Por un lado guerra y destrucción en Europa, la ciudad de Buenos Aires jaqueada por distintos movimientos sociales, violencia en una entrevista en la tele, las instituciones, también en jaque…
Evitamos la imagen violenta en la entrada para contribuir al sentido de la nota. Lamentablemente está demostrado que hacemos click más fácilmente en lo negativo, un adulto golpeando a un niño o a una mujer tendría más impacto. Elegimos ser fieles al mensaje, elegimos imágenes empáticas.
Por María Lescano – Periodista
Como todos los viernes, queremos llegar con mensaje para la familia, que lleven paz, que sean como lucecitas que se van encendiendo, especialmente, en la pareja y que se proyecta naturalmente o consensuadamente hacia los hijos.
Esta vez, la luz es roja, estamos en peligro de que el clima exterior sature el interior… hay mucha violencia ejercitada, sentida, vivida, presente en las noticias, en las redes… que al final es difícil llegar a casa y apaciguar nuestros ánimos compartir en familia.
Llegando a casa
Sí, a casa, a nuestra familia, allí “donde somos queridos tal cual somos”. ¿Podemos abusar? Estuve todo el día conteniéndome para no enojarme o reaccionar por algo que ahora en casa suelto la “bronca”.
Ahora, en casa… te recomendamos endorfinas a full:
Cada uno apenas llega, saluda al otro, a los otros, un hola, un beso un abrazo, otro al ir a dormir, otro al despertar por la mañana, al despedirnos para dejarlos en el colegio, al despedirnos para ir cada uno a su trabajo.
El pequeño y breve contacto físico de un beso, una mano un abrazo, y aunque solo fuera un “hola y una sonrisa”, pone a las endorfinas en acción. Soy alguien, frente a mí, hay alguien que me reconoce y me quiere. Y cuando siga, solo o con otros tendré en mi corazón, la paz que da el amar y el sentirse querido (no solo el saberse, necesitamos sentir el cariño).
Cuando era adolescente, nos decíamos que al entrar a casa nos poníamos la cara de Frankenstein, y detrás iba el portazo en el cuarto. Son claras señales para que nadie se acerque, nos hable o nos pregunte.
Seguramente estoy exagerando, pero que nada nos sorprenda, cada uno tiene sus momentos.
Hoy ya no, hoy, probablemente, estamos conectados con la idea de que “conviene ser empáticos”.
Y esta tan mentada empatía, eso de ponerse en el lugar del otro, tiene que ver con cuáles son las necesidades básicas de cada uno, y cuáles son las específicas. No es algo que surge de adentro de modo natural, al menos no a todos, ni siempre. Por eso se recomienda, pensarla, predisponernos a ejercitarla, a contagiarla en cada ámbito en que nos movemos.
Un ejemplo, en el trabajo, las cosas no van bien… ¿vale la pena preguntar, qué tal las cosas hoy? Será mejor celebrar la llegada, hacer un pequeño mimo y esperar a que cuando tenga ganas, darle la oportunidad para que “largue” cómo van las cosas. Y si no sale, no sale, otra vez será.
El Newsletter de Fundación Padres n°6 2022 define la empatía como: la habilidad para discernir entre nuestros sentimientos y los de los demás, saber mirar las cosas con la perspectiva de los otros y ser capaces de regular las reacciones emocionales (sorpresa, asco, miedo, alegría, tristeza, ira) de uno mismo hacia los demás (…). Nos facilita comprender las reacciones, emociones y opiniones de los demás, ir más allá de las diferencias y por ende ser más tolerantes en las interacciones sociales.
Nuestras interacciones sociales pueden responder o no a esta habilidad, si son sanas, nuestro vínculo, trato, estilo de vida será sano y seremos capaces de mostrar y comprender nuestras emociones. Necesitamos ser comprendidos, acompañados tanto para compartir un dolor como una alegría. Te presto mi hombro para que llores y brindamos juntos por esa buena noticia.
En nuestras conversaciones ¿qué predomina? La crítica, el marcar las diferencias o ¿las similitudes con tolerancia a o diferente?
Como padres, no hay “escapatoria”, para bien o para mal somos ejemplo, que nos vean ejercitar la empatía, como algo natural y también con esfuerzo. Que aun el adolescente rebelde sienta que nos “ponemos en sus zapatos”, y compartimos las emociones por su nombre: estoy enojado, tengo miedo, estoy feliz, estoy nervioso…
Los emoticones son especiales para definirnos…
gracias @AdrianDallasta y @MaríaPiadelCastillo por lo que hacen
créditos fotos: entrada bustle.com interior: laurenbeauregardphotography.com en pinterest 10-5-2022