, para lograr sus meta y así CRECER.
¿CUÁNTO DEL TEMOR A EQUIVOCARSE EN LOS NIÑOS TIENE QUE VER CON ELLOS Y CUÁNTO CON TODO LO QUE HEMOS PUESTO EN SU ENTORNO, QUE LES POSIBILITA O IMPIDE JUGAR LIBREMENTE ESOS DESPLIEGUES?
Prueban, intentan, se ensucian, tantean y se caen, tropiezan y se vuelven a incorporar. No hay otro modo de aprender que no sea a través de esta ecuación, en cualquier etapa de la vida. A medida que avanza el desarrollo adquirimos mayores esquemas cognitivos, que nos permiten operar con esta ecuación de un modo más abstracto, pero no deja de ser por ensayo más error.
Acompañar en la frustración
Muchas veces, la dificultad que se presenta para aprender es la del contexto o el espacio que ofrecemos para dar permiso a equivocarnos. Puede pasar que en pos del resultado, apresuremos los procesos o aumentemos las velocidades porque el error no está bien visto. Nos cuesta esperar los tiempos de nuestros hijos, sostener sus enojos, regular con ellos sus emociones.
Adelantarnos en sus ritmos, tironeando de sus posibilidades, podría llegar a ser la mayor traba para aprender. ¿Cuánto del temor a equivocarse en los niños tiene que ver con ellos y cuánto es lo que los adultos hemos puesto en su entorno, que les impide o les posibilita poder jugar esos despliegues libremente? Los más pequeños buscan nuestra mirada para sentir que ellos pueden. Al habilitarnos a nosotros mismos para crecer desde el ENSAYO y el ERROR, los estamos habilitando también a ellos, dándoles una nueva huella para poder pisar firme y seguir creciendo.
Juntos a la par
En cualquier situación de enseñanza – aprendizaje, nuestros hijos, alumnos, estudiantes, van tomando lo que les ofrecemos. El desafío es poder transitar con ellos, hombro con hombro para CRECER JUNTOS, con mil caminos por desandar que nos van dejando huella, nos construyen y nos hacen ser quienes somos.
Gracias: Facundo P y Angie P por las fotos de sus hijos.
Muy buena y reflexiva nota